ChatGPT, el software más sofisticado de Inteligencia Artificial (IA) que imita la conversación humana, alcanzó a más de un millón de usuarios en todo el mundo y ahora está dando sus primeros pasos en las escuelas de nuestra ciudad. ¿Qué cosas hay que saber sobre chatGPT en el aula?
Antes de armar esta nota, le pregunté directamente al chatGPT cómo es la recepción de esta herramienta en las escuelas de Bariloche. “Como modelo de IA – me contestó– no tengo acceso a información en tiempo real sobre la recepción específica de ChatGPT en Bariloche. Sin embargo, puedo proporcionarte información general sobre cómo se ha recibido la IA en la educación en todo el mundo”.
Luego llevé mi inquietud a una reunión de profesores del Instituto de Formación Docente de Bariloche. Muchos están preocupados porque este chatbox resuelva las consignas de los trabajos prácticos y requiera de los estudiantes solo la tarea de copiar y pegar el resultado. Algunos decidieron dejar de evaluar con exámenes domiciliarios -dispositivos que apuntaban a una elaboración más compleja de los contenidos- para volver a la prueba escrita -de consignas puntuales- en las aulas. Una de ellas comentó que existe una forma muy simple de darse cuenta si el trabajo fue escrito por IA: no tiene errores de ortografía ni puntuación. Esto es verdad, este chatbot conoce las reglas de escritura, pero se puede solicitar que moldee un texto según el lenguaje de estudiante de secundaria, con un tono determinado (inteligente, persuasivo, empático) y que lo haga con errores de ortografía. De todos modos, para chequear la autenticidad de un texto existen programas que detectan las huellas de IA.
IA aprendió muy bien la forma de hablar humana, es muy buena haciendo resúmenes, y puede darte ideas para hacer que un texto sea más atractivo, sin embargo sus resultados no son siempre correctos. Este chatbox es un programa entrenado con millones de datos textuales extraídos de internet para crear contenido relevante a las preguntas o solicitudes de los usuarios. Su estrategia es reformular los datos para obtener una respuesta estadísticamente verosímil. Presenta ciertas dificultades en procesar la ambigüedad y la metáfora. Por esta razón, es necesario chequear la información que obtenemos de este programa. así como sucede también con los datos de internet.
Malena Garavaglia -profesora de alfabetización académica del Instituto de Formación Docente y de la Universidad del Comahue- sostiene que es indispensable seguir enseñado a comprender y escribir textos aunque la IA pueda hacerlo mejor y más rápido. La escritura interviene en el modo en que pensamos. “Algo que dirías muy rápido en la oralidad, en la escritura necesitás organizar la sintaxis, agregar signos de puntuación para recuperar el tono y el contexto presencial. Todo este esfuerzo mental ocurre cuando escribimos nuestras ideas”.
Varios profesores de escuelas secundarias de Bariloche decidieron incorporar esta tecnología como una herramienta más de aprendizaje. Se enseña a usarla y a citarla como cualquier otra fuente. Una de las actividades que propuso un profesor para que sus estudiantes conozcan las ventajas y las limitaciones de ChatGPT fue pedirle que pensaran preguntas que no pudiera responder. Una de las claves para sacar provecho de esta IA es hacer buenas preguntas. Santiago Bilinkis, experto en nuevas tecnologías, explica que antes se valoraba que un estudiante diera una buena respuesta, en cambio ahora se va a desarrollar la capacidad para preguntar: cuánto más precisa es la pregunta, más acertado es el texto que genera la IA y siempre es distinto. El trabajo del estudiante se centra en probar diferentes preguntas o “prompt” (instrucciones o pequeñas descripciones) y comparar las diferentes versiones que propone el chatbox. Cualquier pregunta que el estudiante pueda imaginar y verbalizar puede convertirse en una entrada que complejice las producciones de IA. En esta interacción de prompts y respuestas se pueden moldear textos altamente sofisticados.
También entrevisté a estudiantes de secundaria que me dijeron que les parecía más interesante conversar con una inteligencia artificial que buscar información en la página de Wikipedia. El chat, además de explicar los conceptos que los estudiantes no entienden, es muy amable, políticamente correcto, admite sus errores y pide disculpas cuando no tiene la respuesta. Algunos estudiantes saludan y agradecen a ChatGPT como si existiera alguien dentro de este programa. De todos modos, es importante saber que los datos ingresados a este modelo de lenguaje llegan hasta septiembre del 2021 (al menos en la versión gratuita). Así que su alcance no abarca la actualidad reciente como sí lo hace Wikipedia. Esta enciclopedia virtual es de construcción colectiva, pública y no lucrativa, en cambio el ChatGPT fue desarrollada por Open AI, un laboratorio privado de Estados Unidos asociado a la empresa multinacional Microsoft. Verónica Sforzin -en la nota publicada el 10 de abril en Al Margen- señala que estas nuevas tecnologías realizadas por laboratorios elitistas, a espaldas de la sociedad pueden ser usadas -sin una clara regulación del Estado- para la manipulación social y de las emociones y para reforzar la desigualdad.
En 2019 La Unesco publicó El consenso de Beijing, un documento que establece los primeros lineamientos para la integración paulatina de IA en las aulas de forma ética y equitativa. La ciudad de Nueva York como algunas universidades de Francia e Italia, entre otros países, prohibieron el uso de esta herramienta en las aulas. El Ministerio de Educación de Río Negro acaba de lanzar un curso virtual de capacitación docente sobre esta herramienta. Este curso autogestivo está a cargo del asistente virtual “Chatbox RN” quien ofrece propuestas y recursos educativos como la simulación de escenarios para que los estudiantes apliquen los conocimientos adquiridos en clase y la elaboración de exámenes de práctica para que los estudiantes puedan practicar antes de tomar un examen real.
En el mejor de los casos la IA se encargará de tareas repetitivas, dejando lugar a que los estudiantes se enfoquen en actividades que requieran habilidades de pensamiento crítico y creativo. Por ahora esta máquina hambrienta de datos y creaciones humanas genera textos coherentes, ajustados a las solicitudes de los usuarios pero no del todo confiables. Pero aprende muy rápido y dentro de poco va a poder hacer cosas que todavía no imaginamos. Es necesario seguirla de cerca para pensar su uso ético y responsable en las aulas.
Por Verónica Battaglia
Foto portada: Jerónimo Zamora
Cooperativa de Comunicación Popular Al Margen
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