Entre el 29 de agosto y el 1 de septiembre, se realizó la muestra de mitad de año de Usinas Culturales Río Negro en la localidad de Bariloche. Este año, el festejo se desdobló por una cuestión de espacios. La mayor parte de los talleres realizaron su muestra en la biblioteca Sarmiento, en el centro de la ciudad; y la muestra de telas se desarrolló en la escuela Ceferino Namuncurá, en el barrio El Frutillar.
La coordinadora de Usinas, Nancy Gonzalez, hace su balance de la muestra: “hubo muchísima convocatoria, la biblioteca estaba que rebalsaba de gente. En adelante tendremos que empezar a dividir las muestras, un día para la parte de niños y otra de adultos porque debido a la cantidad de gente que asiste la muestra se hizo muy larga. Y la parte de telas la hicimos otro día en en otro lugar porque es difícil que se pueda encontrar un espacio en el cual se pueda colgar telas. Es un punto a resolver, pero a la vez mucho no podemos hacer porque no hay espacios que tengan todas las condiciones dadas para lo que necesitamos. Si bien siempre hubo convocatoria, en otras muestras vimos gente que entraba y salía todo el tiempo, en cambio esta vez la gente se quedó hasta el final porque realmente me parece que los chicos fueron creciendo en sus muestras, entonces la gente se quedaba a ver todo. Por lo general, en un comienzo, muchas familias venían a ver a los suyos y después se iban y ahora las propuestas se ven más interesantes”.
Hasta mitad de este año 2016, y debido a que algunos espacios se han cerrado-como los de Sedronar- la cantidad de personas que participan de los talleres de Usinas Culturales rondan las cuatrocientas, con una rica variedad de edades y de barrios que se van mezclando gracias al arte.
Es sumamente valeroso rescatar el trabajo de integración que se realiza desde cada uno de los talleres, trabajo que se ve reflejado en cada muestra por la que pasan las actividades de doce talleres y este evento se vive como una fiesta.
Este desafío es compartido y enriquecido por cada tallerista. A propósito de desafíos, charlamos con la profesora de teatro Verónica Feldman sobre el taller de teatro en el espacio de Camino Abierto. Le preguntamos cómo evalúa el trabajo hasta el día de la muestra. “Lo evalúo bien, no es una tarea sencilla, yo no estoy entrenada para trabajar en salud mental y sin embargo se trabaja con gente muy creativa, muy permeable a todo lo que uno le ofrece, estoy contenta, es creación de ellos lo que vieron. Es un granito de arena para que ellos estén cada vez mejor”, cuenta Verónica. “Para la muestra de mitad de año, querían trabajar la burocracia y eligieron esta manera de hacerlo”. A los usuarios del Centro Cultural Camino Abierto se los vio disfrutando de su puesta en escena, felices de poder mostrar el trabajo que vienen realizando.
Le preguntamos a Verónica, ¿cómo ves al programa de Usinas Culturales?
Es una política socioeducativa, me parece que es una política inclusiva que ya viene desde hace cuatro años, con chicos de todos lados, gente de todas las edades. Es un espacio de inclusión a partir del arte.
Además del taller en Camino Abierto, la profe Verónica realiza el taller itinerante de teatro por jardines de infantes.
Y sí, en la biblioteca no entraba “un alfiler”, como dice el dicho popular. En la entrada, las chicas le daban un último repaso a la coreo. Subiendo las escaleras, estaba la muestra de arte de los distintos talleres de plástica de Usinas. Las y los profes subían y bajaban las escaleras para ponerse de acuerdo con el iluminador de la biblio. Y una puesta en escena genial. Nos deleitaron los coros, las danzas, los repiques, las guitarras, los dramaturgos.
También pudimos conocer la opinión de Carlos Casalla, a cargo del taller de percusión: “Mi experiencia hasta aquí ha sido muy gratificante. Yo siempre digo, no es nada original, pero yo aprendo cuando enseño, aprendo más de los seres humanos y de compartir con toda esta gente maravillosa y también de música. Hace cuatro año que yo estoy (en el programa de Usinas) y cada día veo que vamos creciendo más, hoy me sorprendió la cantidad de gente que vino a la muestra. Creo que está muy bueno y que es una oportunidad para cualquiera que quiera acercarse a los talleres. Es abierto a todo público, a cualquier barrio, a cualquier estrato social, son gratuitos. Creo que vale la pena. Mi evaluación es muy buena. Ha pasado mucha gente por los talleres, varios se han quedado desde el principio y hemos logrado cosas a nivel musical. Aprender ritmos, aprender a dominar técnicas de mano, de palillo, diferentes instrumentos, diferentes estilos, diferentes géneros rítmicos, sobre todo latinoamericanos. Creo que es positivo”. Así nos daba su punto de vista este gran artista mientras juntaba instrumentos.
