El sol del pueblo mapuche flameó, dentro del barrio privado de Arelauquen, abriendo el nuevo paso hacia el territorio de la Lof Quijada y afirmando el camino para que la comunidad siga existiendo. Al Margen acompañó a la comunidad en la reafirmación de sus derechos y trajo esta crónica.
La Inan Lonko, Luisa Quijada, se levantó al alba, casi no había podido dormir la noche del lunes. Se vistió de azul. Sobre su pecho se prendió un colgante de plata, símbolo de protección para las mujeres mapuche. Se tapó sus cabellos negros con un pañuelo. Mauro Millán, lonko de la Lof Pillan Mawiza de Chubut, le envió unos aros de plata con la luna tallada para que los ancestros la reconozcan y la acompañen en ese momento crucial para su comunidad.
La jueza Silvina Domínguez viajó desde Zapala para estar presente en la audiencia del martes 29 de junio, con el propósito de dialogar sobre las condiciones para el cumplimiento de la sentencia que exige al grupo empresario de capitales extranjeros Burco, la reapertura del paso tradicional de los Álamos -abierto hace 50 años por Celestino Quijada- y que permite a los integrantes de la comunidad acceder a la escuela, al hospital y al trabajo.
El abogado de Arelauquen ofreció otro camino al paso tradicional -que ahora atraviesa el corazón del country-. Este camino alternativo empieza en el barrio Unión, pasa por el borde del barrio, al costado del alambrado, asciende una cuesta empinada -exclusiva para camionetas 4×4- y desciende hasta la comunidad. Este paso es nuevo, no está terminado aun y para construirlo se desmalezó parte del bosque nativo.
La magistrada se trasladó hasta el barrio privado, recorrió el camino y reconoció la dificultad del acceso propuesto por el country. Asimismo, se acercó a la comunidad y visitó la casa de Luisa Quijada. Quedó conmovida por el marcado contraste de un lado y del otro del alambrado. Luego de un intenso debate, se acordó que el directorio de la urbanización se comprometía a terminar el paso, mantenerlo en condiciones y despejarlo de nieve para que sea transitable.
Mientras tanto, la comunidad va a ingresar por la entrada del country -como cualquier socio-, pasando por el club house, el campo de polo, las mansiones de los vecinos del barrio y las caballerizas hasta llegar a sus casas. Cualquier invitado de la comunidad, tan solo con anunciarse en la guardia, también podrá acceder, a través de Arelauquen, hasta el territorio Mapuche.
Por Vero Battaglia
Cooperativa de Comunicación Popular Al Margen