El Grupo de curas en la opción por los pobres retomó sus cartas. Ya no serán, como ocurrió hasta la Carta al pueblo de Dios número 20, una mirada quincenal sobre la realidad nacional anclada en la Palabra de Dios. Optaron por realizar pronunciamientos ante eventos importantes. Y el primer hecho que motiva la reflexión es el primer año del gobierno de Mauricio Macri
Grupo de curas en Opción por los pobres
8 de diciembre de 2016
Iniciado ya el tiempo de preparación a la Navidad para los cristianos y coincidiendo con el día de la Inmaculada Concepción, difundimos nuestro pensamiento y opinión desde el Evangelio y los pobres, al cumplirse el primer año de la gestión de gobierno de la Alianza Cambiemos, que asumió el poder el 10 de diciembre de 2015. Esta carta está dirigida – parafraseando al Papa Francisco en su reciente carta de cierre del año de la misericordia – “a cuantos quieran leerla”.
La Virgen se alegra en el Dios de los Pobres.
La Virgen María cuya presencia anima sin dudas la religiosidad de nuestros pueblos latinoamericanos, nos ilumina y orienta acerca del plan de Dios para la humanidad. En el marco del pasaje bíblico que describe el encuentro con su parienta Isabel, el Evangelio de Lucas (1,46-55) pone en labios de María una profesión de fe en el Dios de los pobres. María de Nazaret da gracias a Dios porque miró su sencillez con cariño y misericordia convocándola a ser madre y discípula de Jesús; porque elevó a los humildes y dispersó a los soberbios; porque derribó a los poderosos y despidió a los ricos con las manos vacías. El Dios del “Magnificat” sueña un mundo construido desde “abajo”. Reúne para eso a los más pequeños. No necesita figuras exitosas, ni lobbistas, ni famosos o violentos. No necesita las influencias ni los flujos de dinero. Es un Dios que no cuenta con los ricos y poderosos porque no ven más allá de sus intereses, no son capaces de construir un proyecto colectivo y fraterno. El poder de la codicia y el dinero no construye mundos habitables, sino seudoparaísos desiguales y concentrados donde sólo gozan los que acumulan para sí. En la sencilla alegría de María visitando a Isabel, Dios anuncia la buena noticia de un mundo nuevo, justo y humano edificado desde los pobres, la justicia y el derecho. Ese mundo es de los sencillos, los “de abajo”. Es arrebatado a los poderosos que se creen dueños de este mundo. Ya afirmaba de María el Papa Pablo VI: “fue algo del todo distinto de una mujer pasivamente remisiva o de religiosidad alienante, antes bien fue mujer que no dudó en proclamar que Dios es vindicador de los humildes y de los oprimidos y derriba sus tronos a los poderosos del mundo (cf. Lc 1, 51-53); reconocerá en María, que “sobresale entre los humildes y los pobres del Señor, una mujer fuerte que conoció la pobreza y el sufrimiento, la huida y el exilio (cf. Mt 2, 13-23): situaciones todas estas que no pueden escapar a la atención de quien quiere secundar con espíritu evangélico las energías liberadoras del hombre y de la sociedad…” (Pablo VI, Marialis Cultus 37).
Un gobierno sin política, sin historia y sin verdad
Desde el mismo día de la asunción, donde el Presidente (después de decir días antes en Olivos que la ceremonia de traspaso del mando se iba a desarrollar como de costumbre) insólitamente – con la habitual complicidad de sectores del Poder Judicial – no permitió que la Presidenta saliente ejerciera el derecho propio y democrático de entregar el mando a su legítimo sucesor, intuimos que algo malo iba a suceder. A partir de ese día comenzó un proceso implacable, acelerado y sistemático de destrucción operativa y simbólica de todo lo construido en 12 años de gobierno del Frente para la Victoria. Mientras tanto comenzó la instalación compulsiva de una matriz económica y cultural conservadora, represiva y autoritaria que convirtió en tierra arrasada muchos logros y reivindicaciones históricas para la masa popular de trabajadores y que una buena parte de los votantes del Gobierno creyeron – porque así se les había dicho – que se iban a mantener. Ese proceso persecutorio y destructor vino decorado en un envase de frivolidad y alegría, de progresismo pedante, de “paz y administración”, de nueva moral y presuntos nuevos aires frente a una ciudadanía que ellos mismos instalaron como “agotada de la política”. No había duda que muchos temas de la agenda nacional necesitaban ser abordados, reconfigurados, o estaban pendientes de resolución. Pero arrasar con todo lo construido reveló más un espíritu de revanchismo conservador que de continuidad democrática.
