Las diversas experiencias que se dan en el territorio en torno al acceso a alimentos saludables y a precios justos, siguen demostrando que hay un camino concreto que aterriza el concepto de soberanía alimentaria en la vida cotidiana de la comunidad.

La inflación y la perdida de poder adquisitivo parecen en nuestro país un mal endémico para el que no hay salida definitiva, sin embargo, cada vez más, el entretejido de organizaciones que trabajan en vínculo estrecho con pequeños y medianos productores, dan cuenta de vías posibles para brindar otro tipo de respuesta allí donde una y otra vez el círculo de proveedores – consumidores hace agua. Lo cierto es que el compromiso y la entrega que se multiplica en los nodos de consumo que se arman en las distintas comunidades dan cuenta de ello y el trabajo, un gran trabajo a pulmón con la convicción de andar el camino, deja sus resultados.
Así se puede ver en Ingeniero Jacobacci, localidad donde hace ya dos años funciona un nodo de consumo de alimentos formado por personas de diversos ámbitos. “El punto de mayor coincidencia que tenemos quiénes participamos de este espacio, y por lo tanto el más representativo, es fomentar el consumo de alimentos agroecológicos sabiendo cuál es el origen de estos los mismos”, describen.
Poco a poco, el nodo se va planteando, además, nuevos desafíos, con la posibilidad no solo de constituirse como un nodo de consumo, sino también pensándose en un futuro cercano como productores. Es en esta línea que recientemente se realizó una capacitación en conservas que brindó el chef e integrante del nodo, Pablo Desages. La materia prima fue adquirida en la anterior compra conjunta de verduras ofrecidas por el Colectivo Agroecológico de la Comarca Viedma Patagones. El círculo virtuoso se multiplica.
“Estamos en constante crecimiento y organización, sobre todo en organización”, dice Fabián Olguín, integrante del nodo e impulsor del equipo de comunicación que se generó a fines del año pasado y del que es parte junto a Alejandra Troncoso y Maruya Collado.
“Por ahora somos un nodo de consumo, pero con la perspectiva de ser un nodo de producción. Tenemos muchos interesados y por ahí va la idea del crecimiento”, señala. Es así que constantemente se está pensando en talleres y capacitaciones para los miembros del nodo y junto con la experiencia de las conservas, a la que se suma la iniciativa de producir salsa de tomates, se está trabajando la idea de generar ferias con los productos que adquieren para poder abastecer a familias que no están participando del nodo. Asimismo, también están ayudando a un nodo reciente que se está formando en Maquinchao, brindando una mano con el asesoramiento. “Hace poco hicimos una movida de compras agroecológicas en Fisque e incluimos a Maquinchao, que hizo su primera compra de verdura”, explica Fabián.

Construir el espacio
Tejer un nodo es más que organizar compras y entregas, algo que de por sí ya requiere un esfuerzo importante de organización. Pero hay además un entramado que se va construyendo por lo bajo, poco a poco, con la comunidad, y de ahí la fortaleza. Actualmente, el nodo de Jacobacci está compuesto por más de 70 familias.
“Hay que trabajar mucho en cambiar algunos conceptos que tenemos acerca de la alimentación y lo que comemos, saber que la agroecología no va a ser la verdura que te venden en los mercados”, dice Fabián y de algún modo se refiere a esas manzanas rojas brillantes, todas iguales sin ningún tipo de imperfección, que logra la industria. “Hay que trabajar eso conceptualmente”.
Por otro lado, también destaca la pluralidad que enriquece el hacer. “Lo que tiene de interesante este nodo es la diversidad que hay, tanto de organizaciones como de familias y vertientes. Es un espacio muy interesante en lo autogestivo y lo genuino. Tenemos una diversidad de opiniones muy amplia que no interfiere en el trabajo y el desarrollo del nodo, al contrario, eso es una parte identitaria”.
De todas formas, reconoce, articular todo el trabajo no siempre es sencillo, y una parte fuerte del trabajo siempre recae en menos manos. Es así que el crecimiento va poco a poco, pero con pasos firmes, sin intentos desmedidos, y lo cierto es que el trabajo tiene un alcance que se expande más allá delo propio, reflejándose, quiérase o no, en toda la comunidad. “Tenemos un compañero por ejemplo que tiene una rotisería a en la que elabora productos con las verduras agroecológicas, o sea que llegamos a lugares donde ni saben que estamos”.

Paso a paso
“El día 01 de marzo por la mañana, en la sede de la Cooperativa Ganadera Indígena, integrantes del Nodo Jacobacci realizaron la descarga del camión proveniente desde Buenos Aires con los alimentos solicitados por medio de la compra conjunta a la Red Nacional de Alimentos Cooperativos. Luego de la descarga se procedió a armar los pedidos por familia, los que cerca del mediodía fueron retirados y abonados”, relatan en los registros que van llevando desde el equipo de comunicación, como dejando una huella que sintetice las experiencias.
Hace poco, también, realizaron la primera compra de alimentos agroecológicos a la organización Haciendo Camino de Fisque Menuco. Para ello, cuatro compañeros salieron un día a las cinco de la mañana en una camioneta, con un carro para cargar las verduras, pegar la vuelta, descargar y al otro día repartir.
“Hicimos casi 800 kilómetros en un día, laburamos todos y todas a pulmón, porque tenemos la convicción de que este es un espacio que nos representa, que es genuino, autogestivo, y pudimos darle una mano a eso compañeros. Esas cuestiones generan los lazos cooperativos, al margen de todo lo que es la cuestión de la alimentación sana, de conseguir un producto de buena calidad a un precio conveniente para el productor y para el consumidor, y esta cuestión de la soberanía alimentaria y todos los planteos políticos más de fondo. Poder hacer esta movida con compañeros de allá me dio mucha alegría, me pareció muy interesante conocer a los productores que nos vendieron la miel, las verduras, conocer sus realidades, estar con ellos, compartir un momento”.
Como nodo, también, se han propuesto sostener un espacio de comunicación, donde van registrando las diferentes acciones. Dar lugar a este espacio, es de algún modo también una decisión importante, que pueda dar cuenta del hacer. “Estamos trabajándolo, tomando en principio la parte de difusión y haciendo pequeñas gacetillas de lo que vamos haciendo para que se difunda. También queremos armar un diagnóstico de cada organización y de la red en general para saber dónde estamos parados en cuanto a la comunicación, pudiendo también recolectar las distintas experiencias en cuanto al nodo y su visión”, sintetiza.
Así, el nodo de Jacobacci se fortalece a fuerza de hacer una y otra vez, dejando huella y acompañando la multiplicación de este tipo de experiencias. Las cosechas que deja todo ese entramado va demostrando que hay por allí un camino para andar.
Por Violeta Moraga
Cooperativa de Comunicación Popular Al Margen
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