Para quién suscribe es una de las salidas más atractivas de la región y sin embargo pasa desapercibida para muchos caminantes. Es recomendable porque tiene de todo. En este trayecto que te demorará no menos de 7 horas, vas a pasar por bosques enormes de lenga, miradores varios al Lago Gutiérrez, filos pedregosos, lagunas de altura, manchones de nieve buena parte del año, cascadas, valles profundos, mallines y como si fuera poco un refugio vivac gratuito para albergarte si lo necesitas en un lugar de ensueños. No es poca cosa.
De esos vivac tipo Velco, colores rojo y negro queda vigente y estoico al paso del tiempo solo este, de los tres construidos en su momento. El refugio está en condiciones de alojar a 6 personas y tiene ollas, botiquín, alimentos no perecederos y algunos elementos básicos de montaña aunque siempre son bienvenidas las donaciones. A su alrededor también hay varios lugares posibles para armar carpa. Son esos lugares donde no vas a encontrar ni un papelito tirado en el piso y el flujo de caminantes en bien bajo. En parte esto se da, por lo exigente de la caminata que asciende por la ladera del cerro Confluencia sin parar las primeras 4 horas y por momentos se pierde entre la vegetación. Como no es uno de los senderos “tradicionales” que se ofrecen desde Parques Nacionales o Cab, al turismo de montaña, las posibilidades de encontrar personas de otras latitudes resulta remota y solo caminan estas huellas los mismos círculos de gente que reservan con cautela la información de cómo llegar a este maravilloso lugar.
La senda nace de la margen izquierda del arroyo Torrontegui en el km 2023 sobre la ruta 40, casi en la divisoria de aguas que divide el lago Gutiérrez y Mascardi. La huella es ancha y va siempre ascendiendo la ladera del Confluencia, primero por un bosque de lengas que se convierte en achaparrada y por último un pedrero cerca de los 2.140 metros que forman de su cumbre un mirador fantástico desde donde se pueden divisar tres lagos. Un lujo si el clima acompaña.
De ahí estamos a menos de una hora de la hermosa laguna Hosseus que siempre amerita una parada de descanso para nuestras piernas que se van a tener que preparar para descender por un empinado pedrero que va pegado a una cascada hasta quedar cerca del mallín donde en su extremo superior se encuentra el refugio que parece salido de un cuento de hadas.
¿Hay más? Seguro. Si te gusta la aventura también se puede subir por la picada que sale a la izquierda del arroyo Torrontegui, en el fondo del lago Gutiérrez, y volver bajando el Ñirihuau hasta la comunidad mapuche que se encuentra donde termina el camino vehicular de ripio, que después de 25 kilómetros nos dejará en ruta de Circunvalación en los márgenes de Bariloche. Para este regreso hay que gestionar movilidad ya que no existe ningún trasporte de pasajeros.
También es posible llegar al Velco remontando una senda poco marcada pero existente que, nace en la estancia Baguales en Pampa del Toro, por ruta 40 unos kilómetros antes del acceso a lago Steffen. También se puede acceder después de una jornada agotadora de hacer filos desde el cerro Chalhuaco.
Sea como sea, si vas está bueno que al menos cuentes al menos con dos noches, de esta manera podés tomarte un día para recorrer los alrededores del refugio que bien valen la pena y descansar después de tanto esfuerzo. Si tenes suerte y es la época adecuada, podes ver o escuchar bramar algún ciervo en su hábitat natural, lo que sería la frutilla del postre de este periplo.
Tiempo: 7 horas ida.
Observaciones: Se requiere experiencia en montaña, buena orientación y paciencia a la hora de buscar la senda cuando se extravía, ya que las marcas y pircas son discontinuas. Además se necesita buen tiempo ya que en el filo la visibilidad disminuye notoriamente y el sendero se encuentra expuesto al viento. No es conveniente ir solo ya que buena parte del recorrido no hay señal de celular y en lo personal, de las 20 veces que fui a este lugar solo en un puñado de ocasiones nos encontramos con gente en el trayecto, algo que sin dudas es una característica singular de este recorrido.
Track recomendado: https://www.wikiloc.com/hiking-trails/gutierrez-velco-69821761
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Apuntes de un montañés
Cuando se amanece pensando en las montañas es que pasa algo. Y es serio. Sobre todo, si son varias noches a la semana. Eso, al menos desde mi perspectiva, lleva a determinados comportamientos, tics y patologías propias y de amigues que definimos como “la abstinencia de montaña”.
