A pesar de las reiteradas demostraciones a lo largo de más de veinte años respecto al rol fundamental que tiene para la comunidad el programa de Deportes Regionales -que incluye Montaña Escolar para los 4tos grados y Esquí Escolar para los 5tos grados de las escuelas públicas Bariloche y alrededores- la incertidumbre vuelve a gobernar por estas horas el comienzo de las clases.
“Siempre parece que está institucionalizado, pero después vemos que el programa vuelve a estar en situación de precariedad”, dice Cora Langbehn, guía de montaña y profesora en la carrera de Educación Física, quien participa del proyecto hace largos años, sobre el momento que atraviesan por estas horas: no hay señales concretas desde el ministerio de Educación y Derechos Humanos de Río Negro, hoy a cargo de poner en movimiento el programa. “Son unos días que todos esperan: lo esperan los niños, las familias, que suelen empezar a conseguir desde principio de año las cosas para que puedan hacer la actividad. Tiene un apoyo masivo por parte de la población”, describe Cora. La situación ha movilizado a toda la comunidad en busca de respuestas y este viernes se presentaba una nota con firmas desde todas las escuelas en el Consejo Escolar.
Desde que fue creado, el esquí social permitió una instancia que para muchos es desconocida. Hay niños y niñas que nunca pisaron el Cerro Catedral, a pesar de vivir en Bariloche, sectores donde la nieve solo significa la tragedia del frío y los barrios inundados. Siempre será todo junto, pero lo cierto es que esta posibilidad genera una experiencia indeleble, no solo por el hecho de bajar una montaña sobre tablas, sino por el tiempo compartido con todo el entramado que trae la suma de las partes que hacen estos posible. Años tras años no deja de implicar un empuje a pulmón, para conseguir la comida, los trasportes, la ropa. Muchos instructores, también, resignan horas que podrían destinar a la demanda turística y se comprometen con estos espacios por algo que no tiene precio.
Para algunos de los que pasan por esta semana, es también la primera semilla, que les permite volver al cerro en un futuro próximo con una herramienta fundamental: saber esquiar. “Más adelante tal vez pueden comprar el pase, acoplarse a otros chicos residentes que están yendo. Hay hijos de trabajadores del cerro que tienen el pase y no van porque no saben esquiar. Si aprenden, después siguen aprovechando ese espacio. Es un programa que enriquece a mucha gente por distintas razones y te das cuenta que siempre estamos de vuelta en ese punto de incertidumbre”.
Es por esto que a lo largo de estos días se están juntando firmas y movilizando para que se defina el comienzo y empiece a girar la rueda que tiene que hacer funcionar esto. “Hay un montón de actores que están presionando para que salga, todos lo que alguna vez trabajamos, los profes de las escuelas que ven lo bien que les hace a los chicos, las directoras, toda la gente sabe lo que beneficia hacer este tipo de actividad. Todos esperamos que esto finalmente arranque, aunque todavía estemos sin ninguna certeza, y aunque no hay ninguna señal de arriba para abajo, hay mucha fuerza y ganas de abajo para arriba para que esto no desaparezca”.
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“Tengo una hija que no lo puedo hacer porque justo fue en pandemia”, cuenta Juana madre de la escuela 298. Se refiere al único periodo en 20 años en el cual no se hizo la semana de esquí. Esta situación particular, que no permitió realizar la actividad, es algo que sigue en la memoria de aquellos que, como todos, esperaban en su quinto grado tener esos días. Así la importancia. Ahora, con otra de sus hijas en 5to, la situación, por razones muy distintas, vuelve amenazar las expectativas.
“Está buenísima esta semana para compartir entre ellos, para conocer la naturaleza. Además, hay un montón de chicos que sino nunca irían al cerro. Por eso, es bastante determinante para muchos sectores el hecho de que tengan el programa funcionando. Creo que es uno de los espacios donde, si no fuiste nunca cuando eras chico, como me pasó a mí, después cuando sos grande te sentís medio excluido. Y creo que, para poder cuidar Bariloche, querer el esquí, la nieve, el cerro, todo lo que tenemos, está bueno que lo puedan conocer, que lo valoren y que lo puedan vivir como propio”.
En este marco, y viendo todos los recortes en los programas que hay a nivel nacional y regional, algo que subyace es la importancia de seguir poniendo atención a no vulnerar derechos, sobre todo de las infancias.
“Este es un momento que lo tienen como ganado, ellos saben que les toca en quinto y están esperando. No está bueno que los recortes vayan por ese lado. Creo que con voluntad política se pude garantizar un derecho muy importante”, señala y contempla el temor de muchos por estas horas: si cortan el programa, es muy difícil que vuelva, a pesar de todo el sentido y la fundamentación que lo sostiene. “Los chicos tienen derecho a vivir esto que estaban esperando con ilusión. Hay que movilizarse ahora, que nos enteramos que está en peligro, porque no nos da igual. Hay que seguir luchando por las cosas que realmente valoramos y por los derechos que ya ganamos”.
A lo largo de estos años, el programa fue creciendo en cantidad de destinatarios y en contenido y calidad de la propuesta educativa que abre las puertas de la Escuela pública al medio natural, haciendo que la montaña entre en la escuela, ampliando horizontes posibles y enriqueciendo el paisaje imaginario infantil.
Como señalan desde la comunidad educativa en un comunicado que circula es buscar visibilización y apoyo, esta construcción colectiva de diversidad de actores e instituciones que nació como proyecto de Extensión Universitaria en 2003 (habiendo algunas experiencias previas) tomó carácter de política pública desde 2006 y alcanzó a todos y todas las niñas y niños escolarizados en 2013 afianzándose como un Derecho para las Infancias: “Sostenemos que disfrutar de la naturaleza en el ámbito escolar, ser parte de ella a través de prácticas corporales y culturales de la región es una de las maneras para aprender a cuidar el entorno, vincularse desde el placer, el encuentro con otres y, sobre todo, que el acceso a estas experiencias habilita a proyectarse en mañanas posibles”.
Por Violeta Moraga
Cooperativa de Comunicación Popular Al Margen
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