Todos los integrantes de la cúpula policial imputados brindaron su versión del papel que ocuparon en la represión masiva del 17 de junio de 2010.
En tanto que los tres efectivos acusados de provocar la muerte de Sergio Cárdenas se limitaron a asegurar que no usaron balas de plomo. Por su parte, Víctor Cufré, ex secretario de Seguridad dependiente del ministerio de Gobierno, se describió a si mismo casi como un perseguido político para explicar por qué acumuló doce causas penales en ejercicio de sus funciones.
En la segunda jornada del juicio oral y público que se realiza en la III Circunscripción judicial por los homicidios de Cárdenas y Carrasco y trece heridos de distinta gravedad, prestaron declaración indagatoria los ocho policías imputados.
El lunes, en la primera audiencia, el defensor particular Sebastián Arrondo anticipó que darán su versión ampliada ante de los alegatos finales,
En esta crónica expondremos algunos de los núcleos centrales de sus versiones, para luego analizarlos en forma separada.
Jorge Raúl Carrizo, ex jefe de la comisaría 28 epicentro de los graves sucesos desde la madrugada, fue el primero en declarar. Aseguró que “por mi formación religiosa” (…) “nunca maté ni di directivas de matar a nadie”. Agregó que está en trámite su retiro luego de 30 años de servicio. En respuesta a los cargos que se les imputa dijo que “nunca me aparté de los reglamentos” durante el día 17 que estuvo “atendiendo a la familia Bonefoi desde las 5 de la mañana a las 2 de la madrugada del día siguiente”.
“Ese día era un caos (…) corría riesgo la vida de todas las personas”, sostuvo. Palabras más, palabras menos, los otros 7 imputados argumentaron lo mismo. “Querían quemar la comisaría con nosotros adentro. Fuimos superados por el número y la situación. Era un desorden; no se podía (diseñar) una estrategia”. Cerró diciendo que se siente “orgulloso” de haber sido el jefe de la 28.
Por su parte, Víctor Pil informó que es oficial en actividad con domicilio en Cinco Saltos. “Cumplí con mi función. No maté a nadie. No utilicé posta de plomo”, se limitó a enumerar uno de los integrantes del pelotón que las pericias indican como autores de los disparos con escopetas que hirieron a Gastón Riquelme primero e inmediatamente hirieron de muerte de un solo impacto a Sergio, cuñado de Gastón.
Marcos Epuñán, nacido en Bariloche, es sargento en actividad e integrante del mismo grupo que actuó junto a Pil. “No maté a nadie. Cumplía con mis funciones como policía. La situación se había desbordado. Corría riesgo la vida de mis compañeros”.
Luego declaró Víctor Hugo Sobarzo, el tercer policía identificado del pelotón de más hombres que pasadas las 17 del día 17 disparó hiriendo de muerte a Sergio. Él también es de Bariloche, sargento en actividad. Fue preciso en afirmar “no usé posta de plomo. cumplía mis funciones como policía. Corría riesgo mi propia vida, la de mis compañeros y la de las demás personas”.
Fidel Veroíza era el segundo jefe de la Unidad Regional III de Bariloche, con oficinas en el Centro Cívico, vecina a la comisaría 2° y a metros del Concejo Deliberante local y al despacho del intendente municipal. Está retirado como comisario inspector. Aseguró que no estaba en Bariloche, escenario de los hechos por lo que está siendo juzgado, sino que regresó al mediodía del viernes 18, sin precisar dónde se encontraba y por qué razones. “Estoy acá por presiones sociales y políticas. Estoy mal procesado”.
A su turno, Argentino Hermosa, ahora abogado con estudio en Viedma, es comisario mayor con retiro obligatorio. Era el jefe de la Regional III durante el crimen de Diego Bonefoi y la represión a la protesta popular posterior. Recordó que la mañana del 17 participó de una reunión de la que participaron el ministro de Gobierno Larreguy, el secretario Cufré, el jefe de la policía provincial Villanova, el intendente Gascón, conejales y el Consejo de Seguridad local. Agregó que alrededor de las 13.45, tal como lo tenían pautado con anterioridad, viajó con la comitiva por “un hecho grave ocurrido en El Bolsón, el homicidio del médico de la policía () Neumann”. En una suerte de obediencia debida, dijo que “la superioridad entendió que allá (en Bolsón) debían estar”. Al regresar, a la noche, Veroíza estaba a cargo de la situación a quien encontró en la comisaría 28. Argumentó que él y la institución tienen una “formación humanista”, que excluye “matar personas y destruir bienes”. Hacia el final se refirió a que recibió instrucción del Martín Lozada, fiscal en este juicio y por entonces juez de instrucción en turno. Las llamadas telefónicas están agregadas a la causa, precisó.
La ronda de declaraciones indagatorias continuó con Víctor Cufré (64 años), ex secretario de Seguridad al momento de la represión masiva, policía retirado desde mayo de 2010. Las preguntas de rigor formal de cualquier declaración permitió saber que ha tenido doce (12) causas penales con distintos cargos, siendo esta la única que permanece abierta. Calificó de “políticas” todas esas causas por distintos cargos, las que atribuyó a “problemas personales” con Ana Piccinini, ex defensora del Pueblo, dirigente de la UCR, y a Liliana Piccinini, jueza del Superior Tribunal de Justicia de la provincia y hermana de la anterior.
“No escapamos de Bariloche”, sino que en una reunión en General Roca con el ministro de Gobierno resolvieron ir a El Bolsón a “descomprimir” la crisis social desatada por el homicidio del doctor Neumann, “muerto en presencia de los hijos y su esposa”.
“A mi criterio se estaba desempeñando bien” el operativo policial en Bariloche contra el descontento popular desatado poco antes del mediodía del jueves 17, al saberse de la muerte de Diego Bonefoi a manos del cabo Colombil. “Jamás ordené que hirieran, jamás ordené que matarán. Jamás en mi vida”.
Al final de su declaración dijo que a partir del 2008, cuando asumió la conducción de la policía provincial, empezó a ser denunciado penalmente.
Con la versión del comisario general retirado Jorge José Villanova culminó la serie de indagatorias en este juicio. “Reconozco la gravedad de los hechos, que causaron mucho dolor a toda la sociedad”. (Al momento del despliegue armado y los disparos mortales) “estábamos en El Bolsón. Recibíamos novedades telefónicas del comisario Carrizo. En un momento (éste) le pasa el teléfono al doctor Lozada, quien me dice que consiga la presencia de Gendarmería en el lugar, que no se calmaría mientras actuara la policía provincial. Llamo por teléfono al jefe del escuadrón de Gendarmería (de Bariloche se deduce), que me dice que consiguiera una orden del Consejo de Seguridad (de Nación). Larreguy (con él en la reunión en Bolsón) llamó por teléfono”.
En menos de una hora, familiares de las víctimas fatales y la sociedad en general pudo tener por primera vez la oportunidad de percibir en forma directa cómo sostienen su rol en la tragedia ocho años después.
Por Multisectorial contra la Impunidad y la Represión de Bariloche
Equipo de Comunicación Popular Colectivo al Margen