En el marco de la consolidación de la Red de Familias Productoras y Elaboradoras agroecológicas de la Comarca, la Unión de Trabajadores de la Tierra (UTT) avanza en la creación de un Fondo Rotatorio en el territorio de Cuesta del Ternero, un ejemplo concreto del empuje que puede tener el trabajo organizado, a través del cual, cada día más familias encuentran una respuesta a sus necesidades.
“En la Comarca, y la cordillera en general, hay muchos productores o elaboradores pequeños que realizan actividades en varios rubros. Eso empieza a generar una comercialización genuina en el territorio: gente que vende huevos, dulces, hortalizas”, relata Agustín Mavar, productor ganadero y regente de la UTT y cuenta como se fue desarrollando el proceso: “A la organización nacional, a partir de la cual trabajamos con productores chicos y medianos, se empezaron a acercar personas que no estaban arraigadas a una cooperativa o a un grupo, sino que estaban sueltas: pequeños productores familiares que comercializan históricamente el excedente”, continua.
Comenzó así a pensarse desde la UTT alguna solución o respuesta para este sector, a partir de lo cual se generó esta Red de Familias Productoras y Elaboradoras agroecológicas de la Comarca que ya comenzó a andar hace algunos meses, permitiendo a partir de un acompañamiento gremial y productivo trabajar sobre las necesidades específicas de la gente.
Gracias a ese trabajo es que, en este marco, por ejemplo, se gestó en Cuesta del Ternero la adquisición a través de los fondos rotatorios de un motocultivador para fortalecer el trabajo campesino, ampliar la producción de alimentos, y que esa maquinaria esté a disposición para el uso colectivo de las familias productoras. “Estos fondos rotatorios son una gran ayuda, porque realmente son cuestiones difíciles de alcanzar individualmente y sin esta posibilidad te cuesta mucho progresar. Al adquirir esta maquinaria podemos trabajar en conjunto con otras familias que no tienen maquinaria. Acercarse a otras chacras, intercambiar trabajo y alimentar esta rueda que busca generar alimento sano, agroecológico”, señalaba en este sentido Gustavo Agustinho, productor de la red comarcal.
Hacer girar la rueda
Sobre el recorrido que le fue dando forma a la Red, Agustín cuenta que para comenzar se hicieron reuniones, se visitaron las chacras de todas las personas que querían participar y se generó una afiliación a la organización y una cuota social. “Nos juntamos, vimos las funciones de cada uno y la aprobación del producto. No es que somos catadores de los productos, pero vemos el proceso, que sea legitimo el trabajo, cómo se elabora, etc.”, continua. Asimismo, describe que una vez que los elaboradores están dentro de esa red se empiezan a plantear los problemas, generalmente comunes a todos: el acceso a insumos, maquinara, materias primas, la necesidad de lugares habilitados.
“Lo del motocultivador fue un ejemplo. El productor pagó un porcentaje y para el resto se hizo un plan de pago a partir de la producción. Es una manera de no desfinanciarnos y para la persona poder pagar con trabajo. Los productores en definitiva lo que queremos hacer es poder seguir produciendo. Como organización no nos dedicamos a prestar plata ni a financiar a nadie, no podemos, pero movemos la rueda con producción: es una rueda que significa ponerle mucho el cuerpo, la cabeza, pero que claramente funciona”.
Otro ejemplo que trae para mostrar todo lo que se genera a partir del trabajo en red es el de una productora que se dedica a la elaboración de mostaza. “Hacía, por poner un ejemplo, 100 mostazas al mes. Ahora estamos llegando con mostaza a todo el país y hace 500. Y ahí empiezan los problemas productivos que nos gustan a todos: cómo hago para crecer, siendo que en los últimos 10 años venimos pensando cómo hago para no desaparecer”.
Así, el andar va dejando evidencias de cómo muchas veces lo que se necesita es una estructura, un tejido de esas redes, una ayuda que permita ponerle organización a eso que ya sucede. “Sobre todo en territorios como la Patagonia, con las grandes distancias que tenemos, con instituciones bastardeadas, dinamitadas cada vez que hubo alguna pequeña organización”, reflexiona Agustín.
Finalmente, también se refiere a la característica de agroecológica de la producción de alimentos: “Somos casi 30 mil en todo el país. La realidad es que todavía no todos pueden producir de manera agroecológica (y en este caso se aclara), pero lo que decimos siempre, y de eso estamos convencidos, es que la agroecología es un camino. La diferencia está en querer ir hacia ahí, y con esas personas vamos”.
Por Violeta Moraga
Cooperativa de comunicación Popular Al Margen
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