El estilo “Cambiemos”
Algunos rasgos de este estilo ya venían perfilándose en la campaña y el debate presidencial del 22 de noviembre de 2015:
+ La mentalidad conservadora y la anti-política:
Un permanente desprecio por las instituciones democráticas, el Estado, la militancia política, la democracia, la patria, el pueblo, la cultura latinoamericana, la historia y sus próceres, los proyectos colectivos y populares, comenzó a inyectarse en los brevísimos discursos, conferencias o declaraciones del Presidente y sus funcionarios. En las apariciones internacionales del Presidente sólo hubo chistes y frases entrecortadas que dan cuenta de una marcada trivialización de la política además del ridículo sin retorno ante los medios del mundo. Constantemente se sugirió que es necesario “despolitizar” la gestión de gobierno y la planta funcional del Estado, eliminando “la grasa militante”. La historia es algo superado que no vale la pena recordarse, por eso ballenas, yaguaretés y plantas de interior reemplazan a San Martín, Belgrano y Juan Domingo Perón en billetes y dependencias estatales. Cuadros descolgados que se vuelven a colocar. Esta puesta en escena – aparentemente neutral y aséptica – esconde en realidad una clara intencionalidad política de gobernar para los que los ayudaron a llegar al gobierno, los dueños del capital y la minoría pudiente del país sin ningún tipo de oposición. Y esconde también que la anti-política es un modo de hacer política.
+ La posverdad (=mentira) como maltrato institucional.
En abril de 2010 una revista norteamericana humorística llamada Grist, especializada en información medioambiental, publicó un artículo en el que, se dice que por primera vez, se hablaba de “política posverdad”. Dicho artículo se refería a los políticos que negaban el cambio climático, pese a toda la evidencia científica que existía al respecto. El término comenzó a generalizarse para ilustrar que se está utilizando la mentira en política de una manera más intensa y con mayor capacidad de penetración que nunca. La política siempre ha tenido una vinculación particular con la verdad; pero una cosa es exagerar, ocultar, incumplir o relativizar la verdad y otra es mentir descarada y continuadamente sobre los hechos, de la mañana hasta la noche y aun teniendo evidencia de lo contrario a lo que se dice delante de las narices. Este gobierno ha mentido ya desde antes de asumir, porque hizo todo lo contrario de lo que había afirmado que iba a hacer en el debate presidencial ya mencionado, estafando a sus votantes. Hemos asistido a un concierto de mentiras diarias en nuestra propia cara. Algunas de ellas insólitas, groseras y desafiantes de la inteligencia de la ciudadanía, como la repetición insistente que Argentina no crece hace 5 años (pero según datos del FMI, Argentina creció 13% en los últimos 5 años). Lo que cuenta es “instalar” una creencia. Otras con un marcado tono burlón, despectivo y discriminador. Pero no hay duda que este gobierno ha sabido – a través de sus sofisticados y onerosos equipos comunicacionales – utilizar con eficacia el poder de la mentira para convencer. Su máxima es: “No importa si es verdad lo que se dice. Lo que importa es que te lo crean”. Nunca habíamos sufrido tamaña vejación de nuestra capacidad intelectual. La hipocresía, el cinismo, la falsedad en el Presidente, ministros y funcionarios son un verdadero maltrato institucional cotidiano hacia el pueblo argentino. Esa burla sistemática de todos tiene sus excepciones: hay ministros o funcionarios a los que no se les conoce la voz.
Pero así como se dice de los jueces, que “hablan por sus fallos”, podemos decir que todos los ministros “fallan”, es decir “yerran” sistemáticamente y siempre “para el mismo lado”.
