Con la excusa de esta nota y para conocer el Taller de Juegos y Circo que brinda Gabriela Casal en la Biblioteca Aimé Painé, nos acercamos una tarde de otoño hasta el Barrio Virgen Misionera. En medio de sonrisas infantiles y asombrados por lo que allí realizan, aprendimos algo de circo.
¿Qué características tiene el taller que das en USINAS y cuando arrancó?
G- Mi área específica dentro del circo es la acrobacia aérea, pero como este espacio está enfocado a los niños, trabajamos más con juegos corporales que estrictamente con técnicas circenses. Yo arranqué con este espacio anual en el verano, primero trabajando en la playa y después en el Centro Cívico. En abril comenzamos acá en la biblioteca Aimé Painé y las técnicas que mas usamos son el trapecio y la tela.
¿Qué edad tienen los chicos que participan?
Como el espacio con el que contamos es pequeño y para aprovechar mejor las capacidades de los asistentes de acuerdo a su edad, armamos un grupo de 4 a 6 años y otro de 7 a 10.
Con los más grandes puedo trabajar cuestiones más técnicas de la tela o el trapecio, ya que tienen un mayor dominio corporal. Como los mas chiquitos tienen un desarrollo psicomotor diferente hacemos actividades recreativas acordes a su edad más ligadas a la imaginación y el movimiento.
¿Qué recepción encontras de parte de los chicos y sus padres cuando reciben la propuesta?
Si bien existió una experiencia previa de malabares en la escuela, sabemos que estamos innovando, ya que nunca hubo en este barrio un taller con estas características.
En esta ciudad y en los barrios en particular no existe una gran tradición de espectáculos circenses. Los chicos en su imaginario no tienen bien claro de que se trata. Algunos vienen y dicen “¡Yo no quiero ser payaso!”, y ahí les cuento que dentro de la familia del circo –e inclusive dentro de este programa- hay un montón de posibilidades expresivas.
Y una vez que se deciden a probar ¿Cómo reaccionan?
La respuesta es simple ¿Que te pasaría a vos si te subís a a un elemento en el que podes girar, estar cabeza abajo e inclusive volar? ¡Los pibes quedan fascinados! Como te decía antes, encaro este espacio desde lo lúdico, porque en verdad si queres ser realmente un acróbata aéreo tenes que entrenar un montón el físico. Acá aprenden figuras y formas y arman secuencias pero siempre con especial hincapié en la diversión, la risa y la fascinación que provoca el cuerpo en movimiento.
¿Encontras características especiales en los chicos con los que trabajas actualmente?
Hay cosas que no me pasan solamente acá sino que noto una gran diferencia en la manera de expresarse que está directamente ligada al lugar en que se desenvuelven.
En las grandes ciudades o en los niveles económicos más altos encontras mucho al típico pibe de departamento que tiene un gran dominio tecnológico y expresivo pero que a la hora de moverse tiene limitaciones y hasta temores. En cambio los chicos en los barrios son más tranquilos -y esto no tiene nada que ver con pasivos- pero una vez que vencen la barrera lógica de la timidez inicial, tienen una mejor relación con su entorno y están más acostumbrados a trepar, correr y jugar.
Si hacemos una mirada macro y analizamos el presente político y social que nos toca vivir ¿Qué importancia analizas que tienen este tipo de experiencias?
Los programas como Usinas Culturales dependientes de alguna instancia estatal, ya sea municipio, provincia o nación y son parte de una política de Estado. Tenemos un sistema económico que genera, por su naturaleza misma, exclusión. No vamos a hacer acá un exhaustivo análisis al respecto pero esta es la realidad de la que partimos. Estas políticas son las encargadas de intervenir sobre esa realidad, y los programas socioeducativos como este vienen a “paliar” parte del efecto que produce dicha exclusión. Tienen que ver con la prevención y la promoción de derechos. Casi siempre se llega tarde con la prevención y lo que se hace es trabajar con los adolescentes o jóvenes en conflicto con la ley penal, o con problemáticas como las adicciones, embarazo adolescente, deserción escolar, etc. Por eso creo que cuantos más programas y proyectos haya para la primera infancia y/o la infancia en general trabajaremos en prevención. Trabajar en prevención es básicamente tratar de evitar el sufrimiento que van a padecer esos chicos, los expulsados del sistema económico capitalista.
¿Y cuales consideras que son sus mayores virtudes?
