La comunidad chilena en Bariloche, una de las más grandes de nuestro país, realizó este martes un homenaje al presidente socialista que resistió el golpe de Pinochet en un despacho de gobierno hasta el último aliento de vida.
De a poco la sala de prensa del Centro Cívico va ocupándose hasta colmar las sillas disponibles. Un grupo de cinco mujeres ya sentadas hablan entre ellas. Un hombre con sombrero de ala corta saluda a los anfitriones, a quienes pareciera conocer. Otro ingresa con un bolso de Pedidos Ya, lo deja en el piso, se acomoda en el centro del lugar. Llegan funcionarios de segunda línea, una legisladora, un diputado nacional. Dos policías vigilan la puerta de entrada. Alguien luce un pin con la cara de Salvador Allende. Delante del atril cuelga un retrato del presidente chileno 50 años atrás derrocado por Augusto Pinochet. Suenan los himnos, algunos entonan ambos. Comienza de esta manera el acto de la Asociación Cultural Salvador Allende y el Círculo Chileno Gabriela Mistral, las dos organizaciones de vecinos trasandinos que viven en Bariloche, en homenaje al dirigente socialista que resistió un golpe de Estado en un despacho de gobierno hasta el último aliento de vida.
Durante la dictadura de Pinochet calculan que por motivos políticos, económicos y sanitarios migraron a nuestro país 1.800.000 chilenos y que 80.000 recayeron en la provincia de Río Negro. Hoy habitan nuestra ciudad unos 12.000.
El presentador del acto, el periodista y escritor Adrián Moyano, invita a una pareja con indumentaria tradicional a bailar una cueca. Moyano acota que la “cueca sola” fue creada por la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos de Chile como instrumento de denuncia a a la dictadura. Originalmente, una mujer sin pareja danzaba junto al retrato de su compañero desaparecido.
Es el turno ahora del cónsul chileno en Bariloche, Javier Matta Manzano. En su alocución subraya la solidaridad internacional con los chilenos durante el gobierno que les azotó entre 1973 y 1990. La organización de sus compatriotas en esta ciudad es una huella imborrable de ese proceso, dice. El funcionario agradece al presidente Alberto Fernández el decreto que le impide simbólicamente al fallecido Pinochet usar la Orden de Mayo al Mérito Militar, la Orden Mayo al Mérito y el Collar de la Orden del Libertador San Martín, máximas distinciones honoríficas de la Argentina.
Moyano pide un minuto de silencio por las víctimas de la dictadura.
Carbón
El presentador lee “Carbón”, estrofas del poeta chileno Gonzalo Rojas Pizarro:
Veo un río veloz brillar como un cuchillo, partir
mi Lebu en dos mitades de fragancia, lo escucho,
lo huelo, lo acaricio, lo recorro en un beso de niño como entonces
cuando el viento y la lluvia me mecían, lo siento
como una arteria más entre mis sienes y mi almohada.
Es él. Está lloviendo.
Es él. Mi padre viene mojado. Es un olor
a caballo mojado. Es Juan Antonio
Rojas sobre un caballo atravesando un río.
No hay novedad. La noche torrencial se derrumba
como mina inundada y un rayo la estremece.
Madre, ya va a llegar: abramos el portón,
dame esa luz, yo quiero recibirlo
antes que mis hermanos. Déjame que le lleve un buen vaso de vino
para que se reponga, y me estreche en un beso,
y me clave las púas de su barba.
Ahí viene el hombre, ahí viene
embarrado, enrabiado contra la desventura, furioso
contra la exploración, muerto de hambre, allí viene
debajo de su poncho de Castilla.
Ah, minero inmortal, ésta es tu casa
de roble, que tú mismo construiste. Adelante:
te he venido a esperar, yo soy el séptimo
de tus hijos. No importa
que hayan pasado tantas estrellas por el cielo de estos años,
que hayamos enterrado a tu mujer en un terrible agosto,
porque tú y ella estáis multiplicados. No
importa que la noche nos haya sido negra
por igual a los dos.
-Pasa, no estés ahí
mirándome, sin verme, debajo de la lluvia.
Lobos
El acto continúa con la proyección de un documental realizado en Chile sobre los exiliados y migrantes chilenos en el mundo durante los últimos 50 años. En el capítulo dedicado a la Argentina hablan entre otros el actor Patricio Contreras; la nieta recuperada Claudia Poblete, hija de padre chileno, apropiada por argentinos; dos estudiantes cuyos padres trabajadores no pudieron seguir costeando la universidad arancelada; Patricia Vargas, presente en este acto; y Adolfo Lobos, de la Asociación Salvador Allende de Bariloche, quien al finalizar el video hace uso de la palabra.
Lobos era en 1973, año del golpe, dirigente estudiantil del Partido Comunista en la ciudad patagónica de Temuco. Su trabajo militante consistía en enseñar a los campesinos a usar los tractores provenientes de la Unión Soviética que, para la derecha, se habían convertido en verdaderos tanques de Troya. Ese proceso –relata Lobos- era parte de la reforma agraria implementada por Allende, legislada antes por un presidente social cristiano.
Otra de su tarea militante, continúa Lobos, era detectar el acaparamiento de productos: una acción de sabotaje impulsada por opositores, destinada a desabastecer de alimentos al pueblo y encarecer los precios para desestabilizar al gobierno. Lobos recuerda haber detectado productos acaparados por tres años.
Antes de proyectar el cortometraje “Historia de un oso”, ganador de varios premios internacionales, entre ellos el Oscar a mejor cortometraje animado en 2016, Lobos vuelve a subrayar la solidaridad internacional con un recuerdo notable. El viaje que realizó en 1973 a Buenos Aires, donde se organizó un acto en los jardines de la embajada chilena con la presencia de 60.000 estudiantes secundarios y universitarios que al tomar Lobos el micrófono, entonaron a viva voz.
“¡Hermano / chileno / no bajes la bandera / que aquí estamos dispuestos a cruzar la cordillera!”.
“No saben cómo me temblaron las piernas”, recuerda.
Por Pablo Bassi
Cooperativa de Comunicación Popular Al Margen
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