“Ser parte de una murga significa salir de la rutina a la que estamos sometidos. Es no querer perder la infancia y la felicidad. Es dejarte llevar por algo tan ancestral como es la música de carnaval. Es también la posibilidad de sacarse de encima la pena y los bajones ¿Y sabes por qué? Porque en la murga te sentís libre.”
Quien nos relata es Jonatan Gustavo Gallardo. Integra desde sus inicios “La Negra Murguera”, agrupación que este 29 de enero festeja sus primeros 12 años de vida con un festival multidisciplinario.
“El evento será donde hace base nuestra agrupación: en Beschtedt y Ruta 40, donde arranca la calle Pablo Mange. Igual se van a dar cuenta por los murales que pintamos dentro de las actividades de la “Semana por los Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes”. Si bien la parte musical arranca con batucada a las 5 de la tarde, previo a esto podremos disfrutar de juegos para las infancias”, explica “Yonita”, apodo con el que se lo conoce en el ambiente carnavalero. “De ahí en más habrá expresiones artísticas de diferentes estilos y barrios: murgas, hip hop, rap, chamamé, reggae, cumbia y punk rock. Lo fundamental es dejar los conflictos de lado y compartir la alegría y la magia loca del carnaval.”
Antes de continuar el diálogo y preguntarle por sus inicios en la murga y su acercamiento a “la Negra Murguera”, abrimos un necesario paréntesis histórico que también nos sirve para comprender el poder sanador del carnaval: el 17 de junio de 2010, integrantes de la policía de Rio Negro asesinan en Bariloche a Diego Bonefoi, Nicolás Carrasco y Sergio Cárdenas, hecho que quedó en la historia como “Los Crímenes del Alto”
– Fue muy loco como me acerco. Yo soy uno de los pibes que sufrió directamente la represión de 2010. A mí me mataron a mi mejor amigo. Venía con todo ese bajón y como justo volvían a hacerse los carnavales en la ciudad, decido sumarme al espacio “144 Viviendas”, agrupación que ni siquiera era murga. Yo de chiquito ya había participado en una comparsa, así que la esencia me quedó impregnada en el cuerpo y el alma. A partir de ahí empezamos a agitar el barrio. Se acercan unos pibes que venían de una experiencia en el vecino barrio El Progreso y nos tiran varios pasos que sirvieron como base. También mirábamos videos que nos servían para conocer elementos de los trajes. Una anécdota graciosa es que mi mamá trabajaba arreglando ropa de la que usan los estudiantes que vienen de viaje de egresados. Pasó que le quedaron muchos pantalones de arlequín y aunque se enojó mucho, yo me los llevé para la murga, así que nuestra primera participación fue con vestimentas multicolores. A diferencia de lo que ocurre actualmente, el carnaval en ese entonces era muy competitivo. Ganamos un premio y gracias a esto y una gran venta de empanadas elegimos los colores que nos identifican que son el verde, amarillo y negro, los de la bandera de Jamaica, e hicimos nuestros primeros trajes y decidimos ponerle este nombre porque estábamos muy identificados con el tema de Bersuit Vergarabat. Nuestro estilo de murga es el porteño, que es baile, canciones, con letras que rinden homenajes o hacen crítica y agite, mucho agite para incentivar el baile.
–¿Cuál es tu rol dentro de la murga y como está conformada?
Actualmente hago más escenario y canciones, pero también hago trajes, banderas… En un principio también toqué bombos, pero no me tengo mucha fe con el instrumento. Nuestro promedio de edad no lo sé, tenemos un integrante de cuarenta y una bebita de menos de un año. No hay límites para entrar, ya que el carnaval te llama tengas la edad que tengas. Para nosotros no importa ni tu edad, ni tu clase social ni el barrio del que venís, sino las ganas de participar. Hoy tenemos cerca de 30 integrantes, pero llegamos a ser cerca de 120. Tenemos un cuerpo de baile que es el ámbito interno más numeroso. Tenemos un cuerpo de baile de peques que lo vamos a terminar de armar para el carnaval de este año. Es muy lindo ver cuando tanta gente participa.
–Tras tantos meses marcados por la adaptación a las restricciones marcadas por la implementación y adecuación a las políticas sanitarias relacionadas con el COVID-19 y si tenemos en cuenta además que, son locales, festejan años y que este evento está enmarcado dentro del inicio de las actividades que dan comienzo al Pre Carnaval 2022 ¿cómo será la presentación de “La Negra Murguera”?
Y la verdad fue que nos costó volver a ponernos en marcha, pero acá estamos. El espectáculo más que nada será basado en canciones. Más allá de la visibilidad que permite el carnaval, la murga es algo que se labura todo el año. Dado que ninguna murga cuenta con espacio propio, en nuestra ciudad es muy complicado conseguir lugar para ensayar o preparar un espectáculo. Hasta la pandemia, nosotros hacíamos una nota al Ministerio de Educación y nos prestaban un lugar en una escuela, pero hoy esa posibilidad no existe. Entonces, lo que hacemos es tratar de ensayar más que nada en verano y ahí vamos definiendo todo lo que después terminamos presentado. Este año el carnaval arranca el 26 de febrero con el tradicional desfile por calle Onelli y después las actividades en el Centro Cívico.
