En medio de una crisis sin precedentes a nivel mundial, empieza a ver un gran contraste entre lo que ocurre con los grandes poderes e instituciones internacionales y el poder de las grandes empresas y medios de nuestro país.
Mientras que a nivel mundial se habla de fortalecer el rol del Estado y de la necesidad de la redistribución de la riqueza, en Argentina los poderosos de siempre sacan a relucir su avaricia y angurria.
El mundo ya no es el mismo, y sigue cambiando de forma asombrosa. Al parecer los poderosos de Argentina no se quieren dar por aludidos. Este tremendo contraste entre las ideas y situaciones a nivel internacional y local se puede resumir en algunos puntos breves:
En el mundo
- El Financial Times, diario insignia del mundo financiero, recomendó que a partir de la pandemia el rol de los Estados en la economía debe ser mucho mayor y servicios esenciales como salud y alimentación no deben seguir las leyes del mercado.
- El fundador de twitter donó un tercio de su fortuna para combatir el COVID.
- En Alemania se impuso un impuesto extraordinario de 5% a las fortunas de más de un millón de euros para paliar la crisis.
- El FMI sugiere que hay que perdonar la deuda externa de los países más pobres por la pandemia.
- Una sola ONG en Inglaterra informó que está alimentando a 1 millón de personas y el Estado está pagando la alimentación de millones de sus conciudadanos.
- Los países que privilegiaron la economía hoy cuentan los muertos de a miles por día y han recurrido tardíamente al aislamiento físico obligatorio.
- Los países que abandonaron la cuarentena al bajar los casos para reactivar su economía, han tenido que reimponer el aislamiento por nuevos picos de contagios.
En Argentina
- Los bancos no les prestan a las empresas para pagar sueldos pese a que el Estado está saliendo de garante.
- Hay supermercados que quieren vender carne podrida, o cadenas de farmacia que esconden el alcohol en gel especulando para aumentar el precio.
- Los precios siguen aumentando a pesar del congelamiento de servicios, el dólar quieto y los acuerdos de precios firmados.
- Se aplaude al presidente por las medidas sanitarias adoptadas, pero se lo critica por los efectos en la economía.
Sin embargo, en nuestro país se encuentra siempre la solidaridad. A pesar de estos malos ejemplos, la gran mayoría de la población a comprendido la magnitud del problema. La gran mayoría busca maneras de ayudar. Se han multiplicado las manos para colaborar en colectas de alimentos, en fabricación de barbijos y otros materiales sanitarios, en acompañar a los adultos mayores, a los que se sienten solos o solas, a las víctimas de violencia de género, etc. Surgen casos como el de enfermera a la que le perdonan el alquiler por la pandemia, hasta gente que le paga a su profe de yoga aunque no tenga clases, o le compra a la vecina que hace panes o empanadas. Sin embargo, el momento es complicado porque muchos de los que quieren ayudar no pueden salir. Además, todavía no hemos llegado al momento más álgido de la pandemia.
Y la situación social es desesperante. Porque hay deudas sociales y económicas de décadas y venimos de un gobierno que no solo las profundizó y devastó la economía y los lazos sociales, sino también los distintos resortes y herramientas que tiene el Estado para enfrentar una emergencia como esta.
Citando al economista y diputado Carlos Heller “las emergencias son emergencias: son momentos para usar las herramientas, no para construirlas. Las herramientas deben ser creadas previamente. No se inventan, de un día para otro, médicos, enfermeros, camas, respiradores, estructuras sanitarias, entre otros recursos. Un Estado fuerte invierte cuando parece que no hace falta, para utilizar las herramientas cuando hacen falta“. Algo tan básico como lavarse las manos en muchos barrios es una odisea, porque no hay agua o no es potable. Tenemos la FFAA repartiendo comida e insumos en los barrios, pero a la vez se multiplican los casos represivos de las fuerzas de seguridad, porque no se cambia de la noche a la mañana la doctrina de represión y gatillo fácil que impuso el macrismo y de ciertos gobiernos locales https://www.pagina12.com.ar/258680-en-los-barrios-el-virus-viste-de-uniforme?utm_medium=Echobox&utm_source=Facebook&fbclid=IwAR1veSImdVNNR13IcKwgQJrCbNcHAW6w2O0QDlhVgyPr_82cdGgyeDMft60#Echobox=1586526940.
