Agua en los bordes de la postal
El lavarropas dejó de funcionar. Fue con la última tormenta, cuando las calles del barrio El Frutillar, como otras, se inundaron. El agua corría como un río y entraba en las casas. Primero apenas, por debajo de la puerta, los trapos tratando de frenarla. Después llevándose todo por delante como si fuera la lengua de…