Talleristas de primer nivel, alumnos y alumnas de todas las edades comprometidos con la pasión de aprender. La misma fiesta se vivió en la muestra de mitad de año del taller de telas. “El aire y las sombras”, fue el título del evento del taller de acrobacias en telas del Programa Usinas Culturales que se realizó el jueves primero de septiembre a las 19hs. en la escuela Ceferino Namuncurá.
Está por anochecer en el barrio El Frutillar y alrededor de unas cincuenta personas esperan en “el CF” la presentación del taller de telas. Algunos juegan al pin pong, otras toman mates o juegan al fútbol. Nancy Gonzáles, coordinadora de Usinas, presenta un breve video con imágenes de la variedad de talleres que existen en el programa. Luego de los aplausos, en el salón se apagan todas las luces. Se hace el silencio, se prende un farol desde el piso y, como bien lo menciona su nombre, empieza un espectáculo de música, cuerpos, cintas y sombras.
Las chicas que se presentan son siete; Morena, Yamila M., Johana, Rocío, Yamila C., Tania y Nadia. En el taller participan más, pero algunas arrancaron hace poco y no se animan. Hay dos telas colgadas del techo y varias colchonetas en el piso. Las chicas están hermosas, con las caras pintadas y trajes de colores. Graciela Alarcón es profesora de este taller hace cuatro años. Feliz, al finalizar la presentación, nos cuenta; “En general las clases son de 12 chicas, van fluctuando dependiendo del clima y el estado adolescente en el que se encuentren… tuvimos una época en la que había varones, los fuimos perdiendo en el camino, pero el taller es mixto. Las chicas ensayan acá, hace poco tiempo que se mejoró el espacio y decidimos hacer la muestra. La idea era hacer una clase abierta y después, como yo tengo los trajes y ellas se querían maquillar, hicimos otra movida, con look, música, ambiente… salió el tema del aire y las sombras, que fue el título que le pusimos por la proyección del espacio”.
Las acrobacias a lo largo del espectáculo dejaron sin aire a más de un familiar. Las jóvenes con valentía y destreza subieron hasta el punto más alto y se dejaron caer hasta el piso. Lo que hicieron no se logra sólo con coraje, la voluntad y el esfuerzo están en el medio. Graciela al respecto menciona: “Hay muchas de las chicas que vienen acá, a esta escuela… recién charlábamos con algunos profes que a veces hay varios problemas de disciplina y me encanta ver el esfuerzo que ponen y cómo se toman las cosas muy en serio. Hay dos chicas que arrancaron este año y al principio no les salía nada, se enojaban, querían dejar y de repente fue increíble cómo avanzaron y se animaron, entrenan mucho.”
Antes de cambiarse y ya sin los nervios de la presentación el grupo se saca fotos y conversa con los amigos y la familia. Entre todos se acomodan los bancos y las sillas, se va desarmando el sonido y por último, se descuelgan las telas. Esta es la primera presentación formal del taller en lo que va del 2016, los y las que quieran están invitados a sumarse al espacio. Para los que se lo perdieron, el próximo 10 de septiembre el grupo hará un nuevo espectáculo en el marco de los festejos por el día del niño en la Escuela 138.
Para finalizar es preciso “agradecer la participación de la gente y a los chicos que cada vez ponen más empeño en trabajar estas instancias para mostrar”, nos recuerda Nancy. “Y también fue muy importante la experiencia para la gente de Camino Abierto. Para ellos ir y mostrar un espectáculo en la biblioteca con tanto público fue muy movilizador, quedaron muy entusiasmados con ganas de mostrar lo que hacen en otros espacios. Está buenísimo eso, sembrar esa semillita en los que participan, saber que pueden seguir mostrando, produciendo cosas interesantes y eso me parece súper valioso”, resume Nancy.
Así finalizó una muestra que mostró cómo se viene trabajando, dejó fiel evidencia de las cosas buenas que se logran con constancia, alegría y esfuerzo.
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