+ Funcionarios incompatibles y corrupción estructural
Nunca habíamos tenido un plantel de gobierno constituido en una elevada proporción por funcionarios que fueron CEO’s o gerentes en el sector privado. Un estudio reciente de la UNSAM revela que con la ley de ética pública de 1999 este gabinete no hubiera sido posible. Es una verdadera puerta abierta a la corrupción estructural ubicar funcionarios del sector privado para manejar las mismas áreas donde trabajaron desde el Estado o poner procesados por lavado de dinero al frente del organismo que controla el lavado de dinero. Son claros los conflictos de intereses y las incompatibilidades para la función pública. Mientras tanto los medios intentan que todos creamos que la corrupción fue generalizada en el gobierno anterior y nos dejaron una “pesada herencia”. Para el Gobierno y sus aliados la corrupción se conjuga exclusivamente en pasado. La persecución de presuntos corruptos del pasado es una operación mediática encaminada a dar la impresión de que se combate la corrupción, mientras tanto saquean el Estado quitando regulaciones u otorgando negocios que benefician a privados, amigos, empresas y parientes sin ningún escrúpulo. Pero mientras esta succión de los recursos públicos se realiza, el discurso oficial es de exaltación de la transparencia, el trabajo “juntos”, la honestidad y la idoneidad del “mejor equipo de los últimos 50 años”, etiqueta mentirosa si las hay. Los ministros del gabinete actual son mercaderes del dinero público y lo reparten entre sus amigos. Ética Cero.
+ La ética del Presidente
¿Qué se puede esperar de la ética de los ministros y funcionarios si hay un Presidente que asumió procesado con 214 causas, con cuentas clandestinas en el exterior y un largo prontuario en materia de irregularidades en la contratación de obra pública junto a su padre? Un Presidente que pide a la población “un esfuerzo” pero abandona la flota aérea oficial maltrecha en los hangares de El Palomar y gasta en aviones privados contratados o de aerolíneas comerciales más o menos U$A 1.700.000 en 10 meses. Un Presidente que mide los gastos operativos de Aerolíneas Argentinas en jardines de infantes, pero facilita que su padre blanquee el dinero sucio de la evasión a través de un decreto inconstitucional que contradice el espíritu de una ley votada en el Congreso. Y qué decir de un Presidente que parece no tener respuestas sobre cuestiones básicas de Estado en las ruedas de prensa “armadas” para que no pase sobresaltos. Nos queda la sensación de que todo lo que hemos dicho en estos párrafos, en cualquier país normal sería materia más que suficiente para plantear un claro pedido de juicio político al Presidente y a una buena parte de sus funcionarios. En nuestras pasadas cartas al Pueblo de Dios hemos insistido en que a gran parte de los funcionarios y ministros se les debería pedir su inmediata renuncia (o, al menos, ser sometidos a una firme interpelación en el Congreso), y nada nos ha convencido de lo contrario. Antes bien, semana a semana pensamos que más funcionarios deberían estar en ese “grupo”.
+ Un descomunal aparato comunicacional al servicio de la mentira
Los principales multimedios pintan el escenario que más le conviene al relato oficial escondiendo la realidad y forzando los temas de tapas y columnas para que parezca que pasa lo que les conviene que la gente crea que pasa (focus groups). Nunca habíamos visto este cerrojo informativo y los medios internacionales se sorprenden de eso. Redes sociales invadidas por equipos de perseguidores (trolls) rentados para desanimar, hostigar, acosar a cuantos piensen u opinen distinto a lo que se quiera imponer. Nosotros mismos hemos sido blanco de insultos gratuitos por el simple hecho de expresarnos. Los (ex) periodistas que antes informaban y ahora hacen lo que se les pide que hagan, los que antes querían preguntar y ahora no tienen más preguntas, están escribiendo las peores páginas de la historia de la comunicación en Argentina.