Hay miles de barrios populares donde las medidas paliativas del Estado no están llegando, por falta de fondos, de logística, de personal y por supuesto también por fallas en la implementación de las políticas tanto de nación como de los gobiernos locales. Y ahí están llegando con ayuda como pueden las organizaciones sociales tan bastardeadas por el macrismo. Se está intentando de instrumentar la educación virtual en la cuarentena, pero hay miles de hogares sin acceso de internet y millones de chicos no tienen computadores por el fin de las compus del programa Conectar igualdad que impuso el macrismo. Los casos de violencia de género no se detuvieron en la cuarentena y el aislamiento propicia situaciones de violencia familiar.
Miles de científicos están trabajando para combatir al covid (https://www.pagina12.com.ar/257888-coronavirus-que-estan-haciendo-los-cientificos-argentinos-pa?fbclid=IwAR1Miw3wTln-MWrKi9L-wjCSaYEQERz-J5UW824HGLw0kXzBmuJZJDdt_kE), pero otros miles fueron expulsados del sistema por el ajuste macrista y el sistema científico perdió mucha gente, capacidades y equipamientos que llevará años recuperar. Por ejemplo, las investigadoras del Malbran descubrieron que en el país circulan tres cepas del COVID y hace varios meses que trabajan a turno completo para hacer los test del COVID y para capacitar a otros colegas de las provincias. Pero vienen de 4 años donde se les bajó el presupuesto a la mitad, se le suspendió la compra de equipamiento y los sueldos se degradaron hasta estar por debajo de la línea de pobreza.
O por ejemplo INTA Castelar tuvo que cancelar capacitaciones a partir de 2017 destinadas a cientos de especialistas en el país en la técnica que se usa para detectar el COVID (PCR real time) https://www.pagina12.com.ar/257302-como-el-ajuste-en-ciencia-puede-causar-enfermedad-y-muerte.
Varios hospitales a punto de terminarse en 2015 no solo no se inauguraron, sino que fueron desmantelados para cubrir agujeros en otros hospitales. Los y las trabajadoras del sistema de salud vienen de 4 años de baja de salarios, de pérdida de derechos, de condiciones de trabajo e insumos. En varias provincias se adeudan los sueldos y se mantienen las condiciones de precariedad laboral, mientras trabajan a destajo y todos y todas les aplaudimos a las 21.
En este contexto, el Gobierno recién asumido en medio de una crisis sin precedentes, empezó a intentar reparar los daños en todos los frentes. Tal como vengo diciendo en notas previas, se puede discutir la profundidad o no de las medidas tomadas, pero no su orientación en post de mejorar la distribución del ingreso, recuperar el trabajo, la salud, la ciencia y la soberanía. Sin embargo, además de un poder real reforzado por 4 años de macrismo, también hubo un cambio cultural en toda la sociedad en pos de los intereses del mercado, antes que de la población en general. A pesar de que el neoliberalismo perdió las elecciones, dejó ciertos conceptos y simbolismos instalados incluso entre los votantes del Frente de Todxs. La pandemia cayó como un mazazo al insipiente cambio de rumbo político, social y económico del país, pero también en la batalla cultural. Quizás un ejemplo crudo del egoísmo arraigado sea que se aplaude a los trabajadores del sistema de salud todos los días, pero aparecen casos en los que los discriminan al volver a sus departamentos o casas. En la nota previa, plantee esta situación como una oportunidad para enterrar por mucho tiempo los valores del neoliberalismo :
El nuevo Gobierno tomó ese rumbo ante la pandemia sin especulaciones, a partir de un concepto tan básico como potente, privilegiar las vidas por sobre la economía. En Argentina, por culpa de los medios masivos, pero también por cierta modorra intelectual no solemos mirar lo que pasa en otros países. Los números que muestran el mundo hoy son reveladores. Argentina, Brasil, Estados unidos, Ecuador y Chile tuvieron los primeros casos con diferencias de días. Nuestro país impuso tempranamente medidas restrictivas a los viajes desde el exterior primero y luego rápidamente dentro del país, hasta llegar al aislamiento obligatorio en todo el territorio. Los otros cuatro países no lo hicieron y hoy cuentan con números de contagios y muertos que multiplican por por dos, 10 o 100 los que sufrimos nosotros. Los invito a ver un reciente coloquio del Instituto Balseiro con el análisis de científicos de Bariloche, pertenecientes al colectivo de Cientificxs y Universitarixs Autoconvocadxs Bariloche, sobre el panorama mundial de la pandemia (https://www.youtube.com/watch?v=ulBK5H1MpgQ&feature=share&fbclid=IwAR3shi0ASasAK5VF2vqc_bHHqF1E2ANcX-FLVPXN-imRIzyo13VF_Ajf3oc). Hay países de los cuales Argentina tomó al principio el ejemplo de la necesidad de una cuarentena temprana, como Corea del sur y Singapur. Sin embargo, esos países al tiempo al bajar los contagios decidieron relajar la cuarentena para reactivar la economía. Estos países al sufrir nuevos picos de contagios y muertos han tenido que volver a la cuarentena. Fuente https://www.pagina12.com.ar/253657-el-grafico-del-coronavirus-en-america-latina-en-tiempo-real
