Si andas con ganas de cabrear un rato y te urge caminar por los filos, hacer esta travesía diaria es una excelente opción. Eso sí: asegúrate de que no haya viento ni demasiado sol, ya que se camina casi todo el tiempo muy expuesto a estas condiciones climáticas. Además no hay agua en casi todo el recorrido, si es que se hace en los meses de verano, claro está.
El trayecto comienza en el refugio Neumeyer (Chalhuaco) donde se deja el vehículo y se sigue las marcas y pircas (que son constantes) hasta la cumbre de este cerro, lo que nos puede demorar algo más de dos horas. A media hora nomás de salir del refugio está el cruce de un pequeño arroyo que puede servir para beber y cargar líquido para el resto de la caminata.
Una vez en la cumbre, ya apreciando la inmensa estepa que se abre ante nuestros ojos y después de tomar un descanso, seguimos por el filo del cerro a mano derecha rumbo al cerro Blanco, recorrido que nos demandará otras dos horas. El filo se transita bien, aunque se hace algo angosto en algunos pasajes donde se ven desplomes abruptos de ambas laderas. A medio recorrido el lomo hace una ese, y termina ascendiendo sobre el final, metros antes de la cumbre del Blanco, que debe su nombre al color de las pierdas que conforman buena parte de esa montaña que es una de las 7 cumbres más altas del Parque Nacional.
Allí la vista es simplemente imponente y se pueden ver varios volcanes de Chile, el Tronador y un sinfín de picos indómitos a nuestro alrededor, ya que nos encontramos a 2.225 metros. En esa gigante pirca (casi faraónica) que nos indica la cumbre, es donde hay una lata roja con un cuaderno dentro para registrarse o escribir los sentimientos que más nos afloren en ese momento, y que llegó hasta ese lugar gracias al grupo GEDA, del Club Andino. Inspírense y escriban frases y oraciones bimembres que quedarán inmortalizadas. Ese es también el momento ideal para sacar panorámicas, lanzar declaraciones de amor y planificar nuevas aventuras, porque como ya sabemos cada caminata nace de otra.
Desde ese punto (cumbre del Blanco) hasta la cumbre del cerro Ñireco hay cerca de hora y media, en la que hay que caminar por el filo que va hacia la izquierda casi sin perder altura. En este tramo, las huellas, marcas y pisadas son casi inexistentes por lo tanto las piedras no están tan firmes como en el resto del trayecto, por lo que se recomienda ir con cuidado para evitar caídas y torceduras.
Antes de llegar a la subida final, para evitar una cresta de piedras existente que dificulta la pasada, se sugiere rodearlas descendiendo por la ladera de la derecha para volver a subir más adelante, desde donde de muy lejos se ve la enorme pirca de piedras (si uno mira bien la divisa desde ruta de Circunvalación) que marca la cima de esta montaña, que es una de las más altas que rodean a Bariloche con sus 2.200 metros y regala una panorámica preciosa de los alrededores de la ciudad. Los cóndores nos saludarán al divisar nuestra presencia y harán que el esfuerzo siempre tenga siempre sentido.
Pensando en la vuelta, desde la cima del Ñireco se puede bajar a mano derecha por el pedrero hacia el acceso vehicular al Neumeyer, o a mano izquierda bajando por una ladera muy empinada hacia la picada del refugio Horrible, para volver por la senda que lleva hasta el barrio Pilar II. Ambas alternativas requieren buena orientación en montaña, y al menos 3 horas más de caminata. Sino quedará volver sobre nuestros pasos hasta el refugio Neumeyer, (que lleva su nombre en honor al doctor y fundador de la comisión de Auxilio del Cab), donde nuestro medio de locomoción nos estará esperando para llevarnos a nuestro hogar, al que regresaremos a tomar un merecido descanso, con los pies cansados y los ojos lleno de paisaje.
Tiempo de recorrido:
_ Refugio Chalhuaco- Cumbre del Blanco: 7 horas (ida y vuelta)
_ Refugio Chalhuaco- Cumbre del Blanco- Cumbre del Ñireco: 9 horas (ida y vuelta)
Dificultad (alta) Se requiere experiencia en pedrero, filos y estar preparado para realizar travesías con mucho desnivel.
Observaciones; Se precisa contar con excelente clima y llevar agua para casi todo el recorrido de ida y vuelta. Evitar hacer esta travesía de altura si el calor es muy intenso. Así mismo hasta el mes de diciembre seguramente habrá presencia de nieve que dificulte o impida el recorrido. Eso sí: tenés casi asegurada una foto de algún cóndor que suelen acompañar en este recorrido.