La destrucción de la economía (y del país)
Todos los datos con los que podríamos pulsar la vitalidad económica están mucho peor que hace un año atrás: más inflación, más endeudamiento, menos producción, menos puestos de trabajo, menos exportaciones, tarifas más caras, la inversión en baja, suba del déficit fiscal, aumento de la emisión de moneda, caída de la recaudación fiscal en términos reales, desplome del consumo y retroceso del salario real. Para delicia de los sectores más acaudalados, se liberó la bicicleta financiera, y se quitaron impuestos y retenciones y se permitió blanquear el dinero de la evasión. En vez de dar la cara y asumir los tremendos desatinos de estos últimos 12 meses, el gobierno se empeñó en culpar al gobierno anterior, esgrimiendo argumentos insólitos y ocultando -con la indispensable ayuda de los medios- los efectos de la fenomenal transferencia de ingresos desde los sectores bajos y medios hacia la minoría rica. Sólo así puede entenderse, por otra parte, que la imagen del Presidente y del gobierno no sea lo escandalosamente baja que la realidad requiere.
Este es un modelo de hambre y pobreza, de desigualdad y concentración de la riqueza, de desindustrialización y destrucción del empleo, de primarización de la economía y pérdida de la soberanía, de minimización del estado y absolutización del mercado, de destrucción del consumo y la producción, de endeudamiento desenfrenado para cubrir la fuga de capitales. Pero si como todo esto fuera poco, debemos sumarle una marcada ineptitud para el manejo operativo de la economía, cubierta con mentiras permanentes, con datos inventados, con ocultamientos de información, con promesas de un futuro feliz que nunca llega y nunca llegará. Ante algunas preguntas, mostrando su desinterés por todo, el Presidente (o sus
ministros) han respondido: “esa te la debo”. Queremos decirle que nos está debiendo un país entero.
Efectos colaterales en los pobres
Estas decisiones impactan en la vida de los pobres, los trabajadores, y el campo popular. La salud, el trabajo, la educación han dejado de ser entendidos como derechos y se convierten en áreas de explotación comercial:
+ Pobreza: La mentira de la Pobreza Cero tuvo patas muy cortas. La inflación descontrolada, la devaluación del peso, el brutal tarifazo de los servicios públicos, y la falta de contención estatal que redujo, subejecutó o anuló fondos destinados a la contención social destinados en la década anterior, lógicamente empujaron el número de familias que viven debajo de la línea de pobreza e indigencia que se incrementó en más de 1,5 millones de habitantes (por ejemplo, el programa “Urbanización de villas” fue ejecutado en un 34%, el de “Infraestructura Penitenciaria” un 14 %; el programa “capacitación Laboral” gastó apenas el 39% de los fondos destinados, y el de “desarrollo Productivo regional” apenas el 16%, el Programa “Formación Tecnológica” 13% y “Calidad Educativa” 5% de ejecución, el Programa “Sanidad Escolar” y “Lucha contra el SIDA” 2% ejecutado, el Programa “Promoción y Protección Social” solo el 50%. Programa “Enfermedades Crónicas” del Ministerio de Salud el 39% de ejecución y el “Fortalecimiento edilicio de Jardines de Infantes” ¡¡¡0%!!!). Ser pobre significa comer salteado, enfermarse fácilmente, perder condiciones normales de higiene, vivienda y atención sanitaria, y en definitiva, vivir mucho menos que el resto. A este gobierno no le importan en absoluto los pobres. Les importa más cuantos negocios pueden hacer gestionando el dinero público.
+ Trabajo. Las políticas aplicadas provocaron una fuerte destrucción de empleos estatales y privados. Con el latiguillo mentiroso de que había que crear “empleo de calidad” destruyeron cientos de miles de puestos de trabajo y reemplazaron empleados estatales con antigüedad e idoneidad por militantes del PRO que en muchos casos poseen el único mérito de ser parientes o amigos de algún funcionario. El Presidente cada vez que se refiere a los trabajadores lo hace con desprecio, culpabilizándolos del ausentismo y la falta de productividad, presionándolos a “ceder algo” y refiriéndose al salario como un costo más. Se queja del ausentismo cuando se ha tomado 3 tres veces vacaciones en solo 8 meses de gobierno. En 2017 insistirá con el cierre de paritarias, la flexibilización laboral y la revisión de los convenios colectivos de trabajo que significa ni más ni menos que arrasar con las conquistas sociales de los trabajadores en la historia reciente. La conflictividad laboral va en aumento, aunque es fácil suponer que algo aliviará
momentáneamente esta presión en orden a las próximas elecciones “de medio término”.
