La victoria de Milei abre una etapa nueva en la Argentina con más dudas que certezas.
Nadie sabe qué va a ocurrir los próximos días, porque nadie sabe ciertamente qué de todo lo que dijo Milei querrá ser aplicado, qué intentará ser aplicado y qué podrá aplicarse. Está el Milei de panel televisivo, el Milei de plataforma electoral y el Milei colonizado por Macri. Anoche, en su primer discurso como presidente electo, habló de cambios drásticos sin precisiones. Toda esta incertidumbre genera miedos en unos y esperanzas en otros.
En las elecciones generales Bullrich, Schiaretti y Bregman sumaron casi 33 puntos, que este domingo se distribuyeron en su mayoría a favor de Milei, revirtiendo ampliamente los siete puntos que aventajaron a Massa en octubre. La retórica anti peronista rabiosa de Bullrich de tantos años pregnó a sus votantes así como los guiños de Schiaretti a favor del libertario regaron el tradicional anti kirchnerismo cordobés. La probabilística se impuso a la esperanza.
La Patagonia fue protagonista de una derrota peronista brava, como en las PASO. Massa perdió en las seis provincias, con resultados extraordinarios en Neuquén donde Milei llegó el 60%. En Río Negro el resultado fue más parecido al promedio nacional, donde los 18 puntos de Juntos por el Cambio de octubre se volcaron mayormente a favor de Milei. Un resultado impensado por el futuro gobernador Weretilneck que jugó a fondo por Massa y espera ahora, como todos los gobernadores, definiciones concretas.
Nada será igual en la Argentina a partir del 10 de diciembre. Hay un nuevo fin de ciclo. La composición del Congreso será clave: 107 diputados de Unión por la Patria, 14 posibles aliados provincialistas, 38 diputados de La Libertad Avanza y 94 de Juntos por el Cambio que ingresó en fase de descomposición. Leyes claves como la supuesta reforma del Estado y el fin de la coparticipación difícilmente puedan ser aprobadas como trámite sin rosca, sin gobernadores propios, sin conflicto social.
En su alocución de anoche, el presidente electo apareció de fondo con un logo de la Casa Rosada muy similar al de la Casa Blanca norteamericana. Una señal de la política internacional que anticipó en campaña y que asimismo es difícil de imaginar. ¿Romper relaciones comerciales con Brasil y China en un mundo que abandonó la unilateralidad de los 90?
Las indefiniciones de Milei son una expresión de inconsistencia y también una táctica que le permite ganar tiempo. Sí esbozó un norte, un atavismo desconocido para miles de argentinos. Refundar la Patria de fines del siglo XIX, la exportadora de granos sin industria ni clase obrera, en una Argentina con 40% de pobres, 45% de trabajadores informales y un salario roto después de ocho años estar al tope de América latina. ¿Cómo se resolverá esa tensión?
Ninguna victoria es definitiva y ninguna derrota es permanente. Lo sabe Macri que ganó en 2015, perdió en 2019 y vuelve ahora tuneado. Lo sabe largamente el peronismo. La historia es dialéctica, la escriben los hombres y las mujeres a diario.
Por Pablo Bassi
Cooperativa de Comunicación Popular Al Margen
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