En lo que a mí me convoca, lo que me motiva a sumarme tiene que ver con tratar de evitar, o al menos mitigar, el sufrimiento que como marginados del sistema padecen. Par mi no son sectores vulnerables, porque este es un eufemismo que tiende a borrar la responsabilidad y la causalidad de esos sufrimientos. Son sectores vulnerados en sus derechos. Ya sea los enunciados en nuestra legislación (la constitución, la convención de los derechos del niño, etc.) o los que reconocemos casi por “sentido común”: tener una vivienda digna, acceder a la salud y la educación, poder comer bien, poder vestirse, divertirse, recrearse, que sus padres tengan laburo en blanco. Parecen verdades de perogrullo pero no se cumplen.
Ni siquiera para muchos de nosotros como clase media, sino fijate en la precariedad de los modos de contratación de quienes laburamos en lo social.
¿Y qué te parece que modifica en los niños y adolescentes el hecho de que el estado cumpla con su obligación de brindar estos espacios para que puedan disfrutarlos?
Otro punto fuerte es que logra que sectores vulnerados accedan a bienes simbólicos, como la cultura y el arte. Eso como base ideológica es revolucionario. Muchas veces, cuando se piensa en los pobres se piensa solo en satisfacer sus necesidades materiales. Sin duda es condición necesaria pero no suficiente. No suficiente para pensarlos con las mismas posibilidades y, a la vez, para proponer una cierta movilidad social. ¿Porqué hay que pensar que con suerte, si tienen trabajo, tendrán que ser obreros o empleados de un super? ¿Por qué no podemos pensarlos músicos, actores, profes? Para mí ese es el gran desafío.
¿Qué te parece a vos que es lo más importante que aporta USINAS a nivel local?
Considero que viene a ocupar un espacio vacío que era la falta de oferta de programas de formación artística. Cuando un padre trae a su hijo y el chico se engancha con cualquiera de las propuestas que se ofrecen, posiblemente no se convierta en un profesional de la disciplina que elije, pero sí está adquiriendo valores fundamentales que lo forman como persona, ya sea en el plano expresivo como en el aprendizaje de reglas y conductas directamente relacionadas con socializar, como ser jugar con compañeros, esperar tu turno para utilizar los elementos, no golpearse, no insultarse, etc. etc.
Sabemos que tambien participas del “Centro Cultural Camino Abierto” ¿Qué tareas desarrollás allí?
Camino Abierto es un espacio comunitario gratuito para usuarios de Salud Mental del hospital.
Allí trabajo con adultos y mi labor es la que técnicamente se denominaba como operadora artística, que consiste en acompañamiento en los talleres, pero cuando las circunstancias lo requieren hago un poco de todo, desde cocinar hasta hacer trámites del área social.
Dada tu amplia experiencia previa en trabajo social ¿Cómo volcas lo que hiciste previamente a los espacios en los que te desempeñas actualmente?
En mi trabajo en “Circo Social del Sur”, que es una ong de Buenos Aires dedicada al circo, fui parte y testigo de cómo pibes de la villa se convertían en artistas, formaban parte de un espectáculo, viajaban a festivales; y luego hacían de eso su profesión. Si bien es cierto que no todos lo logran o lo quieren como camino de vida es una realidad que puede concretarse. O sea, que aquí, allá o donde sea busco lo mismo: Utilizar el arte como herramienta de transformación personal y social.
Y en lo personal ¿Qué te aporta ser parte de este equipo?
Mi mirada de lo artístico tiene que ver con un proceso de transformación personal y comunitaria. Me fui formando en ese camino y me interesa esa mirada. En un momento decidí no ser artista y abordar el trabajo pedagógico desde este lugar: Utilizo elementos de formación que adquirí en diferentes disciplinas que confluyen en el concepto que se puede definir como “educación por el arte”, o utilizar el arte como medio pedagógico. El hecho de transmitir el poder estar con uno mismo, compartir con otros, ser parte de un grupo, la superación que implica cuando superan la frustración de “¡SEÑO! ¡NO ME PUEDO SUBIR! ¡NO ME SALE!” los hace mejores personas.
Creo que hago un trabajo bastante exótico, porque no doy solo técnicas circenses, sino que insisto mucho con lo expresivo, porque me parece que todo lo que vos puedas expresar te enriquece como ser humano para después abordar otras problemáticas. También es un método bastante artesanal donde tengo que ir mirando las necesidades de cada uno sin perder de vista una mirada global donde todas esas necesidades convergen en una clase en común.