La preocupación en torno a la monumental obra que crece a orillas del Lago Gutiérrez prospera por la falta de claridad y respuestas sobre el proyecto turístico de alta gama Terrazas del Gutiérrez que se enclava en un entorno natural amenazado por el hormigón.
Sobre el espejo de agua la sombra de los negocios inmobiliarios se expande como una mancha oscura y, si no es por la voz de alerta de vecinos y vecinas, nadie parece dispuesto a exigir las medidas que corresponden a un avance de este tipo.
En este predio en el ingreso al barrio Villa Los Coihues, donde por décadas abrió sus puertas la histórica Hostería El Retorno, abandonada y desmantelada por largos años, comenzaron en el 2023 los movimientos de suelo y el apeo de árboles. Con ello, también se iniciaron los primeros pedidos de información a la gestión municipal por parte de la Comisión de Ambiente y Hábitat de la Junta Vecinal de Villa Los Coihues. Pedidos que empezaron en febrero y terminaron en diciembre con una respuesta sistemática: no hay nada para informar, no hay nada aprobado.
Sin embargo, y a pesar de la nula información, desde julio comenzaron a venderse unidades en el portal de la desarrolladora Toribio Achaval que ofrecía residencias premium sobre el Lago Gutiérrez. Según esa publicación se trata de 6 módulos de 4 plantas y 48 residencias y residencias de 2 dormitorios y 2 dormitorios con dependencia, estimándose la capacidad en unas 200 camas.
Ante los avances de la obra, sin autorización municipal ni licencia social, a fin de septiembre la junta vecinal solicitó reunión con entonces Intendente municipal Gustavo Gennuso. “Se pidió una reunión con la máxima autoridad municipal ya que desde el área correspondiente no tuvimos respuesta. Enviamos tres notas formales y todas se respondieron con evasivas y hasta con desinformación porque decían que no había nada aprobado. Sin embargo, veíamos que ya se estaba vendiendo”, recuerda Mauro Cesetti, integrante de la Comisión de Ambiente y hábitat de la Junta Vecinal del barrio.
El silencio se expandió hasta la nueva gestión, a partir de la cual, reconoce, arrancó una nueva etapa: “Encontramos apertura porque concretamos una reunión y el municipio abrió el expediente delante de nosotros. Constatamos varias cosas de manera conjunta”, continúa y señala en ese sentido la visibilidad del avance del proyecto asociado a un gran deterioro de la política ambiental en la municipalidad, situación que se abre de la mano de la derogación de la ordenanza de composición arquitectónica, que, entre otras cosas establece que, aun cuando los parámetros urbanísticos permitan construir una cierta cantidad de metros cuadrados de obra, se tiene que guardar una cierta composición con el paisaje.
Otro plano del deterioro que menciona Cesetti es el desmantelamiento del área ambiental, que alguna vez fue secretaría, también subsecretaría y ahora personal técnico suelto, sin un departamento ambiental. “En ese contexto hay que leer el avance del proyecto dentro de la Municipalidad y agregar que, a pesar de los deterioros mencionados hay dos o tres instancias del trámite administrativo que, ante un señalamiento o un requerimiento de mayor claridad (por ejemplo sobre el tema afluentes) la respuesta que da la empresa no fue analizada por el área técnica de la Municipalidad que evalúa estas cosas y que hizo esos requerimientos, sino que fue aprobada “sin observaciones” por el funcionario del área sin ser revisado y analizado por el personal técnico”. Para Mauro el “sin observaciones” tiene dos lecturas: alguien puede decir que se tomó nota y no tiene nada para comentar o fue aprobado sin las observaciones que correspondían desde el punto de vista técnico. “Lo cierto es que el deterioro del área ambiental y la interferencia política en el procedimiento técnico que debe cumplirse dio lugar al avance de la obra durante todo el año pasado”.
A revisión
Si bien en los últimos días el movimiento en el predio es imperceptible, lo cierto es que es difícil imaginar que la obra no seguirá adelante. La pregunta, por estos días, es cómo, y de mínima, la revisión del proyecto parece el primer paso.
“El proyecto fue avanzando, también, forzando parámetros urbanísticos: la derogación de aquella ordenanza de composición arquitectónica permite que tengas este bodoque, cuando podría haberse hecho algo mucho más amigable con el paisaje y no solamente una propuesta que exprima al máximo las cualidades del lugar. Nadie viene a vivir al bosque para ver monoblocks”, continúa Mauro.
Pero además, sigue sin resolverse un punto fundamental que preocupa a toda la comunidad y tiene que ver con la cuestión de los afluentes cloacales y la viabilidad ambiental, cuestión denunciada desde la Junta Vecinal: la experiencia previa de la Hostería El Retorno y de su antecesora Hostería Los Coihues (construida en los años 40) ya mostraban que el predio costero soporta una cantidad limitada de efluentes cloacales; los que de colapsar no sólo afectan las condiciones ambientales del predio sino también al lago y arroyo, a su flora y fauna y a la comunidad de Los Coihues que toma agua de allí. La envergadura no se corresponde con la normativa de edificación actual, lo cual demandaría un tratamiento de excepción, estudios de impacto ambiental y social y la realización de una audiencia pública y abierta a la participación vecinal.
“Ellos han hecho una propuesta, pero no tiene un análisis suficiente, no nos da tranquilidad”, señala Mauro ante la falta de trasparencia que hubo hasta ahora, que se vislumbra cierto giro. “Parece que se abre una etapa que sería muy bienvenida de revisión y de discusión. La propuesta inicial que había del tratamiento de afluentes era la de una cancha de fútbol llena de lechos nitrificantes, con el antecedente de una vecina que es testigo de que cuando su abuelo gerenciaba la viejísima hostería El Retorno decía que cuando había más de 30 personas colapsan las napas. Entonces, la empresa ha hecho algunas presentaciones, pero la Municipalidad debilitada no es concluyente sobre estas cuestiones y la conjunción de todo esto es preocupación. Siempre imaginamos que ahí iba a ocurrir algo, pero de lo que se trata es que sea algo que celebremos todos”.
En esta línea, también cuenta se está planificando una audiencia pública social, convocada desde varias juntas vecinales para pedir al secretario de Ambiente y Desarrollo Urbano de Bariloche, Claudio Otano, explicaciones: “Hay una responsabilidad social de la carga pública”.
Por Violeta Moraga
Cooperativa de Comunicación Popular Al Margen
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