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Senderos (poco transitados) del Parque Nacional Nahuel Huapi
Las montañas están ahí, mirándonos, esperándonos, con una paciencia que conmueve. Para los que nos gusta caminar vivimos en un lugar privilegiado. No solo porque estamos rodeados de increíbles paisajes, y diversas geografías que cambian de color en cada estación, ni por los incontables espejos de agua que tenemos en un puñado de kilómetros a la redonda.
Sino por la cantidad de senderos de montaña que recorren como venas el territorio del segundo parque nacional más grande de Argentina. Sólo los senderos registrados por la Intendencia de Parques Nacionales Nahuel Huapi son 225. Si solo unimos el tramo de senderos que comprenden Huella Andina son 571 kilómetros los que podemos recorrer desde el norte de Neuquén al norte de Chubut, donde finaliza. Es casi la misma distancia que hay desde Bariloche hasta la ciudad de San Antonio Oeste, desde la montaña más alta, hasta el mar.
Además están los senderos no habilitados por Parques Nacionales, pero que existen y se pueden recorrer, sobre todo si tenés una orientación básica en montaña y te gusta buscar pircas en un filo, pelearte con las cañas para poder avanzar o cruzar ríos gélidos para conocer lugares que solo tu esfuerzo te permite llegar. El origen de estos caminos puede explicarse en el uso que le dan los pobladores de la zona, quizás ligado a mover su ganado entre una veranada y otra, o pueden ser picadas recientemente inauguradas que todavía no se encuentran en los mapas, o recorridos que por ser poco visibles, no fueron incluidos dentro de las sendas “oficiales” del parque Nacional.
Por otro lado, existen picadas señalizadas en los mapas de la región que ya no existen más porque se los “comió la vegetación”, que se modificaron y /o mejoraron en parte de sus trazos porque un alud se llevó parte de su huella por ejemplo o que ya no son accesibles debido a la prohibición de acceso “a todo público” por parte de privados o comunidades mapuches.
Así es como para los amantes de la mochila, este es el verdadero epicentro de caminatas y senderos, es más incluso que la denominada “capital nacional del trekking”, en los alrededores de Chaltén. Por estos lados a un refugio se puede llegar por 5 lados diferentes. A un valle por tres cordones distintos. Un lugar que permite que salgas caminando desde la puerta de tu casa, sea en los Coihues, el barrio de Jamaica o Colonia Suiza y llegar caminando una semana después al océano Pacífico chileno. Si se lo contas a un europeo no lo puede ni asimilar. Para un asiático será imposible.
Dentro de esta cantidad de senderos están los que son hiper turísticos, super transitados y señalizados (Frey, Quetrihue, Roca) a aquellos que siempre encontrás algún grupo o persona transitándolo y que no registran impacto aparente en la naturaleza (Bella Vista, 5 lagunas, refugio Vuriloche, etc), y los que son desconocidos para buena parte de esa comunidad que cuando el sol se asoma y la temperatura supera el dígito sobre cero, comienzan a mirar con cariño los mapas e imaginar recorridos nuevos para conocer.
Frases de mochila
_ ¿Qué opinás de la falta de acceso a los senderos de montaña? ¿Se pudo haber hecho algo en el pasado para solucionar el presente? ¿Se puede hacer algo en el presente para solucionar este tema en el futuro?
_Cuando empecé a andar por la montaña los accesos y picadas no existían, salvo el López que tenía el único refugio. Al Jakob y al Chalhuaco le abrimos el acceso nosotros. Lo mismo al nuevo refugio del Tronador. La falta de acceso en la actualidad es una normalidad en el sentido que en nuestro país tenemos 5.000 km de cordillera pero no hay legislación que se refiera a la montaña, entonces el acceso está dificultado muchas veces por los predios privados que impiden poder pasar.
Por otro lado muchos de los problemas que tienen los montañistas para acceder a ciertos lugares se deben a que esos mismos excursionistas cometían desmanes, entonces la reacción de los privados es lógica. Por ejemplo en viejo acceso a Laguna Negra, nosotros nunca tuvimos problemas, sino que empezaron cuando se empezó a robar leña o hacer fuego en el terreno del dueño y dejarlo prendidos. En síntesis, es algo principalmente cultural, pero por otro lado las servidumbres de paso deberían ser legisladas y cumplidas.
Al respecto resultan significativas las charlas que hemos mantenido con distintos montañistas del país, de diferentes generaciones, donde ellos nos reprochaban que nosotros en esa época podían disfrutar de todo y ellos no, porque lo pueden hacer nada más que 15 días por año. Nosotros le contestábamos que nosotros podíamos ir solamente los fines de semana y nunca teníamos la posibilidad de hacer una travesía que ocupe dos semanas enteras como los montañeses actuales.
Andres Lamuniere (2013, revista Kooch, Espíritu de Montaña)
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Por Sebastián “Pollo” Carapezza
Cooperativa de Comunicación Popular Al Margen
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