–Y a nivel compositivo ¿por donde pasan hoy las letras de las canciones?
Este año va a ser más crítico, porque pensamos que debe ser así. Nosotros le damos con un caño a un par de personajes porque tenemos que decirlo y no dejar que pase desapercibido. El sábado vamos a estar estrenando un par. También vamos a sacarle el polvo a una viejita dedicada al Consejo Deliberante local que refleja como sus integrantes se lavaron las manos tanto con el carnaval como en muchos otros ámbitos importantes de la vida en esta ciudad. Creemos que es una oportunidad para que nos escuchen y empiecen a activar, y si esto no ocurre… bueno ¡les haremos otra canción! Esta es una de las características que tiene la murga: si vos como funcionario haces el bien, la murga te va a felicitar, si vos agitaste, la murga va a agitar. Ahora, si vos venís y te la mandas, bueno, ¡la murga te va a criticar! ¡Si te gusta bien, y si no, también!
-¿Qué te parece que distingue al carnaval y al movimiento murguero local?
Una particularidad importante es que participan todas las expresiones del género, pero al no ser competitivo, no hay peleas entre las agrupaciones. Esto lo logramos previo a la conformación de la Comisión de Murgas y Comparsas: Hicimos un torneo de fútbol y a partir de este encuentro limamos las asperezas entre las agrupaciones y desterramos el enfrentamiento entre los pibes y pibas de los barrios. Sirvió también para comprender nuestro rol fundamental como hacedores del carnaval y poner los cimientos para lo que es el actual Movimiento Carnavalero conformado hoy por cerca de 18 organizaciones. Lo más importante es que todos los pibes y pibas que quieren participar tengan su oportunidad. Otra es que nosotros hacemos un carnaval sin alcohol, decisión ligada al trabajo que realiza la “Mesa 6 de Septiembre” y para tomar conciencia acerca del consumo de alcohol y entender por qué a los sectores populares nos dan acceso a esto, pero no, por ejemplo, a un trabajo digno. Y también lo hacemos para que los pibes y las pibas que participan no estén “reescabio” y se regalen a la policía. Sabemos que es un laburo arduo y si bien hay muchas murgas que se fueron bajando del espacio debido a la falta de políticas públicas que acompañen la movida, no le vamos a bajar los brazos ni a palos.
–Como para ponerle palabras exactas a las necesidades concretas y tal vez ayudar a que quienes tienen que dar respuestas entiendan claramente ¿Qué significaría que haya políticas públicas para el Movimiento Carnavalero?
Y, por ejemplo, tener espacio propio donde pueda funcionar cada organización. Otra sería que los murgueros y murgueros puedan viajar para compartir su cultura con gente que hace lo mismo en otros lugares. Nosotros somos un movimiento apartidario que se reúne con todos aquellos espacios y niveles políticos para generar mejoras para todas las organizaciones. Gracias al trabajo de hormiga que llevamos adelante, hoy logramos que se destinen fondos nacionales creados para financiar este tipo de fiestas populares y que la provincia implemente “Usinas Carnavaleras”, algo que nació desde Bariloche y que ya se desarrolla en otros lugares de la provincia. Entonces, si un integrante del colectivo quiere dar un taller referido a su disciplina artística, presenta un proyecto con la idea y destinatarios y a través de este programa, se generan los recursos para que pueda compartir sus conocimientos y obtenga una retribución económica a cambio. Soñamos con que algún día existan recursos y políticas públicas para que, desde el Movimiento Murguero, podamos acompañar, cuando surja la idea, a cualquier barrio que quiera hacer una murga, una comparsa o cualquier expresión del carnaval.
Esta es una manera de agradecer a todos aquellos espacios que, como el Movimiento de Infancia, confían en nosotros, y fundamentalmente una manera de retribuir a cada una de las tantas familias que te apoyan y se alegran cada vez que uno de sus integrantes participa del carnaval. Sentirte observado y apoyado por tus amigos y familiares, que te den un abrazo y te digan ¡Bailaste muy lindo! te llena de amor, de orgullo y de satisfacción y confirma que el trabajo que hiciste todo el año para llegar al carnaval, rindió sus frutos.
–Pregunta final para ligar tus inicios en la murga, las situaciones personales y sociales que te llevaron a acercarte a esta disciplina artística y la incorporación al espacio de nuevas generaciones, algo imprescindible como para mantener vivo y en movimiento al carnaval ¿Qué les decís a los pibes y pibas para tentarlos a que se sumen?
No les digo que se sumen a mi muga, sino que se animen a pedirme una mano a mí o a cualquier integrante del Movimiento para armar su propia murga. Que se animen a salir de su casa y romper con la realidad que estamos viviendo basada en el encierro. Les digo que se animen a dejar el celular y el aislamiento y que, si no se animan todavía a armar su propia agrupación se sumen a cualquiera de las que ya existen. Hoy en día todos tenemos muchas cosas para decir, pero ya sea por miedo o por vergüenza, no nos animamos. Porque el carnaval es eso: es dejar el miedo de lado, pintarse la cara para que no te reconozcan y sea bueno o sea malo, decir lo que te pasa sin censura.
Por Fabián Agosta
Cooperativa de Comunicación Popular Al Margen