Una entrevista que no pudo seguir estructuras, porque había ganas de hablar de todo lo que las agendas se olvidan de priorizar. Un Raly decidido a desnaturalizar y reconstruir concepciones desde sus propias formas de ver y pensar. Un artista que, mientras habla, nunca deja de escuchar.
El pasado 23 de septiembre Raly Barrionuevo disfrazó de peña el Gimnasio de María Auxiliadora. Pese a la propuesta de las sillas pretendiendo ser teatro, la gente primero tímidamente y luego apropiándose del espacio bailó, cantó y celebró el encuentro que los músicos propusieron. Al terminar el recital se formó de manera espontánea una fila de personas que querían saludarlo, o acercarle música y regalos a Raly, quién los fue recibiendo en un aula devenida en camarín.
Al final llegó el turno de Al Margen. Grabador en mano y revista haciendo de escudo, nos metimos casi de sopetón queriendo explicar rápido quiénes éramos y por qué queríamos escucharlo con la velocidad de quién teme la falta de tiempo. De pronto, modificando el ritmo propuesto, Raly acomodó un banco, abrió la revista y sonrío. Bastó el silencio de esa primera hojeada, para que en mitad de la fría madrugada, ese aula se convirtiese en un lugar cálido que invitaba a hablar y ser escuchado.
M: Nosotros somos un equipo de comunicación popular que intenta dar voces y cauces a discusiones que no están siempre en la agenda. Trabajamos y creamos desde donde podemos y nos gusta. ¿Qué es lo que define una creación, cuándo se sabe que se está enfrente de un artista?
RALY: ¡Uy! Está buenísimo, venía reflexionando con algunos amigos acerca de eso en el viaje. De lo que es un artista ¿Qué es un artista? Es una pregunta que por lo general no realizamos muy seguido. Tal vez porque incomoda. Yo no acuerdo con aquellos que piensan que por ser músico ya se es artista. No creo que todos lo que hacen música sean artistas. El hecho de ser artista, no hacer una disciplina, implica otra cosa. El ser artista tiene que ver con algo que se modifica.
Yo encuentro arte, por ejemplo, en ciertos deportistas. Digamos, gente que patea el tablero y logra modificar realidades. Un artista es para mí alguien irreverente frente a lo fijo. Incluso -esa persona- puede no estar disfrutando los cambios que produce. Un artista es alguien que está en relación con dolores y que a veces logra cambiarlos o convertirlos en alegrías, ahí está la modificación de la que te vengo hablando.
M: Pero, ¿Vos propones pensar un cambio al interior de cada uno o a nivel social?
R: Las dos cosas. Si alguien mueve ciertas estructuras o un conjunto de personas a través de un modo de expresión, ahí tenés un artista. No pasa por una cuestión técnica o académica, que por supuesto también son aristas muy necesarias en la formación de un artista. Claro que deben estudiar. Pero es más gigante que eso, a mí en lo personal me pasó con algunos deportistas que he visto que hacen magia.
Tipos que por ahí patean el tablero de este mundo que propone al deporte como un gran negocio. Y deciden revelarse frente a esa concepción volviendo a vincularse con el deporte a través de la niñez, renegando de todo lo que implica el consumo. Ese es un artista por pateador de tablero.
M: ¿Qué de esto creés que hay en el mundo de la música?
R:Todo. Lo mismo pasa con la música. Si hay algo que yo intento es jugar, cuando hacemos música con mis compañeros no nos olvidamos nunca de mirarnos y divertirnos como niños. Y ese vínculo con la niñez es lo que te mantiene ligado a una inocencia que te sostiene en estado y conciencia de arte. A mí no me alcanza para llamar a alguien artista porque sea un tipo muy virtuoso. Cuando modifica cuestiones sociales o espirituales, siento que ahí estoy frente a alguien que hace arte, y puedo llamarlo artista.
M: Pero ¿siempre están dadas las condiciones para patear el tablero? ¿Cómo creés que influyen las situaciones socioculturales o económicas para que esto se dé?
R: Bueno sin ir más lejos, yo puedo hablar de mi caso. La contención que siempre me han dado la música, las letras. Escribir ¿viste?. Todos hemos tenidos familias con quilombos, con dolores que se han llevado como se puede. Siempre hay gente que la pasa peor, y niños que la están pasando feo. Y muchos artistas se han hecho artistas de ese caos. El caos invita a canalizar.
La panacea y el conformismo atentan contra el hecho artístico. Las grandes canciones han salido de cuestiones caóticas, ya sean sociales o personales. Las canciones, por ejemplo, que se han creado en la época del “Proceso” cuando los músicos caminaban por la cornisa y era difícil pensar en patear tableros. Ahí surgen canciones como “Inconsciente Colectivo”, de Charly García, que fue escrita esquivando las posibilidades de ser matado, o como “Sólo le pido a Dios”, de León, que necesitó negociar con un símbolo como es Dios para expresar el sentir popular y reflejar una realidad social donde la canción estaba totalmente encerrada, prohibida, censurada.
Etambién pasó en los 90 con el cruel neoliberalismo y las políticas que transformaban escuelas en shopping. En esa coyuntura también surgieron expresiones que se resistían haciendo fuerza en contra de eso. En medio de todo este caos y tantos otros, el arte es tan sabio que crea maravillas y bellezas surgidas a partir de todo eso.
M: Pero la escuela actual no es la de los 90 ¿no? ¿Cuán permeable creés que es la escuela a los procesos de los que venimos hablando? ¿Se trata a caso de una de las “utopías” de las que hablás en algunas de tus canciones?
R: Mirá, con respecto a las canciones y lo que se va contando en ellas tienen que ver con los momentos que uno va viviendo al hacerlas. Con respecto a la enseñanza me paro siempre desde un lugar, si se quiere cercano al pensamiento de Freire. Pensando que es posible construir desde el amor, desde esa mirada del mundo me veo movilizado. Una vez tuve la oportunidad de estar con Freire en una cena, y he podido escucharlo cuando hablaba de los niños. Y cómo uno va a aprender y reproduce cuestiones de órdenes verticales.
La educación ligada al arte invita a que todos estemos aprendiendo desde la creación. La idea de una educación desde el amor, también está muy metida en mis canciones. La enseñanza y la docencia no pueden ser pensadas lejos del hecho artístico. Tienen que ir de la mano. Esa es la manera de caminar que yo comulgo. Lo pienso así y lo vivo de esa manera también con mis compañeros. La educación debe estar ligada al amor y al arte.
M: Hace tiempo te escuché en una entrevista, un poco enojado…Bueno o de mal humor
R: (Se ríe fuerte) Uy…¡Espero que no haya dicho algo fiero!
M: No, pero estabas enojado porque no te gustaba que te digan idealista. Porque te considerabas un militante. Horacio González dijo en una entrevista para Al Margen que “el verdadero conocimiento es el conocimiento militante” ¿Vos creés que ese conocimiento se construye en los escenarios, desde abajo o viene dado?
R: ¡Ey changuita! De haber sabido que eran preguntas para pensar nos hacíamos un asado (risas). No, en serio, me gusta tener que pensar para adentro. Mirá, a mi me parece que desde el momento en el que uno se plantea tener una mirada colectiva sobre el mundo y posicionarse desde un lugar humilde ya está construyendo un conocimiento y una mirada militantes. Se trata de sentirse parte de un contexto y que ese contexto no te sea indiferente. Se trata también de saber que cada acción que uno hace está afectando a alguien ya sea para bien o para mal. Para mí de eso se tratan el conocimiento militante y la militancia misma. Después cada uno decidirá cómo, con quién y desde dónde lo hace. Pero eso es otro punto. El tema es cómo nos paramos en el mundo conscientes del contexto donde vivimos. Porque el orden mundial invita a otra cosa, invita a encerrarnos, a encapsularnos, a adquirir objetos. Que ese sea el objetivo final. Por suerte somos muchos los que pensamos que la construcción del mundo puede ser distinta. Si lo ponemos en un ejemplo concreto, muchas veces creemos “si dejo la canilla del agua abierta y me voy y después vuelvo, no pasa nada”. El contexto mundial te invita a pensar que esa agua es tuya porque al pagarla la podes usar como quieras. El pensamiento militante te hace pensar que mientras vos accedés a eso hay otro tipo que se está cagando de sed.
M: Esto que planteás tiene relación con la creación de Trashumante y su característica de presentarse como un sello discográfico por fuera de lo que se considera el mercado oficial. ¿Cómo fue que pensaron esa apuesta?
R: Bueno, ese paso que dimos nos parece muy importante. Porque sobre todo refleja el trabajo nuestro desde un lugar de autenticidad, esta música que hacemos la verdad es que no tiene especulaciones comerciales. Hacemos lo que nos sale, que implica reconocer la cultura y la historia que hay detrás. Se trata de reconocer que hay una tierra que a mí me ha enseñado inconscientemente una música que la llevaré por el resto de mi vida. Y después cuando salí a jugar el partido (cuando salí de mi pueblo) me fui encontrando con otras músicas, con otras formas de contar, que ahora son parte de mi música. Las he ido incorporando como parte de mi formación. Y esto se refleja en el trabajo que se ve en los discos. Entonces Trashumante surge con la idea de compartir, un poco de lo que también se nos dio a nosotros.
M: Hace poco dijiste que los últimos dos discos que sacaste fueron hechos por la necesidad de que entren cosas nuevas. ¿De qué se trata ese proceso?
