La serie animada Poemas de la Tierra busca difundir las lenguas de los pueblos originarios a través de ocho cortos que abordan escritos de poetas indígena del territorio argentino narrados por las voces de niños y niñas de distintas comunidades. Liliana Ancalao, considerada una de las voces más reconocidas de la poesía mapuche contemporánea, cuenta su participación en el proyecto y su andar por estas tierras en el camino de la palabra.
“La poesía nos invita a viajar por estos mundos, por estos universos que nos proponen las culturas indígenas y que nos ofrecen una mirada diferente para aprender”, señaló recientemente Juan Pablo Tobal Clariá, director junto a Bea Blankenhorst de esta serie producida por la compañía cordobesa Anok Films para el canal Pakapaka. El proyecto, nos permite sumergirnos en una experiencia visual, lúdica y musical llena de poesía, a partir de los textos de importantes poetas indígenas de nuestro territorio como: Liliana Ancalao, poeta mapuche; Lecko Zamora, poeta wichí, Marcelo Quispe, poeta quechua-guaraní y Mónica Silberio, poeta qom. “Esta propuesta trata de mostrar las riquezas de las comunidades, la posibilidad de encontrarse, de aprender que hay otras lenguas, que hay otras comunidades que hace tiempo que están aquí y tienen otras formas de ver el mudo y relacionarse con la naturaleza, y que en estos tiempos son muy valiosa de escuchar y aprender”, concluye el director.
En diálogo con Al Margen, la escritora Liliana Ancalao, considerada una de las voces más reconocidas de la poesía mapuche contemporánea, cuenta su participación en el proyecto y su andar por estas tierras en el camino de la palabra. “Me convocó Juan Pablo y primero le pregunté bien de qué se trataba, para ver que no fuera un espacio de folclorización más del pueblo mapuche”, dice y recuerda que las lenguas originarias no están en pleno uso sino en un proceso de revitalización con grandes esfuerzos por parte de los pueblos originarios.
“Una de las consecuencias de las políticas culturales de este Estado es justamente la pérdida del mapuzungun como primera lengua. Pertenezco a una generación para la cual su primera lengua fue el castellano”, señala. “El otro punto era ver que no se volviera a repetir este estereotipo de que los pueblos originarios habitamos el campo y que no tenemos presencia en la ciudad, que no podemos aspirar a otros oficios que no tengan que ver con las tareas rurales o de servidumbre. Viendo que todo esto no aparecía en este proyecto y reforzando la idea de que hay que aprender estas lenguas, es que me sumé”, dice la poeta quien participó también asesorando a lo largo del camino.
Poeta Mapuche
Reconociéndose en la actualidad como una poeta mapuche, Liliana cuenta que en sus principios ingresó al terreno como parte de los artistas patagónicos: “Fue el lugar que encontré de pertenencia, entre tantos que uno va encontrando. Después se fue derramando hacia el conocimiento del pueblo mapuche y ahora encuentro una respuesta, porque también el pueblo mapuche ha pasado por un proceso de auto reconocimiento, de recuperación, de revitalización de la lengua, y también de reconocimiento de sus artistas”.
En este sentido, señala que ha habido todo un proceso de auto reconocimiento en el cual tiene que ver la militancia de las distintas organizaciones, las comunidades que se han levantado, el conocimiento de los poetas del otro lado de la cordillera: “Son tantos y tan prolíficos”, dirá. “Los artistas patagónicos también, hay todo un movimiento que constituyó una importante camada de músicos y poetas. Mucha gente que profundizó pensando cuál era la estética de una música regional de la Patagonia. Ese fue otro de mis grupos de pertenencia, con personas que hacían una crítica de la historia oficial de esta región, gente que asumía que había sido un genocidio la llamada conquista del desierto y la pacificación de la Araucanía y hacía estas denuncias es sus canciones, en sus letras. Anduve un tiempo y sigo reconociéndome como trovadora también”. Profesora en Letras, Liliana Ancalao coordinó, entre otras actividades y proyectos un ciclo de Arte Popular en los barrios, integra el grupo Peces del desierto y junto a los trovadores patagónicos difunde su poesía desde la oralidad. “No creo en la esencialidad con especto a la identificación, pero me identifico como poeta mapuche, como escritora mapuche, pensando lo mapuche como una posibilidad que no está escrita o definida, sino que vamos construyendo, una mapuchidad contemporánea que se alimenta de lo ancestral, pero que se proyecta también y que reconoce el acompañamiento, la amistad de sus contemporáneos artistas”.
Nombrar el mundo
La serie Poetas de la Tierra se produce en el marco del Decenio Internacional de las Lenguas Indígenas 2022-2032, declarado así por la Unesco en el 2021. Como se explicó desde la dirección del proyecto, justamente la propuesta se enmarca en la intención de desarrollar proyectos que tengan que ver con la difusión de las lenguas indígenas y la importancia de que estas lenguas se sigan difundiendo, sobre todo en las niñeces.
“Es importantísimo escuchar los idiomas en la voz de los niños y niñas. Que el reclamo sea de los ellos, de aprender sus lenguas originarias. Eso nos da esperanza de que podamos avanzar en ese sentido. También es brindar un recurso, porque según la ley de educación, la educación intercultural bilingüe debiera atravesar todos los niveles y lo que faltan son herramientas. Esto le agrega un recurso para los docentes que estén involucrados en este proceso. Es una esperanza, cuando los brotes empiecen a hablar nuestra lengua, ahí podemos recuperar la esperanza de que el idioma no se pierda”.
Es que, muchas lenguas originarias están en peligro de extinción con la partida de los últimos hablantes. Sobre esto, Liliana señala: “Se pierde una forma de nombrar el mundo, pero también de ordenarlo, de verlo. Por ejemplo, en mapuzungun, además de los pronombres en singular y plural, está el dual, que significa nosotros dos, ustedes dos, ellos dos. ¿Por qué existe? Porque el par es el equilibrio, no puede faltar un modo de nombrar a quienes están de a dos. En el idioma se trasunta esa importancia que tiene el par, el equilibrio, y si uno ahonda en el conocimiento de otros pueblos originarios vuelve a aparecer el número cuatro. Siempre el numero par como sosteniendo una concepción del mundo. En el idioma hay un conocimiento que tenemos que recuperar”.
Sobre su momento actual, Liliana cuenta que actualmente se encuentra difundiendo su último libro: Provisiones para el viaje, el tercero como poeta tras la publicación de Tejido con lana cruda (2001), y Mujeres a la intemperie-pu zomo wekuntu mew (2009), ambos poemarios reeditados en 2010 por El suri porfiado. Reunió sus ensayos en Küme miawmi – Andás bien (2016).
“No soy muy prolífica con respecto a la publicación de libros”, dirá sin embargo. “Me lleva bastante tiempo juntar material en el sentido de vivir experiencias que tengan que ver con la historia viva de mi pueblo, participar en traunes, en reuniones, tener una experiencia de capacitación como la que estamos haciendo en Comodoro con mi comunidad Ñamkulawen, las lecturas, las charlas que me solicitan en algunos encuentros de escritores en los que he participado, mi vida de cada día, la contemplación de mis nietos, todo eso es material que después de alguna manera se reúne en alguna idea y puedo largar la escritura. Ahí empieza todo el proceso de corregir, escribir, y después auto-traducir al Mapuzungun. Pero lo o veo sin urgencia, tengo cierta confianza en que va a llegar el momento de que todo lo vivido, leído o experimentado en esa etapa va a estallar, como los brotes de la tierra, y probablemente salga un poema o un libro”.
Por Violeta Moraga
Cooperativa de Comunicación Popular Al Margen
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