Verónica Lozano, integrante del Movimiento Nacional Campesino Indígena de Salta nos cuenta acerca del proceso hacia la implementación de la Ley de Reparación histórica de la Agricultura Familiar, promulgada hace 5 años.
– ¿Qué beneficios trae la implementación de la Ley de Reparación Histórica de la Agricultura Familiar?
-Su aprobación en el 2015 fue un hecho histórico, fue muy importante para todas las organizaciones del sector. Esta ley en realidad fue una construcción de muchos años de todas las organizaciones de la agricultura familiar campesino indígena y puso en el tapete un sujeto que durante muchos años estuvo invisibilizado y marginado de las políticas públicas. La ley es muy importante, no sólo porque revaloriza el rol del sector, sino porque además tiene en algunos de sus artículos herramientas muy fundamentales para el desarrollo y la mejora de la vida de los compañeros y las compañeras.
Después de esos cuatro años en los que como país vimos como perdíamos derechos, hoy los podemos volver a poner en funcionamiento y reivindicar el sector a través de la reglamentación definitiva de la ley. El 8 de septiembre el Consejo Nacional de Agricultura Familiar se juntó con Alberto Fernández y en ese contexto el presidente se comprometió a que la reglamentación salga pronto.
Esta ley tiene, entre sus artículos, un banco de tierras para garantizar el acceso a la tierra de las familias. Durante muchísimo tiempo, de manera sostenida en casi todo el siglo pasado y en este siglo el éxodo rural, los desalojos y la pérdida de derechos han sido constantes. Tenemos que frenar los desalojos y poder avanzar en el acceso a la tierra para poder revertir este proceso tan doloroso para nuestro país como es la migración rural.
– ¿Qué falta para su plena implementación?
-En el contexto de la pandemia fue muy trabajoso este año de desarrollo de las políticas públicas, de volver a poner en funcionamiento lo que es la Secretaría de Agricultura Familiar Campesina Indígena que fue devastada. Fue un blanco del macrismo es su desbaratamiento, fue muy fuerte, fue uno de los sectores del Estado que más sufrió. Estamos en este proceso de reconstrucción de la Secretaría que todavía está en marcha. En el contexto de la pandemia la reglamentación fue una parte más del trabajo que muchos compañeros y compañeras de todo el país están realizando para poner en funcionamiento lo más rápido que se pueda esta herramienta fundamental que tienen todas las familias.
– ¿En qué consiste el equipo de semillas que conforman desde el MNCI?
-En el contexto de la ley, una parte fundamental del sector tiene que ver con la lucha por las semillas nativas, las semillas criollas. Por la libre circulación de las mismas. La semilla para el campesinado y las familias productoras es el corazón de la vida, de la producción y de la soberanía. Nosotros como Movimiento Nacional Campesino Indígena hace muchos años que venimos trabajando como un equipo nacional. Hacemos un montón de cosas que tienen que ver con cuidar nuestras semillas, intercambiarlas y multiplicarlas. También estuvimos siguiendo muy de cerca todos los debates respecto a la Ley de Semillas. En este contexto de la Ley de Reparación Histórica, en el artículo 26, se garantiza el derecho al acceso a la semilla nativa y criolla. Es como una contraparte a la Ley de Semillas que todos conocemos que está en debate hace mucho tiempo, que tienen que ver más con la semilla comercial.
En ese contexto también como MNCI fuimos impulsores de un programa que hoy la Secretaría de Agricultura Familiar Campesino Indígena dio inicio que se llama Semillar. Este programa va por el rescate y multiplicación de variedades locales a través del fortalecimiento de los sistemas en los territorios. Está en articulación con el INTA y con varias instituciones que se comprometieron a desarrollar todo lo que tiene que ver con nuestra diversidad productiva, histórica y cultural en la producción de alimentos.
Por Mariela Martínez y Julia Biagioli
Equipo de Comunicación Popular Colectivo Al Margen