Juan Grabois es abogado y fundador del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE), una organización social que agrupa a más de 2000 cartoneros de Capital Federal y del conurbano bonaerense. Grabois acompañó a los cartoneros en el proceso de organización de la actividad en la Ciudad de Buenos Aires y colaboró en el diseño de un programa, único en Latinoamérica, que los reconoce como trabajadores recicladores urbanos.
Desde San Martín de los Andes, donde vive ahora, se convirtió en uno de los referentes de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP), una especie de central sindical de los trabajadores precarizados: cartoneros, vendedores ambulantes, obreros de fábricas recuperadas, motoqueros, campesinos, y beneficiarios del Plan “Argentina Trabaja”.
Allí coordina la Seccional Cordillera de la Ctep e impulsa la escuela de formación de militantes. Describe a la economía popular como una “economía de resistencia en la que se va regando el germen de lo comunitario, que nace de la cultura de nuestro pueblo”.
-¿Cómo se organiza internamente la Ctep?
-La Ctep es una organización de trabajadores, no es una federación de cooperativas. Agrupa a trabajadores que pueden estar en cooperativas, en asociaciones o sueltos. Tiene tres órganos de trabajo:
- a) Las “ramas”, que son agrupaciones por actividades o unidades económicas populares, como cartoneros, vendedores ambulantes o cooperativas
- b) Las seccionales: la seccional donde está integrada Bariloche se llama “Cordillera Andina” y está compuesta por Junín de los Andes, San Martín de los Andes, Bariloche, Villa La Angostura y El Bolsón. En cada municipio se trata de armar una delegación de la seccional en donde los trabajadores y trabajadoras de distintos oficios, con el acompañamiento de los militantes, arman sus propias reivindicaciones, buscan las estrategias para consolidar el sector de la economía popular en los distritos y se reúnen a nivel seccional. Además, tratamos de hacer un congreso nacional una vez por año
- c) Secretariado nacional: en este momento es provisorio porque hicimos la presentación ante el Ministerio de Trabajo hace menos de un año. Esperamos que para fines de este año podamos hacer elecciones democráticas. La idea es que todos los compañeros que están afiliados puedan elegir sus autoridades naciones de manera directa, más allá que las seccionales tienen autonomía de funcionamiento casi absoluta.
-¿Cuál es la radiografía de la Patagonia respecto a la economía popular?
-Acá en la Patagonia hay un reservorio importante de organización comunitaria, tal vez por la propia herencia de los pueblos originarios. Hay un instinto de lo comunitario, que hace que la economía popular, esté muy extendida. En San Martin de los Andes, los compañeros salen dos o tres veces por semana a las plazas de la periferia para vender los productos que hacen. En El Bolsón hay una especie de Saladita y los compañeros están organizándola en el marco de la rama de ferias, mercados y vendedores de la Ctep. Nosotros planteamos que la dignificación del trabajo dentro de la economía popular, la restitución de algunos de los derechos laborales, no se puede producir sólo con la productividad del trabajo porque, por el simple hecho de no tener capital productivo, es imposible competir en el mercado para acceder directamente al dinero. Tiene que ver con la distribución de la riqueza, que es tan importante en la región. Acá tenemos las riquezas petroleras más grandes del país y venimos impulsando que tenemos que disputar la renta petrolera para, por ejemplo, poder restituir los derechos laborales que perdimos. Hay un gran potencial en la Patagonia para que la lucha de los trabajadores de la economía popular de un paso adelante. Se está desarrollando la seccional, en San Martín de los Andes. Falta mucho, pero seguimos construyendo. El hecho de que los compañeros están divididos en el territorio de manera discontinua dificulta muchísimo la organización popular si no hay una militancia que catalice la organización. En la Patagonia, con las distancias que hay, hay que buscar una coordinación más finita entre los militantes populares que laburan en el sector.
-Contanos la experiencia del espacio de formación que existe en la seccional de San Martín de los Andes de la Ctep
-Se llama Escuela Nacional de Organización Comunitaria y Economía popular y es la instancia nacional de formación de la Ctep. Tiene dos funciones: la formación profesional en oficios populares y la formación político gremial de la confederación, con la línea que más o menos está consensuada en cuanto a la lucha reivindicativa y lo que representa la lucha popular. Suelen venir contingentes de distintos puntos del país, con compañeros que en algunos casos nunca salieron de su barrio, y vienen a conocer este lugar tan hermoso de nuestro país y a formarse durante capacitaciones intensivas que duran cuatro o seis días y están referidas a distintas cuestiones vinculadas a la economía popular: la historia del movimiento obrero, técnicas de negociación, experiencias de lucha de distintos países, economía y tecnología popular: aspectos técnicos y políticos gremiales. Ya pasaron más de doscientos compañeros de trece provincias. Son espacios de intercambio de militantes de distintas organizaciones. En general, salvo en las reuniones más rosqueras, no hay muchas oportunidades de cruzarse, y esto está fuera de la rosca, porque es un espacio de reflexión y debate sobre cuestiones reivindicativas. Tratamos de no incluir las cuestiones políticas en términos partidarios o de superestructura porque son cosas en las que no nos vamos a poner de acuerdo y nos concentramos en las problemáticas y las estrategias puntuales de lucha de la economía popular. Se visita comunidades mapuches, en general la Curruhuinca, con la que tenemos un vínculo estratégico muy fuerte, territorial e intercultural.
-Hemos leído sobre tus encuentros con el Papa Francisco. ¿Cómo surgió ese vínculo y qué representa para vos?
-En el MTE, se hizo un buen laburo en Buenos Aires y ahí lo conocimos a Bergoglio. Después nos sorprendió muchísimo que se convirtiera en el Papa y seguimos manteniendo el vínculo. Es un vínculo que nos permite visibilizar a los invisibilizados del mundo. Hace poco, tuvimos la posibilidad de hacer un encuentro mundial de movimientos populares, donde la coordinación estuvo a cargo de movimientos que no integran la iglesia, como los Sin Tierra, los Zapatistas, y todos reconocen que su función trae nuevos aires. Lo más importante, más allá del cariño y de la relación personal, es promover la organización de base para la superación de las injusticias sociales.
-¿Cómo fue el proceso para incorporar a los cartoneros de la Ciudad de Buenos Aires al programa de recicladores urbanos?
-Ganamos un recurso de amparo en 2007 y se financió un programa de integración de los trabajadores reciclados. Después, una ley votada por unanimidad en la Legislatura lo convirtió en una estatización bajo gestión social del servicio público de recolección diferenciada.
-¿Cuántas personas están bajo ese programa?
– Más de 4 mil. Es el programa más integral, más masivo y más importante de América Latina.