El final de la escuela secundaria enfrenta a los jóvenes a tomar una de las primeras decisiones importantes de su vida. ¿Todos tenemos una vocación? ¿Se elige una vez y para siempre? ¿Cuáles son las carreras del futuro? Al Margen conversó con el psicólogo Sergio Rascovan, autor del libro “Orientación vocacional como una experiencia subjetivante” sobre la elección de proyectos vitales en estos tiempos que corren.
Sergio Rascovan es licenciado en Psicología, magíster en salud mental comunitaria y director de Punto Seguido, un espacio de formación e intercambio en salud y educación. También desarrolló el programa “Dar Pie”, un juego de orientación vocacional que llevó a cabo el Ministerio de Educación para todas las escuelas secundarias desde 2014 a 2016.
El drama de nuestra época
Terminar la etapa de educación obligatoria coloca a los jóvenes al borde de una pendiente donde se asoman los mandatos sociales, los deseos personales y la incertidumbre propia del tiempo futuro. Desde ese filo, algunos vislumbran un posible itinerario para hacerse un lugar en el mundo, y otros: una encrucijada sin salida. Según Sergio, el drama de nuestra época es la tensión entre la inclusión y la exclusión. “En sociedades tan desiguales y expulsivas, el gran temor es quedar fuera del sistema. Esto vale también para los estudiantes que tienen resueltos los problemas económicos y sin embargo viven también el temor de quedar fuera o de no lograr las mismas condiciones materiales que su familia Entonces la decisión de la carrera se presenta como la herramienta para garantizar la inclusión social y el joven asume que la decisión es una responsabilidad exclusivamente suya”.
No se nace escritor, se nace bebé
Esta frase de la escritora Hebe Huart pone en cuestión esta idea de que se nace con una vocación definida, un recorrido ya establecido desde la cuna; la realidad nos muestra que es en el hacer que se va tejiendo la trama profesional. “Existe una tiranía de la vocación -dice el psicólogo- que hace más difícil la construcción de un proyecto. Son los menos los que nacen con una idea clara de lo quieren ser. Si bien en otros tiempos uno elegía una vez y para siempre, en esta época el curso de la vida no es tan lineal, las personas eligen más de un itinerario. De todos modos, en el contexto actual se vanagloria la elección como el rasgo propio de nuestras sociedades, está instalada la idea de que existe la elección correcta y de que a través de estos procesos -racionales e individuales- de elección la vida se vuelve más satisfactoria”.
Pregunta Inaugural
¿Qué vas a estudiar? ¿De qué vas a trabajar? ¿Qué vas a hacer de tu vida? son las preguntas con las que los familiares les recuerdan a los jóvenes que ese mundo conocido de la escuela se termina y que empieza la vida adulta, con otra lógica y otras reglas. Sergio propone pensar cómo esas preguntas se le presentan a cada estudiante en particular. Para esto es necesario desplazar el imperativo social y hacer foco en qué aspectos de ese futuro le interesan a cada uno: desarrollar sus gustos, conseguir beneficios económicos, obtener éxito.
En estos tiempos de meritocracia, decidirse por un proyecto de vida es una gestión individual. Y si ese proyecto no funciona, los jóvenes sienten que son los únicos responsables de ese fracaso. Elegir es un derecho para todos y en ese sentido la responsabilidad también es colectiva. La libertad para elegir está atravesada por la cultura de su época y por las condiciones materiales en las que cada persona nace. Sergio hace hincapié en la importancia de las políticas públicas para acompañar esta pregunta existencial. Es en las escuelas secundarias que se tiene que trabajar sobre las complejidades de este proceso, así como también las instituciones terciarias y universitarias son las encargadas de alojar y acompañar las trayectorias de los ingresantes. Para aquellos que están fuera del sistema educativo Sergio habla de una práctica de orientación vocacional sociocomunitaria, que trata de acercarse a los espacios donde estos jóvenes viven sus vidas y hacer que se planteen esta pregunta.
La apuesta es estudiar
Los resultados de las investigaciones realizadas por la Asociación de Profesionales de la Orientación de la República Argentina muestran que la educación sigue siendo la opción privilegiada entre los estudiantes a la hora de elegir un proyecto de futuro. Si bien la mayoría se inscribe en el nivel superior, es en el primer año de cursada que se registra el índice más alto de abandono. “La principal expectativa es estudiar -dice Sergio– porque se entiende que a través del estudio se obtiene algo así como un escudo protector. Ya no un trampolín como funcionaba en otras épocas. Los jóvenes quieren estudiar para obtener satisfacción personal, para conseguir empleo y para ganar dinero. Y yo diría que es lógico. Nosotros como profesionales tenemos que plantear todos los factores que se ponen en juego en el proceso de elección y debatirlos con ellos. Si alguien prioriza el tema del dinero, puede hacerlo. En todo caso tiene que hacerse cargo desde dónde está eligiendo, pensar qué relación tiene con esos saberes para poder sostener una carrera donde su principal expectativa es obtener dinero. En ese sentido conviene recordar que toda elección es siempre una prueba, una apuesta y que uno no se juega la vida en la elección vocacional, aunque para elegir haya que jugarse”.