+ Salud y Educación: Por despidos, reestructuraciones para “hacer más eficiente la gestión” o reubicación de sus integrantes, en seis meses fueron desmantelados o “achicados” unos 15 programas de salud pública; lo ocurrido con los remedios contra el SIDA – que ya había sido anunciado, y quien lo hizo fue criticado por alarmista y por “campaña del miedo” en todos los “medios amigos”, sirve de buen ejemplo de esto; como la ausencia de campañas contra el dengue y el zika. La retirada estatal de la contención territorial en materia de salud es algo así como una muerte lenta para tantos que no tienen trabajo, y por lo tanto, no tienen obra social. Para la mentalidad liberal-conservadora los pobres son un gasto (son “inempleables” al decir de un conspicuo empresario). No son personas. Se acorrala la educación pública con desfinanciamiento y desdén considerándola también un gasto más que un servicio público. Se desmontaron también en esta área algunos programas territoriales como el Conectar Igualdad. Se prometió un plan revolucionario de Educación que jamás se realizó y ni siquiera se presentó. El ministro comparó su gestión en educación con la genocida Campaña del Desierto. Está todo dicho.
La mentira de la justicia independiente
“No quiero una justicia macrista” dijo el posverdadero Presidente al asumir y al día siguiente nombró a un abogado de Clarín como Juez de la Corte por decreto, salteándose la Constitución Nacional. Acto seguido, después de nombrar a un Ministro de Comunicaciones que no tenía Facebook, el gobierno anuló la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual por decreto, cerró el AFSCA, y puso decenas de policías para impedir que entraran las autoridades legítimas. Gobernó los primeros meses a decretazo limpio sin importarle la Ley ni la justicia que prometía defender, y nos preparamos para que lo mismo ocurra durante este verano. El proyecto de ley sobre el Ministerio Público Fiscal de Cambiemos fue un intento de consolidar una justicia adicta. La notoria persecución política a la oposición por parte del núcleo conservador del poder judicial, impulsada por el gobierno nacional, las amenazas a políticos opositores, denuncias para demonizar y sembrar dudas, la persecución de jueces y fiscales independientes, el hostigamiento a la jueza Martina Forns y a Daniel Rafecas, a la agrupación Justicia Legítima y a la Procuradora General de la Nación Alejandra Gils Carbó, los infinitos intentos de reapertura de la denuncia del fiscal Nisman, la ridícula causa del dólar futuro que acusa a inocentes y exime a los responsables, las causas que duermen porque afectan a gente del gobierno o sus amigos como Papel Prensa, Panama Papers, Iron Mountain, JP Morgan, etc., los encuentros secretos de Macri con Lorenzetti son algunos síntomas que nos invitan a sospechar fundadamente que el Poder Judicial no ostenta una imparcialidad que nos permita confiar en que haya justicia. Cada vez nos resulta más evidente que Poder Judicial es una cosa y “Justicia” otra muy distinta.
Ambiente persecutorio y democracia de baja calidad.