En medio de este contexto, los grandes medios macristas y los grandes empresarios desde que se empezó a hablar de la extensión de la cuarentena empezaron a atacar a el presidente y su gabinete. Pocos días habían pasado de la histórica jornada donde todos los diarios nacionales sacaron la misma tapa apoyando la cuarentena. El tema es quien paga los costos de la cuarentena. Se acaban de descubrir 960 cuentas no declaradas de argentinos en el exterior cada una con más de 1 millón de dólares https://www.eldestapeweb.com/nota/afip-hallo-950-cuentas-sin-declarar-con-2-600-millones-de-dolares-2020481140. Evadieron como mínimo 50 millones de dólares con los cual se podría comprar 50000 respiradores. Se empezaba a hablar en el país de un impuesto a los ricos similar al que ya existe en Europa, pero la agenda es otra. Pusieron el foco en los precios pagados por el Estado Nacional en compras de emergencia de alimentos. Compras que se hicieron siguiendo todos los pasos legales y cuyos resultados fueron publicados en el boletín oficial. Es probable que utilizando ciertos instrumentos legales del Estado se podría haber pagado menos, o incluso que en este caso halla habido algunas irregularidades.
El problema es que se hace foco en la debilidad de la respuesta del Estado Nacional y no en la cartelización de los empresarios para cobrarle más caro al Estado. Es muy claro que la mayoría de la gente no sabe que el Estado no suele pagar el precio de góndola, por los tiempos de pago largos que suele tener el Estado y porque son pocas las empresas capaces de venderle al Estado las cantidades que compra y más en una emergencia. Independientemente de que gobierno haya en el poder, sería inocente negar que existen una minoría de empleados públicos que facilitan los negocios de las empresas licitatorias. Pero la parte del león siempre se la llevan las empresas y de eso no se suele hablar. Pero lo más importante, es que nos hagan de hablar de precios de fideos y alcohol en gel comprados de emergencia por el estado nacional (no se habla de cuanto paga por lo mismo el Gobierno cambiemita de CABA), cuando empezábamos a hablar de cobrarle impuestos a los más ricos. La reacción del gobierno nacional a mi entender fue rápida y correcta separando a los funcionarios implicados, abriendo una investigación por de posibles irregularidades y modificando la legislación para que el Estado, amparandose en la emergencia sanitaria, no pague más que los precios máximos. Sin embargo, esto trae dos problemas. Uno es que en futuras licitaciones no halla empresarios que se presenten a las licitaciones y que el Estado tenga que recurrir a expropiaciones o confiscaciones para acceder a la mercadería, con un costo político que puede ser alto. La segunda, es que el poder real aprovecha esta oportunidad para crear un manto de sospecha sobre todas las compras del Estado y sobre los miembros del Gabinete Nacional. Esto podría ser tomado de poca importancia dada la imagen positiva con la que cuenta el gobierno nacional actualmente y el mayoritario apoyo a las medidas preventivas que viene llevando acabo. Pero ¿Cuánto tiempo se mantendrá esa imagen cuando estemos en el pico de contagios (y de muertes) por la pandemia si hay denuncias similares? ¿Quién pagará los costos políticos de las muertes si finalmente el Gobierno cede a las presiones del Poder real?
El desgaste también viene con la desinformación intencionada sobre medidas que toma el gobierno, como ocurrió con los bancos. Los medios insistieron durante días sobre la inminente apertura de los bancos, pero obviaron o informaron en menor medida que eran días específicos para los cobros de cada prestación (jubilaciones, ingreso familiar de emergencia, AUH). Eso no quita de responsabilidades a los funcionarios que no previeron el aluvión de gente y las medidas acordes al momento, pero nos muestra el daño de la mala información que divulga el Poder real. El machaque todos los días sobre la responsabilidad de los funcionarios y nada sobre la responsabilidad de los bancos, sigue la misma línea que tienen los medios macristas sobre los costos sobre la economía de la cuarentena. Como dije anteriormente, ya hay ejemplos a nivel mundial, como Japón y Singapur, que después de un tiempo aflojaron la cuarentena y al poco tiempo tuvieron que reimponerla por un aumento sideral de los contagios. Pero estos ejemplos no importan, si los medios masivos están todos los días instalando en el sentido común que la cuarentena no puede durar mucho más.
