El paradigma de la protección integral promueve el entretenimiento y el acceso a la información, a categoría de derecho para todos los pibes. ¿Cuáles son los alcances y los límites de los medios públicos y privados para que estos derechos se cumplan?
“¿Qué ves cuando me ves?” se preguntaba la banda de rock Divididos en un tema de fines de los 90, cuando la concentración mediática mostraba un discurso único y casi sin matices. Una estrofa más adelante la canción remataba: “Cuando la mentira es la verdad”, dejándonos entender que los medios construyen realidades y que estas no necesariamente coinciden con las que vemos y sentimos todos los días en nuestros barrios.
Cuando niños y adolescentes se hacen esa misma pregunta: “¿Qué ves cuando me ves?”, respecto de si la representación que hay de ellos en los medios coincide con la realidad que les toca vivir a diario, la respuesta es: “Poco y nada”. Contenidos enlatados, producciones que no contemplan la diversidad de infancias posibles, creaciones de origen federal escasas, mercantilización de la comunicación e incidencia de nuevos formatos y tecnologías conforman un paquete difícil de desentrañar para el sector infantil y adolescente que, año a año, se ve más expuesto al universo de los medios de comunicación masiva.
Entretenimiento y comunicación: ¿derechos o mercancía?
“Hay infancias pobres, ricas, urbanas, rurales. Las hay criadas con amor y las hay abandonadas a su suerte. Infancias explotadas, en riesgo, sobreprotegidas, felices, con sufrimiento, creciendo en barrios privados o en casas tomadas, llegando a la escuela tras dos horas de caballo o en auto con chofer”, afirma Mirta Goldberg, conductora de la Televisión Pública. Sin embargo, los medios comerciales y sus producciones suelen reducir esta diversidad de infancias posibles a un único modelo de infancia. Este estereotipo generalmente se corresponde con una infancia urbana de sectores medios y familia nuclear. Los medios masivos comerciales efectúan este recorte ya que producen contenidos desde las grandes ciudades y para esos sectores, dejando de lado particularidades, regionalismos, cosmovisiones originarias y culturas al margen de la que ellos proponen.
En la disputa por los sentidos que construyen los medios, aparecen dos modelos de comunicación antagónicos: por un lado, un modelo de comunicación comercial que introduce a los niños en el mercado del consumo desde la infancia temprana y, por otro lado, un modelo incipiente, surgido bajo el paraguas de la nueva Ley de Comunicación Audiovisual y el empoderamiento de la sociedad civil, que privilegia contenidos alternativos y entiende que el derecho a la información y al entretenimiento es uno más de los que deben gozar los niños y adolescentes.
Contrapongamos dos ejemplos: “Violeta” y “Zamba”. Quien tenga hijos en edad escolar se habrá topado con alguno de ellos en la computadora o la tele de su casa. “Violeta” es una creación de Walt Disney para América Latina, el Sudeste Asiático, Rusia y la India. “Zamba” es un dibujito animado surgido del canal infantil “Paka Paka”, dependiente del Ministerio de Educación de la Nación.
“Violeta” promueve la competencia entre adolescentes, insinúa la seducción propia del mundo adulto y es protagonizada por actores jóvenes que viven en un contexto muy lejano de las realidades de nuestros pibes. Se trata de un producto para el consumo global, que borra las huellas culturales autóctonas y bombardea a niñas de 6 años en adelante con contenidos impropios para su edad y sus deseos. A esto se suma que el merchandising televisivo las hace presas del consumo a edades cada vez más tempranas. . Este fenómeno reportó más de 12.000 millones de dólares a Walt Disney y la penetración a mercados emergentes del mundo entero
En cambio, “Zamba”, el dibujito animado nacido del único canal infantil público, está protagonizada por un niño en edad escolar oriundo de Clorinda, Formosa. Buceando en la historia argentina y el mundo de la ciencia, indagando en las huellas digitales del pueblo argentino, el programa ayuda a interpretar el proceso de conformación de nuestro país y educa con contenidos de alta calidad pedagógica.
Si la televisión fue, en sus inicios, el medio más convocante para niños y adolescentes, hoy las nuevas tecnologías multiplican la exposición a ella a través de Facebook, YouTube y Google, entre otros, y además cambian la forma de relación, que se vuelve interactiva y deja muchísimas opciones de selección de los contenidos que se consumen.
El acceso a las nuevas tecnologías no está restringido a los sectores sociales de mejores ingresos, ya que el programa “Conectar Igualdad” amplió muchísimo la tenencia de computadoras y el uso del celular se propaga entre adolescentes de todas las clases sociales.
La clave, entonces, pasa por generar contenidos con calidad desde la perspectiva de derechos, así como por la creación de espacios donde los propios pibes sean los protagonistas.
