Con la llegada del invierno vuelve a visibilizarse la situación que atraviesan diferentes barrios de Bariloche frente a la falta de gas. Hace algunas semanas, las protestas llevadas adelante sobre avenida Bustillo por vecinos del barrio Jamaica evidenciaron las demoras en las obras, que ya deberían estar terminadas. Sin embargo, es posible que numerosas familias vivan otro período sin este servicio.

“Después de las movilizaciones las autoridades se comprometieron a terminar de enterrar la red de gas en 15 días, un plazo que ya se está cumpliendo”, detalla Viviana Fleischman, vecina del barrio Jamaica y adelanta que con los últimos avances la red ya está casi enterrada, pero falta terminar algunos nichos, que es un tercio del barrio. “No creo que este invierno lo pasemos con gas”, dice. Y es que, más allá de que finalmente se dote de gas a la red, todavía faltan las conexiones intradomiciliarias. “De 197 personas a conectar, 25 van a poder hacerlo porque tienen todo adentro de la casa y porque tienen algún recurso. El resto no va a poder conectarse a la red porque no autorizan una obra más. Se nos hizo de goma todo este proceso y nos quedamos con la red en la puerta”, explica y describe que hubo avances después de las protestas porque enterraron casi toda la red que faltaba, pero que, si no se hacen los empalmes, las pruebas, queda en nada.
“En la sesión del Concejo Deliberante nos dijeron que estábamos antes de que se corte el suministro de nuevas bocas de gas, por lo que había factibilidad para la gente de Jamaica, pero todavía no hay gas en la red, así que no vamos a saberlo hasta que alguien intente poner gas adentro de su casa”. Finalmente recordó que la obra debía estar en cinco meses, pero demoró dos años y medio. “Pasaron tres veranos. No entendemos por qué teniendo la plata no hicieron las obras, eso es lo que tienen que explicar”, dice.
El barrio Jamaica integra, junto al barrio Nahuel Hue y el barrio Don Bosco, parte de los barrios populares beneficiados con el plan de obras del Registro Nacional de Barrios Populares (RENABAP). Se trata de un financiamiento otorgado por Nación, mientras que el Municipio es quien desarrolla los proyectos y gestiona la ejecución. Pero lo cierto, como dejan ver los testimonios, es que cada avance es a costa de la presión que puedan ejercer los vecinos con movilizaciones y las denuncias correspondientes.
“En Jamaica y Don Bosco estamos hablando de obras de extensión de red y conexiones domiciliarias, que implican el nicho, no la conexión interna de la vivienda. Y después está la obra del Nahuel Hue que son conexiones intradomiciliarias, donde, ahí sí, el trabajo es desde el nicho que ya estaba puesto a todo el tendido dentro de la vivienda”, explica Pablo Marigo, representante regional de la Secretaría de Integración Socio Urbana (SISU), del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, desde donde, además de financiar las obras, se viene acompañando a los vecinos y vecinas de los barrios populares en el seguimiento territorial de las mismas.

