Alrededor de las 11 30 de la mañana la comunidad Buenuleo vivió una pesadilla. Seis personas conducidas por Emilio Friederich y Víctor Sánchez llegaron al territorio recuperado y comenzaron a golpear a las personas que estaban allí.
Apuñalaron a Ramiro Buenuleo, golpearon a Sandra Ferman que se encontraba en la casa con los niños y a Viviana Sánchez. Rompieron las ventanas de la casa donde se encontraban dos mujeres resguardando a los seis niños que gritaban y eran testigos de los atropellos y vandalismos que esta banda de delincuentes cometía con sus madres, tíos, y padres.
Los integrantes de la Comunidad están llevando la vuelta en posesión de 90 hectáreas de su territorio de manera pacífica desde el 10 de septiembre de 2019. Sin embargo, desde ese día las agresiones con las que se tienen que enfrentar se han vuelto constantes. Es por eso, que, desde entonces, también efectivos policiales custodian la entrada al territorio para garantizar la integridad física de las personas de la Comunidad y de quienes visitan y acompañan la lucha. Antes de este brutal ataque varias personas se preguntaban por qué había sido retirada la guardia policial dispuesta por el Juez Pichetto para cuidar a la comunidad Buenuleo de los permanentes hostigamientos y agresiones sufridas por la patota comandada por Friedrich y Vera.
Sandra Ferman cuenta aun sin salir del terror y el llanto “cuando vi venir a esas seis personas yo salí corriendo a la casa donde estaban los niños. En eso Ramiro Buenuleo y Viviana Álvarez trataron de detenerlos hablando, desde adentro trabamos la puerta con una mesa con los nenes mientras escuchábamos como le pegaban a Ramiro y a Viviana. De tanto pegarle pudieron entrar por la puerta, en eso la tiraron a Viviana y le empezaron a pegar. Víctor Sánchez vino por atrás de la casa con un palo y nos rompieron todos los vidrios, entraron por la ventana, nos pegaron. Los nenes gritaban” En el territorio hay muy mala señal de telefonía celular por lo que les era imposible pedirle a la policía que acudiese a protegerlos. Los atropellos seguían pese a los gritos de desesperación de las madres advirtiendo la presencia de los niños. Ramiro Buenuleo que en todo momento buscó velar por la seguridad de los pequeños recibió dos piedrazos en la cabeza, lo apuñalaron en la pierna mientras trataba de impedir que siguieran golpeando a las mujeres que allí estaban.
“Yo estaba con el niño de dos años en brazos y quise filmar y vino Víctor Sánchez y me pegó y me sacó el teléfono, me lo robó. Y en eso le siguen pegando a Ramiro, a Viviana y yo con los nenes nos metimos al baño. Nos rompieron todo y en eso Ramiro se queda en la puerta para que no pasen, para que no nos peguen a nosotros y le pegaban… le pegaban… le pegaban. La policía no atendía, no podíamos llamar a nadie por la señal y porque nos sacaban los teléfonos” Relata Sandra entrecortada por el terror que ha vivido en carne propia.
Al momento de este relato ni la Fiscalía, si el Senaf, ni Asistencia de Salud se había acercado al territorio. Cuando llegó la policía (que nunca debería haberse ido del territorio por el acuerdo judicial establecido para el resguardo de la comunidad por el continuo amedrentamiento que viven) lo primero que hizo fue constatar que los Vera estuviesen bien “Los oficiales de la policía mientras estaban afuera los revisaron a ellos para ver que no les haya pasado nada a ellos, que nosotros no los hayamos agredido. Ninguno se acercó a nosotras.” cuenta otra de las integrantes de la Comunidad.
La Longko de la comunidad Rosa Buenuleo llama a la solidaridad de todas las personas, la situación es desesperante“Solicitamos a la justicia que hagan algo con los Vera, porque no sé qué están esperando…que maten a Ramiro, a Viviana, a Sandra. No sé qué esperan… “
La policía no detuvo a ninguno de los agresores.
No hay eufemismos posibles, ni remates en esta nota. Una patota golpeó mujeres, acuchilló a una persona, pateó a niños, rompió una casa. Todo está documentado en un video que circula en redes (por los mismos agresores a modo de perversa muestra de su impunidad) y no hay detenidos. Y la noche llega de nuevo sobre el territorio Buenuleo y la justicia sigue mostrando su sesgo racista e indolente frente a esta situación.
Por Mariel Bleger
Equipo de Comunicación Popular Colectivo al Margen