La Carpa Coplera festeja sus 15 años a puro folclore. ¿Qué hace que esta peña esté más viva que nunca? ¿Por qué dicen que el público de la Carpa es el más bailador? ¿Qué invitados vinieron y quiénes están por venir a este gran encuentro de celebración? En esta crónica te contamos la historia de la peña que ya es parte de la tradición folclórica de nuestra ciudad y del circuito turístico que busca algo del color local.
Una carpa para que quepan todos: bailarines, vecinos, amantes del folklore, familias, curiosos. La gente va de jeans y zapatillas. Por ahí alguna que otra pollera u boina. Pero todos llevan sus pañuelos para acompañar la zamba y todos bailan. Aunque nunca hayas zarandeado una chacarera, hay algo que pasa en la Carpa que te hace sumarte a la ronda. El público es una parte muy importante del espectáculo.
Esta peña itinerante viene girando hace 15 años por todo Bariloche, con una frecuencia marcada por las ganas y la autogestión y un grupo grande de fans que la sigue a todos lados. En el último evento estuvo el famoso violinista Néstor Garnica -por primera vez en nuestra ciudad- compartiendo el escenario con La Rústika -banda de Centenario- y Fran Lanfré y Alma Legüera -de Bariloche-. El Gimnasio de Estudiantes rebalsaba de entusiasmo. Vino gente de El Bolsón, Lago Puelo, Villa La Angostura, Dina Huapi a ver este show imperdible. “La Carpa trata de generar una apuesta artística donde se mezclan músicos emergentes con músicos de trayectoria nacional. La movida folclórica en Bariloche está muy buena, cada vez mejor, y es importante que se nutra con la llegada de artistas de otros lugares. Siempre intento generar una grilla de músicos diferente a la anterior. Cada versión de la Carpa es distinta” -dice Matías, productor de la Carpa y profesor de folclore de la Escuela de Arte La Llave.
El folclore corre por las venas de Bariloche: el ballet Tolkeyen, el semillero de bailarines, la Escuela de Arte La llave, la gran sala de ensayo, muchas bandas que se animan al cancionero popular y todo este ritmo se sintetiza en la Carpa. Así te encontrás haciendo el un, dos, tres de la chacarera al lado de un experimentado zapateador y le copiás el repique de sus pies, o te sumás al estribillo que te propone el cantante arriba del escenario y te das cuenta que es él mismo que te vende los clavos en la ferretería del barrio. “La Carpa para Bariloche representa mucho porque es una de las movilizaciones del folclore más grandes durante 15 años y es una posibilidad de escuchar a artistas de otros lados” -dice Sergio Bascuñán, de la banda El Acople.
En el 2009 Matías y Gabriel Baur le ponen nombre a eso que ya venía pasando y fundan la Carpa Coplera. “Todo comenzó con las ganas de compartir eso que sucedía cuando nos juntábamos a hacer música con amigos y a bailar’-dice Matías. Esa sensación de familiaridad sigue latiendo en la peña que ya es parte de la tradición folclórica de nuestra ciudad y del circuito turístico que busca algo del color local. Para muchos la carpa es un lugar conocido: “Amigos que se juntaron para tocar en la Carpa y quedaron como banda -dice Matías-. Parejas que se vieron por primera vez en la peña y ahora son familia”.
“La carpa nos dio un espacio para tocar cuando recién estábamos empezando -dice David Franzgrote, cantante de Trilogía Viajera- Lo que tiene la Carpa es que es cien por ciento bailable. Nosotros tocamos música que nos levante la sangre para contagiar al público a bailar”. Trilogía es una banda de bailarines que se juntaron a hacer covers de chacareras, gatos y zambas. Nació junto a esta peña, todavía sigue tocando y cuando suena “El Olvidao” rebalsa la pista. “A veces, si uno de los músicos tiene ganas de bailar, deja el instrumento, baja del escenario y se suma a la ronda. Esto es así, nos damos estos gustos”.
Pasaron muchos músicos por la Carpa, la lista es larga pero Peteco Carabajal dejó una huella en la historia de la peña. “Me tocó ir a buscarlo al aeropuerto –cuenta Matías-. Tener de copiloto a una persona con tanta trayectoria, con tantas composiciones dentro del cancionero popular y yo lo tenía a mi lado. Me dio vértigo. Son los momentos en los que uno se pone a prueba, pero también te retroalimentan para seguir”.
El circuito de peñas también está ligado a la solidaridad, muchas se hacen para recaudar fondos para escuelas, merenderos, para una familia que se le quemó la casa. A esto también se suma la Carpa, convocando a mucha gente en apoyo a la comunidad. Hubo Carpa en los barrios, en el centro, en escuelas, al aire libre, en subsuelos, a beneficio, más producidas, otras más caseras, chicas para 200 personas y altas carpas para 1500. Y siempre comienza con una clase para principiantes para que nadie se quede sin bailar.
Los músicos que llegan de otros lugares se sorprenden que en esta ciudad sureña haya tanto folclore y que el público sea tan bailador. “El público de la Carpa cada vez que vamos nos recibe con mucha alegría, nos llena el corazón -dice Pablo Albornoz de La Rústika-. La Carpa es una puerta que se nos abrió y no vamos a dejar que se cierre nunca”.
Una peña cien por ciento bailable que trae un poco de ese calor norteño, que nos hace transpirar. La próxima será el 6 de julio en el Gimnasio “El Club”, Vereertbrugghen 2740-. Viene Diego Arolfo, un compositor con un repertorio muy singular, músico del Chango Speier y su álbum Volver en guitarra fue nominado a los premios Gardel 2024. ¡Estén atentos!
Por Verónica Battaglia
Cooperativa de Comunicación Popular Al Margen
Seguí leyendo Al Margen: