Este 9 de mayo se cumplieron 10 años de la ley de identidad de género que junto a la de matrimonio igualitario sancionada en el 2010, tuvieron y tienen un papel importantísimo en materia de ampliación de derechos. Fueron y son un verdadero faro para toda la legislación que vino posteriormente y permitieron una ruptura a nivel mundial. Entrevista con Ameleo Botto, investigadore, psicologue y activista TTNB.
Este tipo de norma es sumamente necesaria porque si bien el proceso identitario es muy personal, es imprescindible que el Estado esté involucrado con intervención activa para poder garantizar que sea respetado en el día a día. Así lo entendieron las diferentes organizaciones de la diversidad sexual y de género que lucharon para que hoy la realidad sea ésta. Con sus aciertos y sus deudas. Pero lo innegable es que la ley está.
Sobre esto, dialogamos y reflexionamos con Ameleo Botto, investigador asociado del área de géneros de Fundar, organización dedicada al estudio, la investigación y el diseño de políticas públicas con foco en el desarrollo de una Argentina sustentable e inclusiva. También es analista de Políticas Públicas en el Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad y activista TTNB (Trans Travestis y No binaries).
“La 26.743 es la primera a nivel mundial que rompe con el modelo psicopatologizador que venía siendo el de antes”, comenta para hacer alusión a que la Organización Mundial de la Salud consideraba al transexualismo o la disforia de género como una patología. Además, fue la primera en el mundo que no requiere diagnósticos médicos o psiquiátricos, ni operaciones de cambio de sexo para expresar el género sentido y poder afirmarlo en una dimensión registral, corporal y de trato digno.
Vale recordar que la normativa vigente respeta la vivencia interna e individual del género tal como cada persona la siente, la cual puede corresponder o no con el sexo asignado al momento del nacimiento, incluyendo la vivencia personal del cuerpo para el cambio de identidad registral. Es decir, que toda persona tiene derecho al reconocimiento de su identidad según su percepción, y que debe ser tratada conforme a ella en todos los espacios institucionales e instrumentos que la acrediten.
Las grandes deudas
En este sentido, Ameleo explica que “para mí el eje de la Ley de Identidad de Género está en el artículo 12 que se expresa sobre este trato. Es algo que nos interpela todos los días, cada vez que hacemos una compra, en el hospital, en centros de salud, en el odontologx”. Una de las grandes deudas es que “inclusive teniendo DNI, que a la fecha sabemos que hay entregados más de 12 mil, es muy difícil que nos traten dignamente, que nos traten por nuestro pronombre, que nos pregunten cómo nos llamamos o que nos llamen por el apellido”, aporta y hace referencia a la necesidad de repensarnos desde el lenguaje.
“Empezar a nombrarnos me parece súper fundante porque como hablamos es como pensamos y como pensamos es como sentimos. La invitación es a pensarnos de manera inclusiva y diversa. Se rompe la cabeza y es como una decodificación cognitiva muy poderosa que aparte nos da una gimnasia mental que nos mantiene actualizades y conectades con lo otro”.
El gran desafío es “no asumir el género de la persona ni tratarla de manera diferente a lo autopercibido. Pensar de manera más impersonal, pensar que es una persona más allá del género”, opina y hace referencia a la sociedad binaria en la que seguimos viviendo: “es peligroso y bastante adoctrinante porque no es esto o es lo otro. Es muy importante que podamos tener una visión más compleja y completa de lo que ocurre en nuestra realidad”. “Cada vez que caemos en binarismos, caemos en una trampa”.
Luego de diez años de la sanción de esta ley, existen más aspectos pendientes. Por un lado, el artículo número 11, es el que menos se cumple y es el que establece el derecho al acceso a intervenciones quirúrgicas y/o tratamientos integrales hormonales para construir la propia expresión de género. Por otra parte, cuesta enormemente encontrar consultorios “amigables” en los municipios, localidades o provincias para poder tener acceso a la salud.
A esto se le suma otro reclamo que es que esta ley debería haber sido acompañada de otra que repare al colectivo travesti trans por las vulneraciones y violencias de las que fueron víctimas a lo largo de la historia. Por otra parte, “pedimos que hayan compañeres en los puestos de trabajos, con el género que cada quien se identifique porque necesitamos estar en los espacios para poner el cuerpo. La crisis económica obviamente nos pega a todes pero particularmente a este colectivo. Yo estoy en una posición más privilegiada porque he terminado mis estudios, trabajo desde hace muchos años, porque soy blanque, mis padres no me han echado de la casa pero no es la mayoría de los casos. Es importante tener esto muy en cuenta y obviamente estar en igualdad de condiciones como cualquier compañere que este en ese lugar”.
También es cierto que falta acceso a la información y que no se baja de igual manera en todo el territorio. “Siento que es importante tener data segura, hecha por nosotres también porque suele pasar que personas cis hablen por nosotres. Es mejor como con cualquier otro colectivo, que nos llamen, que hablemos para dar información, para que tejamos redes de una manera más respetuosa, mas colaborativa porque la salida es colectiva y es con nosotres también”, dice Botto.
Desde hace un año están trabajando en Fundar “en una web que tiene esta intención de educar en el sentido de capacitar, dar información de calidad a cualquier persona pero en particular a quienes toman decisiones o que tienen algún tipo de injerencia en las políticas públicas o en análisis. Es súper importante porque todavía, a 10 años de la ley, hay mucha ignorancia. O no entienden o no la han leído por más que es un deber ciudadano conocer las leyes”. (https://identidadesinformadas.fund.ar/)
Resta mucho trabajo para hacer siguiendo esta línea. Varixs coinciden en que no se ha educado lo suficiente a la población para modificar las formas de pensar y de sentir y proliferan crímenes de odio y discriminación. Según el último informe del Observatorio Nacional de Crímenes de Odio LGBT, durante el 2021 se registraron 120 asesinatos en los cuales la orientación sexual, la identidad y/o la expresión de género de las víctimas fueron los causales para argumentar la violencia.
Diana y Lohana
Ameleo resalta la importancia de esta fecha justamente para concientizar, para educar, para reflexionar, para recordar a las históricas Diana Sacayán y Lohana Berkins, víctimas de travesticidio. También se refiere a la importancia de la sanción de estas normativas de avanzada que tenemos en el país y de lo logrado por el masivo Ni Una Menos. Es gracias a ello, al construir en manadas que unx puede verse y acompañarse con compañeres y expresiones de género que están transitando la misma. “Es en la diversidad que hay una sustentabilidad y un plus. Por ahí es el camino”, finaliza.
Por Luciana Avilés
Cooperativa de Comunicación Popular Al Margen