Sus síntomas se pueden sentir a fin del invierno patagónico, cuando hace largas semanas ya hicimos la última salida. Es cuando solemos pelearnos más frecuentemente con nuestros convivientes, maltratar sin motivo al gato, y murmurar en soledad nombres de cerros y valles de las zonas más remotas.
Pero quédate tranquilo. Eso tiene cura. Y la cura está al alcance de tus manos. O de tus pies en este caso. Está en adelantar las piernas una y otra vez. En esa actividad, ahora llamada trekking que no es más que caminar. Y caminar es lo más sano que hay, te lo dicen todos. La mejor terapia, esta “piedra terapia” es el deporte más accesible de todos porque no necesitas ningún equipo especifico, ni indumentaria sofisticada. Solo un calzado, dos piernas en buen estado, pulmones y algo de actitud. No se depende de ningún gimnasio ni personal training. En buena hora. Porque tantos permisos, autorizaciones, reservas y registros afean un poco cada travesía, la vuelven mundana. Hacen del sendero algo terrenal, cuando sabemos que no es así.
Siempre vale la pena salir, siempre hay un detalle que por mínimo que sea garpa todo el esfuerzo físico y de logística. Ese segundo en el que llegás a una cumbre nueva y te quedas contemplando el horizonte, o cuando un cóndor te sobrevuela y te mira cerquita de esa piedra en la que vos estás. Una vez que se rompe la inicial barrera mental, vale la pena el sudor que largas y las piernas que se gastan, que invertís para llegar a destino. Es algo que no tiene que ver con la razón, es otra la fibra.
La montaña te recuerda las cosas que necesitamos en el día a día, y a prescindir de todo lo demás. Te conecta solo con lo necesario. Caminar remite a otros estados, a tiempos pretéritos ancestrales. A su vez la montaña te desafía a vos mismo, entendiendo que la constancia es lo que importa. Al que se le prendió el motorcito adentro que empuja la cadera para adelante camina hasta descalzo. Es que no hay nada que nos retenga más tiempo en el ahora, en el tiempo presente. Es que la mente, aunque sea por escasos minutos, queda en blanco, lapsos más que suficiente para entender lo sano que esto resulta.
Esa pasión a veces hace caminar por un sendero de noche, porque quisiste aprovechar al máximo las horas diurnas, llevar mochilas de 15 kilos y al día siguiente asegurar sin ponernos colorado que la jornada de caminata no fue tan exigente. Esta pasión es la que nos hace llevar un mapa de sendas y picadas cuando vas al baño. Es la que te hace parar la oreja cuando hablan en un bar de un recorrido que no hiciste y al que siempre quisiste ir. O a ponerte monotemático frente a un fogón.
Pero cuando encima tenés la suerte de caminar, de compartir rodeado de amigos y compañeras, en lugares increíbles de nuestra región, y se respira ese aire fresco de la Patagonia, no solo es algo sanador sino que es revitalizador: te cambia el aire, que no te pudo sacar la subida en el caracol. Te dinamiza la energía que estaba estancada. Te devuelve la sonrisa, la mirada puesta en el horizonte, te obliga a parar la cabeza y dejarla en blanco aunque sea un ratito, algo nada menor en estos tiempos que corren. Y son las piernas la que nos guían a través de sus actos por senderos de historias llenos de paisajes, colores y travesías de los rincones más hermosos de la indómita Patagonia nuestra.
Frase invitada de mochila
_ ¿Cuáles son los lugares más frecuentes donde ocurren emergencias?
La mayoría se da en circuitos tradicionales de trekking, principalmente la zona que enlaza los filos de López, Laguna Negra y Jacob. Los motivos se dan en la masividad de gente que va a esos lugares y los que van a esos lugares no tienen la misma experiencia que otros que se animan a hacer otro tipo de picadas más complejas. Estos últimos razonan de otro modo. También hay un tema de menospreciar y no darle el nivel que se merece a una salida de montaña. Mucha gente empezó a hacer un circuito que amerita tanta cantidad de horas en mucho menos tiempo, pero resulta que después no tardaron lo que pensaron, y no llevaron linterna o se cansaron y se quedaron durmiendo en otro lugar, entonces todo esto hace que existan emergencias. Yo siempre comparo la montaña con el mar. Si el mar está picado no podés ir a nadar. Los accidentes pasan porque se sale igual con mal clima o por no llevar equipo indispensable si te agarra la noche. Esa es la estadística más grande que tenemos en porcentaje.
CAX (Comisión de Auxilio) (2016, Revista Sup Todo)
Por Sebastián “Pollo” Carapezza
Fotos: Soledad Dai
Cooperativa de Comunicación Popular Al Margen
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