La secretaria general de UnTER Bariloche, Adriana Lisazo, escribió una columna de opinión en relación a la nota publicada por Al Margen sobre el “Índice de Resultados Escolares: ¿Cuántos estudiantes llegan al final de la secundaria en tiempo y forma?”, publicado por el Observatorio de Argentinos por la Educación.
Con estos datos, se establece un ranking que indica el lugar relativo de cada provincia. Si los estudiantes obtienen un rendimiento alto, se supone que el sistema educativo funciona bien. Si no lo logra, se supone que ese sistema educativo presenta problemas, dificultades, fallas en su organización y diseño para el logro de sus objetivos. Desde mi punto de vista, estas afirmaciones son un tanto simplistas, porque los rendimientos de los estudiantes en unas pruebas son la resultante de una enorme y compleja red de factores (alimentación, salud, accesibilidad, procesos socio-culturales y familiares, por citar solo algunos). Imaginemos qué complejo es pensar las relaciones de un sistema educativo para la enorme diversidad de estudiantes que debe incluir (si es que estamos pensando en incluir, por supuesto). La prueba no evalúa formas de enseñar, formas de aprender. Tampoco evalúa organización escolar, financiamiento, diseños curriculares, etc. Y todos estos -junto a otros- son componentes centrales de los sistemas educativos.
En su elaboración no han participado lxs docentes sino sólo equipos técnicos; se juzga a partir de una sola prueba y podríamos pensar que la buena resolución de los ejercicios depende más de cada unx de lxs chicxs que de los aprendizajes escolares. Esto tiene que ver con la construcción de pruebas de esta naturaleza: tienen un formato, un modo de presentar la consigna, que no todxs lxs estudiantes están habituadxs a resolver y a darse cuenta qué les está preguntando, qué tienen que marcar, de qué modo resolverlo. Poder elegir la respuesta correcta depende de muchos factores, entre ellos, las habilidades y destrezas desarrolladas y ejercitadas para hacer frente a una prueba armada de este modo. Ahí aparece una dificultad: a lo mejor el pibe sabe la respuesta, pero no sabe de qué manera y en el tiempo disponible, expresarla en el formato de ese ejercicio y esa prueba. ¿Qué lugar se le da a la construcción colectiva de respuesta a problemáticas? Si el aprendizaje no es una construcción individual, ¿por qué se lo evalúa individualmente?
En esta Provincia se enseña atendiendo las Trayectorias Escolares de cada estudiante. ¿En qué lugar queda ese trabajo y ese derecho en las pruebas estandarizadas? Otra cuestión: los resultados de estas pruebas no constituyen información concreta y útil para el trabajo de docentes y directivos escolares.
Debemos dejar en claro que los rendimientos en educación y salud no dependen de un sólo factor. En el caso de la salud, por ejemplo, no depende sólo de la actividad profesional de médicos y enfermeros, sino también de las condiciones de higiene, herencia, vacunas, alimentación. Y en educación podríamos señalar la actividad de los docentes, y también, por ejemplo, la disponibilidad de medios para estudiar, para desarrollar esas habilidades, o el acceso a las tecnologías. No hay que caer en una simplificación, eso no es trabajar el tema con rigurosidad y seriedad. Influyen las condiciones de los edificios, la disponibilidad y habitualidad del uso de ciertas formas de trabajo, la formación de los docentes, las posibilidades y expectativas del núcleo familiar y del entorno social de referencia.
Los estudios serios en educación dicen que estos rendimientos son la confluencia de una multiplicidad enorme de factores. Por ejemplo, la alimentación. Se estudió que niños bien alimentados en la primera infancia tienen capacidades diferentes a aquellos niños que han sido alimentados precariamente. Están aumentando los índices de pobreza, es una alerta para pensar. El aprendizaje es resultante de una gran variedad de factores: alimenticios, edilicios, de salud general, factores que tienen que ver con expectativas y proyectos, las culturas.
Es peligroso que se llegue a medidas de simplificación mecánica que no producen ningún resultado, por ejemplo, que con sólo aumentar los libros de química en una escuela, van a mejorar los resultados de aprendizaje en esta área. Los rendimientos en ciencias, por ejemplo, son resultados de procesos muy complejos. Necesitamos laboratorios, formación de los profesores, interés y autoconfianza de parte de los alumnos, relaciones con la comunidad para trabajar con problemas reales, etc.
Un gobierno puede querer castigar a los docentes porque los resultados son bajos y ellos han hecho mal su trabajo. Eso podría ocurrir, y sería una simplificación injusta, falaz.
Se trata de construir entre todos un futuro mejor, no sólo económico, sino también política y éticamente mejor. Con procesos de continuidad democrática, de formación, aumento de presupuestos para educación, que acompañe a lxs docentes en su trabajo cotidiano con capacitaciones permanente en servicio, sostener a las familias con condiciones de vida digna. Ahí la educación cobra otro sentido, tiene otro lugar, otra posibilidad de gestarse. Creo que debemos poner los esfuerzos en esto que es urgente y muy complejo de abordar.
Por Adriana Lizazo (Unter).
Cooperativa de Comunicación Popular Al Margen
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