Los 6.400 fósiles que fueron enviados de manera ilegal a España vuelven este viernes a nuestra ciudad para ser resguardados por el Museo Paleontológico Bariloche. Se trata del caso de mayor caudal y valor científico en la historia de una repatriación en la Argentina.

Tras largos periplos, regresa a nuestra ciudad la colección de 6.400 fósiles que fueron enviados a España de manera ilegal por el propietario del Museo que funcionaba hace algunos años en el Barrio Villa Los Coihues. Entre el material oculto en el contenedor había huevos de dinosaurio, el esqueleto completo de un hadrosaurio, un amonite de más de 20 centímetros de diámetro y múltiples piezas de ámbar entre otras piezas de valor incalculable, como la flor compuesta más antigua de la historia que data de 47 millones de años.
“Es el caso más importante, de mayor caudal y valor científico en la historia de la Argentina, de una repatriación y del transporte ilegal de material cultural fósil”, dice el paleontólogo Ari Iglesias, presidente de la Asociación de Paleontología Bariloche, espacio donde ahora quedaran las piezas a resguardo.
“Se trató de múltiples materiales de gran riqueza y diversidad. Dentro de las piezas que fueron recuperadas hay varias que fueron investigadas por científicos argentinos y publicadas en revistas internacionales. Era un material de referencia que tenía un repositorio en el país y toda la ciencia internacional conocía como propia de la región. Que eso se fuera constituyó una gran pérdida científica”, detalla.

Por eso la recuperación es una noticia de gran importancia. El Museo del Lago Gutiérrez, denominado Doctor Rosendo Pascual, había sido abierto por Rodolfo Corsolini en 1995. Funcionó por largo tiempo en el barrio Villa Los Coihues, abierto al público y a los colegios, con materiales que no estaban correctamente ingresados al conocimiento del patrimonio argentino, porque la familia lo reclamaba como propio, aunque la Ley de Patrimonio, tanto provincial como nacional, señala que es dominio argentino y de Río Negro. El Museo cerró en 2019 y los dueños pensaron en llevárselo entero a España. Sin embargo, el permiso para el traslado fue rechazado. Es así que eligieron otros caminos y las piezas fueron sacadas de la ciudad en abril del 2020 de manera irregular. Finalmente, se logró su incautación del otro lado del océano y la posterior repatriación a su lugar de origen, luego de tres años.
“Este viernes finalmente el material vuelve y estará en el Museo Paleontológico. No sólo vienen fósiles, también vienen otros materiales arqueológicos”, detalla Ari y explica que esta será la entidad encargada del resguarde, quedando todavía un camino para que el público vuelva a tener acceso a las piezas en el corto plazo. “El Museo actual es muy pequeño, pero, además, todavía hay varios peritajes sobre el material. El juicio todavía no termina”, dice.

– ¿Qué significa para la comunidad científica y la comunidad en general esta recuperación?
-Hay varias facetas en el patrimonio cultural en general y en este caso paleontológico local. La colección no sólo tiene materiales de Bariloche sino también de muchas otras provincias de la Argentina, inclusive materiales del exterior. Hay desde dinosaurios completos de seis metros de altura a cosas muy chiquititas, como la flor de la que todos hablan, que es la única flor de la familia de las Asteraceae conocida para el mundo, que fue encontrada acá. El patrimonio, en realidad, lo que hace es jerarquizar una región, siempre pongo por ejemplo el caso de Comallo, donde ahora tenemos un material completo, que está siendo estudiado, de un mamífero que es el segundo completo que se conoce. Pero el primero fue hallado a inicio de 1900 y Ameghino se lo canjeó al Museo de Historia Natural de Nueva York. Entonces, si uno quisiera ver el material que salió de Comallo, tiene que viajar a Nueva York. Ahora que tenemos la ley provincial toda la gente que quiera ver el material va a tener que venir a la provincia. Eso fomenta no sólo el conocimiento, sino también el turismo y la apropiación de las personas: en Comallo ahora se está haciendo el Paleoparque y por fin toda la población entiende la importancia de los materiales que están en sus rocas, abajo de sus casas. Más allá del conocimiento científico en general.
-Imagino que es un movimiento importante para estos pueblos que se ponga en valor estos reservorios.
-Históricamente no había museos por la región y todos los materiales de Argentina iban a parar al Museo de La Plata, Buenos Aires, Córdoba o San Luis. Ahora tenemos la posibilidad de tener museos en la región. Que investigadores estén curando propiamente el material, estudiándolo, resguardándolo en forma correcta, es importante. En el Museo Paleontológico realizamos eso, resguardando de toda la región y mismo de Bariloche. Todo este material está quedando acá y se está incrementando, está creciendo, son colecciones que no están muertas, sino que están vivas.
-Es importante entender también este límite entre lo público y lo privado: hay cuestiones que no pueden depender de lo que una persona individualmente quiera hacer con ese bien, que es en definitiva un patrimonio.
-Este es un buen caso para explicar eso también, porque durante muchos años estas personas que tenían el museo privado y creían que el material era suyo en realidad lo ponían a disposición, hay otros privados que tienen un museo privado y no brindan acceso a la población, inclusive compran y venden en el mercado negro. Estas personas estaban en un barrio abierto con el museo abierto e intentaban darlo a conocer a la población, pero de buenas a primeras se le ocurre la idea de llevárselo a otro país y lo realizan. Entonces ese es el tema con las colecciones privadas y es por eso tiene que estar registrada, porque no se puede hacer lo que se quiera con esos materiales, para eso está el ente de aplicación de la ley que en la provincia es la Secretaría de Cultura de Río Negro.
Por Violeta Moraga
Cooperativa de Comunicación Popular Al Margen
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