R: Bueno (se ríe)…¡No resisto ningún archivo con esta revista! Eso lo dije en lo personal, tenía estos dos discos en la cabeza y en el cuerpo hace un montón. Necesitaba sacarlos porque estoy escribiendo cosas nuevas, y hasta que no saque eso viejo no entra nada nuevo. Hay, como en la vida, que dejar salir para que entre, ¿no?
M: Me hacés acordar a los chicos en las escuelas, que hasta que no se les pasa el enojo , parece que no entra nada
R: (Risas) ¡Exactamente! A mí me pasa lo mismo, siempre fui así. Me pasa con la música y con la vida. Pero también con los proyectos. Hasta que no se escuche, no gire, no se puede pensar en algo nuevo. Porque un disco de canciones propias es algo gigante. A mí se me va la vida en eso. A veces la búsqueda de las palabras es volver a pensarme e incluso a castigarme. Muchas veces me siento poco capacitado para algunas cosas. Otras veces todo es mágico y fluye (sonríe, se reclina en un banco sin respaldo). Entonces, imagínate cuando logró juntar muchas canciones. Después viene la parte divertida de juntarnos en el estudio a grabar. Pero cuando sale un disco mío de canciones propias. Suspira, como sabiendo transmitir el sabor a victoria) Dios mío, tiene un significado enorme. Es mucho más que un disco, son etapas, son dolores que se han ido canalizando.
M: Hablabas de la tierra y sus saberes. ¿Qué te producen todas las disputas en torno a la megaminería a cielo abierto?
R: Bueno eso es una…¡uf! Eso es tremendo. Los gobiernos han sido muy hipócritas respecto a esa cuestión. Es algo que no pueden justificar de ninguna manera. De alguna forma –pensarlo- me remite a los tiempos de La Forestal, que fue una empresa inglesa que se llevó la mayoría de los bosques de nuestro chaco. Dejando infinidad de familias destruidas. Explotando gente con la metodología de la libreta. Bueno, podemos decir que ahora la metodología ha cambiado, pero el saqueo es el mismo. Nos quieren engañar. A ver si se entiende, nos están saqueando a lo largo de la cordillera haciendo cosas que en otros lugares del mundo ya ven como una locura y no solo está prohibido sino que está penalizado. A los compañeros de Adalgalá los amenazan con echarlos. Hay permanentes aprietes por parte de las empresas de megaminería que reproducen metodologías muy perversas. Pasan por arriba de los gobiernos municipales. Tanto que las escuelas y los hospitales terminan pidiéndoles insumo a la minera. Son como entes todopoderosos.
M: Si las metodologías son las mismas, pero lo que cambian son los nombres, ¿cuál es nuestro rol desde la comunicación o el acceso a distintos públicos?
R: La desinformación es tremenda. Creemos que sabemos lo que pasa. Pero yo que tuve la oportunidad de viajar por lugares y hablar con compañeros y me doy cuenta que estamos a oscuras. ¿Alguien sabe lo que está pasando en Famatina, por ejemplo? Nadie sabe nada. ¿Qué pasó con esos compañeros? Nadie sabe que resisten. ¿Alguien sabe de los compañeros que luchan contra Monsanto? A los grandes medios no les interesa informar. Sólo lo utilizan cuando quieren pelearse contra el discurso oficialista. Entonces la gente que milita queda en el medio de la puja de poderes y son usados para tirarse piedras entre ellos. Una lucha digna nos la transforman en una mierda. Las asambleas que hay a lo largo de la cordillera están ocultas y perseguidas. Lo que está pasando ahí arriba, en el campamento minero, de eso no se sabe nada. Ahora saltó una bronca con el cianuro de San Juan pero para que haya saltado, no te das una idea todo lo que tuvo que pasar. Porque son el arte de ocultar y tapar. La verdad es que yo me saco el sombrero cuando hablo con los compañeros que resisten, porque esa es una militancia que no es vistosa, es una militancia peligrosa. No recibe subsidios de nada o de nadie. Es una militancia por la vida y por los hijos de ellos y los nuestros. Es una militancia real. Esa es otra forma de patear el tablero y construir uno nuevo.
Termina de hablar y suspira. Levanta la vista como pidiendo permiso para concluir la charla. Le agradezco el tiempo y la predisposición con palabras apuradas. Y entonces, a mitad de los formalismos de una despedida inminente, Raly se guarda un número de Al Margen en el morral y con una sonrisa que esconde huellas de una infancia que no se anima a dejarlo explica a los presentes “me la llevo, porque me gusta leer cosas lindas, de gente que hace…”. Girito y coronación.
Por Mariel Bleger – Fotgrafias Eugenia Neme