Esta semana tuvo lugar en Bariloche el primer festival de Periodismo Narrativo y Disidente organizado por la Fundación de Periodismo Patagónico. Entre los destacados participantes, Al Margen entrevistó al escritor y profesor Roberto Herrscher quien nos reveló uno de sus secretos para probar nuevos modos de contar la realidad.
Roberto Herrscher es cronista, profesor, director de la diplomatura de escritura de no ficción y del premio de periodismo de excelencia de la Universidad de Alberto Hurtado en Chile. En el marco del festival dictó el taller: La voz de las cosas donde invitó a la audiencia a buscar las palabras que guardan las cosas. Propuso hacerle preguntas a los objetos, con los ojos cerrados, para privilegiar otros sentidos distintos a la vista. “El olfato y el gusto nos atacan de imprevisto –dice el escritor-. Es más difícil frenarlos”.
Como demostración compartió un objeto propio: un gorro con orejeras, verde, de tela dura, abrigada, con un pequeño agujero. Ese es el gorro que usó en la guerra de Malvinas, esa rasgadura en la tela es la huella que dejó una esquirla de un explosivo que pasó muy cerca de su cabeza. “Lo que permiten los objetos, la música, la comida –explica el escritor– es partir de lo que nos une con otra persona y no de lo que nos separa. A veces el objeto de alguien que te parece que está en las antípodas en términos ideológicos, puede ayudarte a entender algo de ese otro, observando su relación con el objeto”.
Luego contó que llevó puesto el gorro con orejeras un tiempo después de la guerra, que le costó sacárselo. Pudo hacerlo una vez que empezó a escribir sobre lo que había vivido en combate. Estudiaba abogacía y escribía relatos de Malvinas en la revista del centro de estudiantes de la Universidad de Buenos Aires. Ahí se dio cuenta de que su verdadera pasión era contar historias. En el 2007 la editorial Tusquets publica su primer libro Los Viajes de Penélope donde se narra el regreso de un combatiente de Malvinas a su ciudad natal.
En 2012 publica Periodismo Narrativo, un libro que devela las posibilidades de la literatura para contar relatos de no ficción que dejan al lector al descubierto de sus barreras y prejuicios. Su inquietud constante de experimentar nuevas formas de hacer periodismo lo llevó a acercarse a la realidad a partir de las cosas. “Estuve 19 años casado con una arqueóloga y aprendí a ver el mundo con ella. Los objetos son un modo de relacionar presente y pasado, una forma emotiva de conectar con alguien distinto. También un intento de hacer justicia. Hay poderes que tratan de borrar memorias pero persistentemente quedan cosas que nos recuerdan lo que fue y lo que hubo antes”.
En el festival presentó dos libros: Crónicas bananeras y La voz de las cosas. El primero narra cómo la United Fruit Company crea la industria del banano y domina la política de Centroamérica. “Así como algunos pueblos inventaron la democracia u otras formas de gobierno como el imperio –dice el escritor-, Latinoamérica instauró la República Bananera, donde las multinacionales compran a los presidentes o movilizan a las tropas para hacer golpes de estado para controlar a la población y a los gobiernos”.
El segundo es una colección de textos de periodismo narrativo de cronistas latinoamericanos en los que los objetos funcionan como atajos para contar historias personales y de otros.
Al final de la entrevista Roberto nos confiesa que dar clases lo reconforta tanto como escribir. Y nos cuenta que tiene un día muy largo por delante, empezó temprano con el taller de la voz de las cosas y probablemente se quede parte de la noche despierto corrigiendo las crónicas de sus estudiantes que están cubriendo las elecciones presidenciales de este domingo en Chile.
Por Verónica Battaglia
Cooperativa de Comunicación Popular Al Margen
Seguí informándote en Al Margen: