Se ha consolidado una consiga que propone el Presidente Milei, que condensa las primeras semanas de su gobierno: “no hay plata”. Ahora bien, ¿esto es realmente así? Coincidimos en que es urgente terminar con el déficit fiscal y comercial ¿pero sólo es posible reduciendo la inversión pública? ¿Y si el déficit se baja recaudando más? El tiempo histórico de la oligarquía argentina.
El Presidente Milei está perdido en tiempo y espacio, algo que sospechábamos y ahora quedó confirmado con su discurso en el Foro Económico Mundial en Davos. El Presidente les dijo a los empresarios de los países económicamente más ricos del mundo que pagar impuestos es un robo. Cuando esos mismos empresarios pagan gustosos los impuestos para sostener a los ejércitos más poderosos del mundo que resguardan y garantizan ese crecimiento económico. Todos, incluso los presentes en dicho Foro, saben que esa riqueza se acumuló con el Estado y por eso el Presidente quedó como un ridículo como informa el diario La Nación.
El Poder Ejecutivo en la Argentina es unipersonal. Esta afirmación ha quedada demostrada a través de las distintas presidencias desde el retorno a la democracia. El Presidente es el responsable de las decisiones finales del Gobierno y el responsable máximo de los aciertos y errores dentro de su mandato. Es por este motivo que es trascendental que el Presidente se encuentre apto a todo nivel para ejercer el máximo honor que otorga el pueblo argentino.
Como el Presidente está perdido en tiempo-espacio y el Poder Ejecutivo es unipersonal, este Gobierno se terminó, solo resta saber la temporalidad. Ante esta situación crítica es preciso y urgente evitar la anomia (la última parada de la crisis que escala desde 2013).
Es verdad que terminar con el déficit fiscal y comercial es una necesidad urgente y también es cierto que el Presidente recibió los peores desequilibrios económicos desde la vuelta de la democracia. Ahora bien, es completamente falso que el ajuste es una obligación sino que es una decisión racional y calculada del actual Gobierno. Argentina no necesita producir menos, ni las empresas (chicas, medianas y grandes) vender menos. De la crisis se sale con más trabajo y más producción y el congelamiento de la economía que propone el Gobierno es un camino contrario que está llevando la recesión a la depresión económica (la peor instancia posible y la que lleva a un camino de anomia).
Hay otro camino para equilibrar la balanza fiscal y comercial argentina: recaudar más y mejor.
No estamos inventando la pólvora, sino transmitiendo lo que hasta el cansancio repitió Néstor Kirchner durante la Década Ganada (única experiencia exitosa de superávit gemelos, crecimiento económico y creación de empleo). La Argentina es virtuosa cuando el Estado recauda más de lo que invierte y posee un sistema impositivo basado en la justa distribución del ingreso. Recaudar más no significa subir impuestos a los trabajadores (como quiere hacer el Presidente Milei con Ganancias). Recaudar más significa bajar impuestos a los trabajadores y empresas generadoras de trabajo al mismo tiempo que suben los impuestos a los sectores rentísticos especulativos que no generan trabajo y poseen tasas de rentabilidad fuera de la lógica capitalista. Por lo tanto, en ninguna universidad se enseña a castigar al pueblo. Lastimar al pueblo es una decisión consciente, racional y no-obligatoria.
¿Cómo recaudar más? El caso paradigmático en la actualidad del que pocos hablan pero sigue siendo uno de los cuellos de botella que no hemos podido resolver como Nación, es el rol de la oligarquía argentina. La oligarquía argentina son las familias dueñas de grandes extensiones tierra (más de 10.000 ha) en la Pampa Húmeda (y hasta podríamos focalizarnos en la Zona Núcleo dentro de esta región). Es ese mismo actor social que Evita toda la vida nombró como oligarquía (no como corporaciones concentradas). Es esa oligarquía la que en la actualidad obtiene una rentabilidad de U$S 10.000.000.000 anuales por alquilar la tierra y no por generar trabajo y producción.
En “La necesidad de construir una nueva política rural” (25/05/2023, AlMargen) explicamos con precisión y en detalle que oligarquía no es sinónimo a “el campo” y que es necesario que nos demos un debate interno sobre qué modelo de ruralidad vamos a proponerle al pueblo. Además explicamos en detalle que en la actualidad el 50% de la producción agropecuaria de la Zona Núcleo se hace sobre tierra alquilada y que a su vez esto les significa a los productores agropecuarios un 40% promedio de los costos de producción. ¿Por qué un oligarca puede obtener el 40% de la rentabilidad de una actividad económica solo por una renta? Esto no pasa en ningún país capitalista de Occidente.
Una Ley de Arrendamientos Rurales que reduzca la tasa de ganancia rentística de la oligarquía de 40% a 3% (como en los países normales de Occidente) permite subir las retenciones considerablemente sin afectar la rentabilidad de los productores agropecuarios. Esto genera dos efectos inmediatos: que el precio de los alimentos baje enormemente y que el Estado se haga de divisas para uso exclusivo al pago de la deuda comercial (importadores) y externa (FMI). Con un pueblo justamente alimentado utilizando su excedente de consumo en otros bienes no-esenciales y un Estado Nacional liberado de las restricciones del FMI, la Argentina rápidamente entra en una nueva Década Ganada. Este caso puntual (que podríamos sumarle los bancos y las petroleras, por ejemplo) refleja que el problema de Argentina no es la falta de divisas.
Sí hay plata, es más, sobra plata. Lo que falta es coraje político para tomar las decisiones complejas y difíciles. Evitemos la depresión económica y la anomia, este pueblo no se merece ese destino.
Por Juan Martín Azerrat (politólogo, becario doctoral CONICET, doctorando en Ciencia Política en la Universidad Nacional de San Martín)
Foto: Telam
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