Se han multiplicado las intervenciones represivas violentas de las fuerzas de seguridad frente a gente desarmada y frágil como aquella represión a los jubilados en el Puente Pueyrredón, o los innumerables hechos represivos de la policía bonaerense en La Plata. Se intenta demonizar la manifestación popular en las calles y criminalizar la protesta social. Se ha impedido a la población ocupar legítimamente el espacio público en actos patrios volcando una desmesurada cantidad de efectivos policiales o de Gendarmería para instalar una atmósfera de miedo y pérdida de libertad que no experimentábamos hace muchos años. Se han producido confusos ataques a locales de partidos políticos, y hasta las mismas fuerzas de seguridad protegieron a los agresores de la sede de Tiempo Argentino. Muchos comunicadores o figuras de la política son amedrentados, o directamente amenazados y la libertad de expresión corre serio peligro. Los discursos discriminadores de muchos funcionarios oficiales parecen legitimar que buena parte de las fuerzas de seguridad crean que tienen cancha libre para perseguir extranjeros o gente de tez morocha, golpear y ningunear a chicos de nuestros barrios o en el peor de los casos disparar balas de plomo a una murga barrial compuesta por jóvenes y niños sin que haya pasado absolutamente nada con esos asesinos de uniforme. Pero abundaron las fotos de la ministra de seguridad vestida de combate o corriendo presurosa a apresar a un tuitero. Se quiere generar una atmosfera de miedo y encierro para avanzar con el saqueo del país. Esta película ya la vimos; este modelo “no cierra” sin represión.
En política internacional, “del lado de los malos”
No ignoramos la convulsión mundial que estamos viviendo. El llamado “Primer Mundo” (sic) actúa movido por el miedo que pretende autoconservarse de un enemigo externo que, una vez más, son los pobres y las víctimas que ellos mismos han provocado. Muchos países buscaban unirse para poder enfrentar este mundo adverso, algo que – obviamente – incomoda siempre a los poderosos, expertos en “divide y reinarás” o en “si entre ellos pelean, los devoran los de afuera”. Vemos, en este sentido que el multilateralismo que estábamos celebrando vuelve a ser unilateral cada vez más. La política de “relaciones carnales”, los enemigos elegidos por el gobierno (que no son los nuestros) nos separan cada vez más de los hermanos y, por otro lado, nos vuelven cada vez más indefensos ante crisis y conflictos que, por supuesto, vendrán.
Con una ayudita de sus amigos
Además de la cercanía de los sectores poderosos, del establishment, el Gobierno sabe que no puede funcionar sin otras complicidades:
+ Sindicalismo de ficción. La unidad del sindicalismo sin duda es fundamental para poder enfrentar y confrontar con “el Capital” en la defensa del “Trabajo”. Pero es lamentable cuando esta unidad triunvira sólo pretende acariciar al gobierno destructor del Trabajo a cambio de limosnas o beneficios espurios.
+ Mentimedios de incomunicación. Ya hemos señalado, pero es importante resaltarlo, el rol que juegan los medios de comunicación en la “creación de realidades” o la difusión de posverdades. La mentira sistemática, el desvío de la atención de las realidades profundas y las amenazas, chantajes o falta de aportes y pautas a los medios opositores, explican los generosos beneficios gubernamentales a ciertos medios donde es evidente la devolución de favores con el otorgamiento de negocios.
+ Una amigable oposición parlamentaria. El poder del Gobierno de extorsionar con el envío o no de fondos para las asfixiadas economías provinciales a cambio de un voto favorable, y más aún, de amenazar con revelar datos secretos de los legisladores si no se votaba en línea con el oficialismo (el “carpetazo” del que acaba de hablar el Papa Francisco), sumado esto al poco criterio de algunos dirigentes políticos, ha permitido conseguir la aprobación de proyectos de ley perjudiciales para el país como el pago a los fondos buitres o la supuesta reparación histórica de los jubilados. Algunos quieren ahora “desmarcarse-pero-no-mucho” en una suerte de “Plan B” esperando la bendición del “Círculo Rojo”.
+ Una Iglesia que olvidó el Evangelio. No es la primera vez en nuestra historia que muchos sectores del Episcopado parecen más preocupados en no molestar o incomodar a los poderosos que quedar del lado de los pobres. Si los obispos están más interesados en evitar conflictos sociales, sin preocuparse por las causas que los provocan y de este modo evitar tomar posición a favor de los pobres, esa actitud no nos parece que sea demasiado coherente con la praxis de Jesús de Nazaret ni con los discursos recientes del Papa Francisco.
