En Bariloche existen tres instituciones comprometidas con la interculturalidad y la enseñanza de la lengua mapuche. Son experiencias diversas: nacen de deseos e impulsos distintos y recorren sus propios caminos.
La enseñanza del mapuzungun en la ESRN 105 fue impulsada por el Ministerio de Río Negro con la reforma educativa de la escuela media; la comunidad Buenuleo presentó un proyecto de Educación Intercultural Bilingüe (EIB) en la primaria 329 y un nuevo modo de ser escuela comenzó a gestarse; los directivos y docentes del jardín 60 abrieron las puertas a la cultura del barrio y la lengua comenzó a habitar las aulas.
La escuela primaria 329 “Don Antonio Buenuleo” del barrio Pilar II está en proceso de convertirse en la primera escuela intercultural bilingüe. La comunidad Buenuleo se acercó a la escuela con el deseo de que su lengua y su cultura formen parte de la vida en las aulas. Presentaron un proyecto “El sueño de nuestros abuelos” donde cuentan cómo Don Antonio Buenuleo cedió las tierras para que los vecinos del barrio construyan una escuela así los niños y niñas dejarían de recorrer largas distancias para estudiar. En el 2021 y 2022 el equipo directivo y docente trabajó la propuesta, realizó sus aportes y acordó con la comunidad el escrito definitivo que este año se envió al Ministerio de Educación para su aprobación.
Antes de elevar el proyecto, se organizó una jornada con la comunidad educativa. En un primer momento se armó un gran rompecabezas donde cada pieza representa la identidad de una familia en particular pero a la vez muestra la diversidad de tradiciones, creencias e identidades que habitan la escuela. En un segundo momento, la comunidad Buenuleo contó su historia enlazada a su deseo de que la escuela abrace la modalidad intercultural junto a la referente del equipo EIB quien informó sobre el marco legal del proyecto. Por último los directivos contaron cómo se trabajaría en las aulas: la tarea de enseñanza estaría a cargo de una pareja pedagógica donde el maestro de sala compartiría su saber en relación a la enseñanza y el maestro intercultural, su saber ancestral. Karina Visceglie -directora de la institución- explicó que “Nuestro propósito no es imponer una cultura, sino conocer, valorar y respetar todas las identidades que forman parte de la escuela. Es poder revertir de algún modo la historia de la Escuela Argentina que a través de un proceso de homogeneización silenció el resto de las otras culturas que existían en el territorio”.
Este proyecto hilvana los diferentes pasos que viene recorriendo la escuela en el camino de la interculturalidad, entre los cuales está el taller de identidades culturales y la presentación de la Wenufoye -bandera mapuche- junto a la promesa de la bandera argentina cada 20 de junio. Este año la escuela participó del festival de títeres andariegos que tenía como consigna los magos y magas de la tierra, con un títere gigante de una machi. Las chicas y chicos preguntaron a la comunidad sobre el rol de esta autoridad mapuche y desde las diferentes áreas se trabajaron contenidos que apoyaron la confección del títere.
El jardín 60 tiene una larga trayectoria en el trabajo territorial en el barrio El Frutillar. En este caso fue el equipo directivo y docente que abrió las puertas de la escuela a la cultura mapuche. Gabriela Olsiewicz -directora del jardín del 2001 al 2021- cuenta que la lengua mapuche estaba ahí, en los apellidos de las familias, en el nombre de las calles, solo era cuestión de dejarla entrar al aula. Un profesor empezó a dar lugar a la palabra mapuche dentro de sus clases y así se acercó una abuela o una mamá para compartir canciones y relatos en mapuzungun.
Hace veinte años que se teje esta red entre la escuela y el barrio. Gabriela describe la interculturalidad como un compromiso que no solo se expresa en la celebración de las efemérides o en una perspectiva transversal a la currícula sino más bien en el modo de ser escuela. “Es más que el festejo del año nuevo mapuche o de un proyecto para el 12 de octubre. Es organizar el jardín desde esa mirada, la intención de que día a día el jardín sea intercultural”.
La Educación Intercultural Bilingüe (EIB) comienza a formar parte del sistema educativo a partir de la sanción de la Ley de Educación Nacional 26.206 en el año 2006. En el 2012 con la nueva ley provincial de educación 4.819 se establecen los objetivos de EIB en el marco de la política educativa de Río Negro. Asimismo la carta orgánica de Bariloche reafirma su responsabilidad en la construcción de una sociedad intercultural.
En este momento, en nuestra ciudad la única instancia formal de enseñanza del mapuzungun es la ESRN 105. En el 2017, con la reforma educativa de la escuela media, esta institución eligió la orientación en lenguas. La currícula establece clases de mapuzungun solo en quinto año. Este encuentro con la lengua acotado a dos veces por semana durante un año resulta limitado para apropiarse de un idioma. Además, el cargo de profesor de mapuzungun se debe concursar cada año.
En la provincia existen nueve escuelas primarias rurales que poseen esta modalidad. Fernando Pichunleo, trabajador social y parte de los equipos técnicos de apoyo pedagógicos (ETAP) explica que la mayoría de las escuelas EIB están en entornos rurales y esto se debe a que la planificación de políticas públicas supone ciertos preconceptos erróneos sobre los pueblos originarios.
“Las escuelas interculturales están en el campo como si el pueblo mapuche solo existiera allí. Esto es atemporal, porque la población mapuche fue expulsada de sus territorios y obligada a vivir en las zonas marginales de las ciudades. Se espera que cuando uno viene a Bariloche o a cualquier ciudad grande debiera dejar su identidad atrás y acomodarse a la lógica urbana”.
Los Institutos de formación docente continua (IFDC), como formadores de docentes, son actores clave en el proceso de interculturalidad. Clelia Del Castillo, profesora del IFDC de Bariloche, reconoce la urgencia de un debate y un trabajo profundo en relación a este tema en la institución. En este sentido, un equipo de docentes del IFDC está armando un programa de interculturalidad que tensione los saberes hegemónicos. Se planean varias líneas de acción desde conversatorios a capacitaciones para interpelar a los estudiantes del profesorado y a la comunidad educativa en general.
Si bien la normativa establece la interculturalidad como una construcción política para todos los ciudadanos, estas experiencias educativas aisladas, que a veces dependen de la voluntad de un docente o directora, no alcanzan a transformar el entramado de relaciones que conforma esta ciudad. La educación es el lugar privilegiado para conocer el rostro, la voz, la historia de la gente que habita nuestros barrios y de este modo desarmar los discursos de odio que están cargados de estereotipos y prejuicios estigmatizantes. La interculturalidad no es solo el fortalecimiento de la cultura y la lengua originaria sino la búsqueda de nuevas formas de convivencia.
Por Verónica Battaglia
Foto portada: Alejandra Bartoliche (Télam)
Cooperativa de Comunicación Popular Al Margen
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