El miércoles pasado en Wuhan, la provincia China donde comenzó la pandemia, celebraron el fin de la cuarentena después de 72 días. Ahora reactivan toda su actividad a todo motor. Aquí solo vamos veintipico de días. Dos consideraciones. Por un lado, los chinos fueron los primeros en combatir un virus sobre lo que no se sabía nada y tardaron en imponer las medidas más restrictivas y la cantidad de casos fue elevada. Pero por otro, el Estado chino cuenta con recursos económicos y tecnológicos miles de veces superiores a los nuestros. A eso se le suma que China viene de décadas de crecimiento económico y tecnológico continuo. Nosotros venimos de un desguace del Estado y endeudamiento sin precedentes por parte del macrismo, que nos dejó el sistema de salud destrozado, sin siquiera ministerio, y un 40% de pobreza y sin las herramientas económicas, políticas legales y tecnológicas. Volviendo a citar a Heller, “las emergencias son emergencias: son momentos para usar las herramientas, no para construirlas“. En pocos meses de gobierno se recuperó el ministerio de salud, de ciencia y de trabajo, pero aún la situación era calamitosa cuando nos cayó encima la pandemia.
Hoy tendría que ser agenda de todos los medios como hacemos para asegurar la alimentación y salud de toda la población, en especial de los más vulnerados. Esto debería ser entendido hasta del lado más egoísta de cada uno, dado que, si hay una multiplicación de casos en los sectores más postergados, se multiplicará el riesgo para toda la población, independientemente de su condición social u orientación política. Estamos ante una situación inédita a escala mundial, donde las leyes del mercado se caen a pedazos. Están ocurriendo cosas en el mundo que parecen de película mala de ciencia ficción. Desde enterratorios provisorios en las plazas de Nueva York, hasta países que se roban entre sí en los aeropuertos los cargamentos de insumos médicos o empresas petroleras que pagan a sus compradores el petróleo que producen, porque no tienen más a donde guardarlo. El mercado como lo entendemos está suspendido si son los Estados los que pagan todo o gran parte de los sueldos de las empresas, si los gobiernos del mundo emiten dinero sin respaldo para apagar la crisis. Sin embargo, en nuestro país las grandes empresas hablan de bajar sueldos y flexibilizar las leyes laborales, de bajar los gastos de la política. No estoy hablando de las pequeñas empresas y PYMES, estoy hablando de las grandes fortunas del país que encima tienen la gran mayoría de su plata en negro o en el exterior.
El problema entonces no es si uno tiene más o menos simpatía por Alberto Fernandez y CFK y sus funcionarios. Sino si se apoya la idea de un Estado que se fortalezca y pueda distribuir mejor las riquezas y los alimentos, controle los precios, regule y garantice los servicios públicos, garantice la salud y la educación, protege nuestra soberanía territorial y científica, financie la innovación tecnológica en todas sus ramas para encontrar soluciones propias a los problemas del país, etc. Cuando los grandes medios hablan de ajustar el gasto publico hablan justamente de recortar lo que acabo de nombrar. Porque para construir ese Estado fuerte la plata tiene que salir de algún lado, tiene que salir de los que la tienen y en cantidades. Ninguna de las grandes fortunas dejará de serlo si se les saca un porcentaje menor para garantizar los derechos a toda la población. Un ejemplo simple, si el grupo Macri pagara su deuda con el Estado por el Correo, se podría duplicar el presupuesto del ministerio de salud.
Existe un proyecto de ley que propone un impuesto extraordinario a las grandes fortunas https://www.pagina12.com.ar/257936-impuesto-a-las-grandes-fortunas-blanqueadoras-o-no. En el mismo sentido hay propuestas similares como la de la CTA de creación de un fondo a partir de que las grandes fortunas (según el listado de la revista FORBES publicado por Infobae en abril de 2018), aportaran por única vez el 1,5 % de sus fortunas personales valuadas en conjunto en 70.040 millones de dólares, se estarían reuniendo en ese Fondo 1.050 millones de dólares. Es decir, un monto equivalente al que haría falta para adquirir 90.000 respiradores o 50.000 equipos para test de coronavirus o poco más de 1.000.000 de internaciones en terapia intensiva (https://www.cta.org.ar/creacion-de-un-fondo-de-emergencia.html).
Estas propuestas tocarían solo al 1% más rico de país. Pero la mezquindad del poder real en nuestro país, las grandes fortunas beneficiadas largamente por el macrismo, no se agota y van aprovechar los momentos más álgidos de la crisis para volver a imponer sus intereses. Como ocurre con el coronavirus, la vacuna somos todos y todas.
Por Manuel de Paz
Equipo de Comunicación Popular Colectivo al Margen