En este sentido nos duele que el obispo de la Diócesis de Jujuy, Cesar Fernández, se pronuncie en apoyo a la convocatoria formulada por el Gobernador Morales “para honrar la paz, la unión y la libertad civil” en una provincia que mantiene a Milagro Sala y compañeros, detenidos arbitrariamente. Nos hubiera gustado escuchar al Obispo exhortar al presidente de la Nación a cumplir la ley que es una manera de honrar la paz y la unión de los argentinos: una Navidad sin presos políticos.
Los derechos humanos y el proceso de memoria, verdad y justicia en peligro.
Como señalamos en el párrafo anterior, hemos vuelto a tener presos políticos como hacía años que no sucedía. Milagro Sala fue detenida en el mes de enero y más tarde otros compañeros corrieron igual suerte. La ONU ha declarado que su detención es arbitraria y ha pedido al gobierno argentino su liberación inmediata, cosa que repitieron Amnesty International, la OEA y la CIDH. Con la negación de la realidad o la imposición de la mentira – que son su método cotidiano –, el Presidente está tirando la pelota afuera hace un mes e incubando un papelón internacional histórico al incumplir los tratados sobre detención arbitraria que Argentina suscribió y se comprometió a cumplir. También han avanzado sobre los espacios de memoria quitándoles apoyo oficial, (y en parte desarmándolos), o cuestionando la existencia de 30.000 desparecidos, sobre los que el Presidente dice “no tener idea”. También se intenta mover el feriado del 24 de marzo, desfinanciar los organismos creados para impulsar operativamente los juicios contra los represores de la dictadura y de este modo frenarlos, interceder por los condenados a cárcel común para que cumplan la condena en sus casas, reinstalar la teoría de los dos demonios y la guerra sucia.
El fin de nuestras cartas quincenales: un ciclo cumplido
Nos propusimos, al comenzar este gobierno y constatar el cerco informativo, entregar al Pueblo de Dios y a todos los varones y mujeres de buena voluntad una carta periódica que dejara al descubierto la realidad negada por los medios. A inspiración del beato mártir Óscar Romero en El Salvador, quisimos alzar una voz profética en medio de la confusión de un cambio que ha resultado una verdadera involución. Después de 20 cartas y este balance, hemos decidido discontinuarlas. Seguiremos andando desde el Evangelio y los pobres, comunicándonos con el pueblo de las maneras que vayamos considerando posibles y convenientes, sin apagar nuestra palabra profética.
El balance que hemos realizado es sumamente negativo y desalentador. El cambio que se prometía sobre la base de mantener lo conseguido, resolviendo errores y problemáticas pendientes, fue una mentira. La verdadera intención fue restaurar el modelo económico neoliberal, y la matriz social y cultural de un conservadurismo nocivo y anacrónico que ya conocíamos pero que nos ha sorprendido en su capacidad de ignorar las necesidades de la población que da la sensación de estar de más en su foto.
Evaluando su año de gobierno, el Presidente “se puso un 8”. No podemos imaginar cuánto celebraría si hubiera creído merecer un 10; cuánta más desocupación, cuanta mayor pobreza, cuanta precarización laboral, cuanta justicia más dependiente aun, cuanta ausencia de voces opositoras, cuánta dependencia imperial… Ciertamente no es esa la nota que nosotros le hubiéramos puesto. A modo de síntesis quisiéramos decir que ¡en un año de gobierno de Cambiemos no hemos visto ni una sola nueva medida que beneficie a los pobres! ¡Ni una sola!
La Ley de Emergencia Social pactada con los movimientos sociales es un paliativo que pronto perderá vigencia si no hay urgentes políticas de creación de empleo, de reactivación de la producción y el consumo, de recuperación del poder adquisitivo del salario, de transferencia de riqueza de ricos a pobres con un criterio de justicia social.
No obstante, seguiremos del lado del pueblo, que en la historia argentina y latinoamericana siempre ha buscado las formas de superar los ciclos injustos y opresivos como éste. Y confiamos en el Dios de la Vida, el Dios de los Pobres que seguramente nos ayudará a abrir los caminos de una democracia más justa e inclusiva.
Grupo de curas en Opción por los Pobres
(150 sacerdotes y diáconos de distintas diócesis del país)
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