En los barrios, el panorama cambió en los últimos quince días, ya que se reactivaron esas obras, que están bastante avanzadas: la de Jamaica en un 90% de acuerdo a las auditorías y la de la Don Bosco también en un 88%. “Eso no quita de que las obras tengan un año y medio de atraso”, dice Marigo y explica sobre los detalles que en el barrio Don Bosco ya se terminó la extensión de las redes, las conexiones, y lo que falta es revestir los nichos, arreglar las calles que sufrieron desgaste por la propia obra, y una calle que el proyecto incluía a la que hay que enripiar.
En Nahuel Hue de las 100 conexiones hay 75 que ya tienen gas, es decir que el 65% de la obra ya está ejecutada y con gas. De las otras 35 familias, hay distintos niveles de avances: algunas todavía no iniciaron, otras necesitan aprobación de Camuzzi, pero de acuerdo al plan de trabajo que presentó el municipio a mitad de mayo se tendría que terminar. En tanto Jamaica, según el compromiso en la reunión de la semana pasada, el 10 de mayo debería estar terminada la obra.
“Es con el empuje de la comunidad que se van logrando los avances. Ahora, una vez que se terminen las obras falta que se haga el conforme a obra, que se les entregue la obra, que Camuzzi inspeccione, que dé el visto bueno, que abra la llave de gas que conecta la red con la red vieja y que ahí, recién, los vecinos pueden empezar a solicitar el servicio”, completa. A lo que hay que agregar el costo, calculado en unos 600 mil pesos, para poner el gas adentro.
En cuanto al contexto más general, señala que no hay factibilidad de que Camuzzi realice nuevas conexiones. “A ningún usuario, aunque le pase la red por la puerta, le dan gas porque hay una resolución por la cual no están habilitando bocas nuevas. Es lo que pasó hace muchos años en Bariloche -y que se resolvió con el gasoducto cordillerano por dos o tres años- y que ahora volvemos a la misma situación. El argumento es que hay que hacer una obra más estructural que permita mejorar el procesamiento del gas”.
Lo cierto es que la ciudad no está a la altura del crecimiento abrupto que está viviendo, con problemas estructurales que se agravan en diversos frentes. “No puede ser que una ciudad patagónica durante seis años no tenga gas, por dos años sí, y ahora no sabemos por cuánto tiempo más no. Esta situación implica que las conexiones nuevas, los edificios nuevos, las viviendas nuevas, sean eléctricas, cuando también tenemos problemas con la electricidad, es una cuestión de sustentabilidad importante”.

Arrancar derechos
“Estas obras tienen dos años de demora y ellos no accionaron hasta que empezamos a reclamar: lo pedimos mil veces, nos juntamos mil veces, seguimos insistiendo mil veces. Tuvimos que salir a los medios y al Concejo y cada situación duró meses”, dice Luciano Celsi, del Barrio Don Bosco y reflexiona: “Creo que el trasfondo es una cuestión ideológica. Si formás parte de un barrio popular y tuviste que rebuscártela en la vida para avanzar, el sistema estatal parece que tiene que hacértela difícil, a pesar de que estos son programas de desarrollo, no son de asistencia, pero la realidad es que le hemos tenido que arrancar a la fuerza que ellos dediquen tiempo para las obras”.
Asimismo, se refiere al proceso y recuerda que llegó una empresa con muy pocos recursos y poco personal. “Teníamos que prestarles alambre, martillos, darles agua, asistirlos con herramientas y con insumos a los que estaban realizando la obra. Eso hacía que avanzaran muy lento. Además, se cometieron muchas irregularidades: las calles quedaron en mal estado, anularon pasos de agua, se nos están inundando algunos terrenos y algunas calles. Lo que rompieron lo han dejado roto a pesar de los reclamos. Tenemos la certeza de que es la Municipalidad quien debe arreglarlo porque es el órgano ejecutor de las obras, independientemente de que la empresa tenga que ir y arreglar todas las cosas que rompieron”.
Actualmente a la obra le falta la etapa final que tiene que ver con la presión de gas y con el revestimiento de los nichos. “Esta obra nos benefició prácticamente a unos 40 vecinos, pero hay otros tantos, por lo menos más de 100 vecinos, que no tienen los nichos porque esta obra no los incluyó. Y no tienen la posibilidad de acceder a conectarse, porque Camuzzi no está dando nuevas conexiones”, repasa.
Por otro lado, recuerda que estas obras son parte del aporte extraordinario de las grandes fortunas. “El presupuesto del RENABAP se dotó extraordinariamente por el aporte de las grandes fortunas. Ha sido el 15% del aporte de las grandes fortunas, que lo ha pagado el 0,01 por ciento de la población. Es decir, la migaja de la migaja de los que tienen ha dotado a la SISU de un fondo extraordinario que está realizando miles de obras en todo el país”, señala y en torno a la distribución de la riqueza también da cuenta del contraste de esta situación que se da respecto a la falta de servicios esenciales en una ciudad que crece exponencialmente en contraste con tantas falencias y deudas pendientes. “Bariloche vive de un turismo extractivista. Es una ciudad que desborda y sin embargo la pobreza de la gente continúa, no hay ningún derrame de beneficios, se los llevan solamente un par de empresarios que ni siquiera viven en Bariloche, mientras la desigualdad social crece”.
Por Violeta Moraga
Cooperativa de Comunicación Popular Al Margen
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