Los medios son el mensaje
Así como los medios masivos tienden a construir y homologar un solo tipo de infancia posible, tienen también la capacidad de construir un relato que, a fuerza de repetición y pantalla, termina convirtiéndose en verdadero. Acerca de qué representación de los niños y adolescentes barilochenses construyen los medios locales, consultamos a Marcelo Viñuela, comunicador social y referente del Equipo de Comunicación popular del Colectivo al Margen: “Los medios comerciales construyen una representación tendiente a captar mayores niveles de audiencia en virtud del objetivo de vender más publicidad. En el ámbito local, en relación a la infancia y la adolescencia predomina una mirada claramente estereotipada que construye un verosímil vinculado al paradigma “seguridad-inseguridad”, que de alguna manera estigmatiza al sector adolescente y joven de los sectores populares. Básicamente es lo que construyen Canal 6 y la radio del multimedio: los pibes del alto como los causantes de las problemáticas de la inseguridad. Y creo que de esa representación que construyen está borrado todo el tema de la vulneración estructural de derechos que vive casi el 90% de los pibes que habitan en el alto de Bariloche”.
Mientras los medios masivos comerciales se insertan en la vida diaria de adolescentes y jóvenes con estos relatos estigmatizantes, del otro lado del mostrador se encuentran los medios comunitarios, alternativos y populares que, a partir de la nueva Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, deberían ir creciendo hasta ocupar un tercio del espectro mediático.
“Por otro lado, hay un crecimiento de los medios comunitarios que están instalando otra agenda y otra mirada sobre la niñez y la adolescencia, que tienen que ver claramente con el paradigma de la promoción y restitución de derechos, que construyen una representación negada en los grandes medios, que informan acerca de los derechos que nuestra niñez tiene vulnerados, como el acceso a una vivienda digna, a una educación de calidad, a alimentación digna, recreación y esparcimiento y diferentes consumos culturales”, remarca Viñuela.
Las voces de los pibes
Los medios de la sociedad civil son públicos, no comerciales, al ser también no gubernamentales, aparece el escollo de cómo sostenerlos o producir contenidos de calidad cuando todavía no están aceitados los mecanismos para su sostén económico..
Entre los medios públicos, otro actor clave respecto a niños, niñas y adolescentes son los medios gubernamentales: escuelas, universidades, municipios y ministerios pueden tener sus propios medios de comunicación. En la localidad de Roca, en nuestra provincia, funciona hace 27 años “Antena libre”, una radio comunitaria dentro de la Universidad del Comahue. Un poco más acá, la radio comunitaria de Villa los Coihues articuló con la escuela 324 del mismo barrio la generación de un programa con los chicos. Fabián Agosta, docente de comunicación audiovisual y referente de la radio comunitaria, nos cuenta acerca de esta experiencia: “Nosotros estamos planteando una pequeña veta, porque el desarrollo de las radios escolares es algo que aún falta en la actual ley de medios. Empezamos este taller con presupuesto cero, sin saber si íbamos a tener apoyo económico. Ahora se está buscando cómo financiar la experiencia”. En cuanto a cómo los chicos se relacionan con los contenidos, Fabián muestra una síntesis que rara vez contemplan los medios masivos de comunicación: “Lo que me planteo desde que entro al taller hasta que salgo es el objetivo de que los chicos se diviertan haciendo radio y aprendan a hacer radio divirtiéndose”, remarca el tallerista mostrando la síntesis entre promover la palabra de los pibes y el derecho al juego, dos instancias que rara vez están contempladas en los medios masivos de comunicación.
Además de llevar adelante este taller, Fabián realizó dos audiovisuales para la “Semana x los Derechos de niños, niñas y adolescentes”, en 2012 y 2013, respectivamente. El primero de ellos fue financiado por el Consejo Local de Protección Integral de nuestra ciudad y obtuvo el primer premio en la categoría gestión articulada y trabajo en red del concurso “Diga 33”, promovido por la Autoridad Federal de aplicación de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual (AFSCA) y el Consejo Nacional de Coordinación de Políticas Sociales.
Mariana Bettanin es licenciada en comunicación y forma parte del equipo técnico de AFSCA en la región andina, con sede en Bariloche. Respecto al desafío de comenzar a producir contenidos con eje en la infancia y adolescencia nos dice: “Hay algún interés de los productores y realizadores. Por ejemplo, el Centro de Producción Audiovisual De la Universidad Nacional de Río Negro elaboró contenidos para Paka Paka. En San Martín de los Andes, se realiza un festival audiovisual dedicado específicamente a niñez y adolescencia. Esto no cambia las prácticas de los medios, pero va ampliando las posibilidades de los chicos para acceder a contenidos realizados con responsabilidad y específicamente pensados para ellos”.