Las carreras del futuro
Los avances de las nuevas tecnologías plantean un escenario vertiginoso y cambiante, se despliegan otras prácticas y se crean nuevas carreras al mismo tiempo que se anuncia la clausura de ciertos oficios y profesiones. “Se alienta la elección de lo nuevo -dice Sergio-, como si lo nuevo fuera garantía de lo mejor. Siempre existió esa idea de las carreras del futuro, el tema es cuando se presentan como la solución a nuestra angustia por saber si vamos a tener una vida digna. Esto no significa que no haya ciertas carreras con mayores posibilidades laborales o con mayores beneficios económicos, por supuesto que sí. El verdadero problema no son las carreras sino las posibilidades de la sociedad para ofrecer a todas las personas un lugar en el mundo”.
“Creo que la inteligencia artificial es un fenómeno que viene a revolucionar la relación del ser humano con las máquinas. Muchas de las habilidades requeridas para algunos trabajos van a ser reemplazadas, cómo ha sido también en otros momentos con otro tipo de tecnología. La inteligencia artificial se presume como una tecnología cualitativamente distinta, pone en jaque algo de la condición humana. Esto es una advertencia básicamente política. Habrá que estar atentos al impacto que tendrá en todos los aspectos de la vida, mientras tanto seguimos viviendo y seguimos buscando nuestros caminos”.
Acompañar la elección de un proyecto de vida. Experiencias en Bariloche.
Dada la falta de una política educativa nacional en relación a la orientación vocacional, se vuelve apremiante que cada jurisdicción se comprometa a tratar este tema en las instituciones. Acá recopilamos algunas de las experiencias que se llevan a cabo en esta ciudad.
En la E.S.R.N 138 se desarrolla desde el 2023 el programa Acompañamiento a la Terminalidad a cargo de Lilia Pacheco y Fernando Pichunleo del Equipo de Orientación Escolar junto a la preceptora Silvina Alarcón y a la tutora del último año, Cristina Fajardo. Uno de los aciertos del programa es poner el foco en el lugar donde cada estudiante está parado hoy para poder imaginar lo que se viene. Esto posibilita que revisen sus trayectorias y saberes adeudados así como el armado de estrategias en conjunto para cerrar el ciclo de la escuela secundaria. Además, se acercan a la muestra de carreras Expo Uni y a la Oficina de Empleo de la Municipalidad que tiene un espacio con recursos para la primera experiencia laboral. “La propuesta del programa es dignificar la palabra, las ideas, los proyectos de los jóvenes -dice Lilia-. Romper con la idea de “yo sé lo que vos necesitas” para abrir la escucha y recorrer el camino juntos, intentando descubrir algo de su deseo”.
En el Colegio secundario Qmark, de gestión privada, los estudiantes de quinto año tienen un espacio anual para ir imaginando su futuro. La materia se llama “Próximos Pasos” y está a cargo de las docentes Laura Pretel y Sofía Ceres, Desde el nombre se intenta desalentar la idea de una vocación única para concentrarse en los gustos e intereses de los estudiantes, a la vez que ensayan recursos concretos que pueden llevar en su mochila para el nuevo recorrido. Se trabaja con habilidades para el mundo de trabajo, herramientas de administración del hogar para aquellos que se van a estudiar lejos de Bariloche, se organiza un panel de profesionales y también se invita a los egresados a contar sus experiencias recién estrenadas.
A nivel terciario, el Instituto de Formación Docente Continua cuenta con un Programa de Acompañamiento a las Trayectorias nutrido en el convencimiento de que la educación superior es un derecho -aunque no sea obligatoria-. En el trayecto de ingreso se explica de qué se trata la vida de esta institución y se pone el foco en la alfabetización académica. En los primeros años se dictan talleres sobre hábitos de estudio y preparación de exámenes para que los estudiantes se familiaricen con las instancias evaluativas. En los últimos años se propone reflexionar sobre las propias trayectorias y los desafíos para terminar esta etapa de formación.
Si las instituciones educativas como los espacios comunitarios se comprometen a trabajar esta problemática con la participación de los jóvenes en el armado del debate, este momento de transición puede convertirse en una invitación a revisar su historia personal y también en una oportunidad para pensarse con otros, para crear formas colectivas de sostén a través de los itinerarios de un futuro vertiginoso y cambiante.
Por Verónica Battaglia
Cooperativa de Comunicación Popular Al Margen
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