‘- CUENTO – Privilegios de clase
¿Que es la libertad?, ¿Somos todos libres? Fue una de las consignas que nos dio en el colegio la profesora de literatura. Realizando la puesta en común, un montón de definiciones salieron de las cabezas de mis compañeros: correr, tener dinero, viajar, jugar, estar con tus seres queridos, poder decidir. La mayoría afirmó que éramos todos libres porque cada uno tiene la posibilidad de elegir lo que desee para su vida, haciéndose cargo de las decisiones tomadas. En ese momento pensaba lo mismo, hasta que conocí a María y un hecho en común cambió mi modo de ver las cosas y mis concepciones para siempre.
La conocí una primavera donde el calor me daba ganas de volver al club y hacer deporte. La veía siempre en el vestuario secando el piso de las duchas, cambiando los rollos de papel higiénico, limpiando. Tenía siempre una beba en brazos y cuando no podía sostenerla y hacer su tarea, la apoyaba en una silla con un almohadón. Deduje que debía tener mi edad, el contraste de su cara de niña y su actitud de mujer me llamaban mucho la atención.
Una de las tardes que salí de la ducha, María estaba ahí con su beba que no paraba de llorar, con una mano la sostenía y con la otra trataba de manipular el secador.
_ ¿Querés que te la tenga? le pregunté. “Por favor” me dijo. Hoy esta terrible, no se que le pasa.”
_¿Cuánto tiene?
_ 7 meses.
_¿Y vos? dije tímidamente
_ 15
_ Yo también, le dije tratando de disimular mi mezcla de sorpresa e incomodidad, mientras su nena se agarraba de mi pelo.
_ Tenes el pelo re largo.
_ Sí, ya me lo tengo que cortar.
_Si te animas un día te lo puedo cortar, estuve practicando en la peluquería de mi tía, ahora tuve que dejar por la nena.
_¿Querés ser peluquera?
_ Sí, me gusta mucho, pero bueno tuve que dejar el colegio y la peluquería. Tengo que ayudar a mi mamá con mis hermanos, llevar un poco de plata a mí casa y ahora hay una boca más.
_Claro, le dije, haciéndome la que entendía una situación tan ajena a mí que era muy difícil de imaginar.
Pasaron unos meses y entre charlas y risas nos hicimos amigas. Me gustaba hablar con ella. Aunque nuestras realidades eran muy diferentes, había algo que hacía que nos escuchemos, que generáramos empatía. Me contaba de su familia, de los problemas del barrio; yo le contaba de mi familia, de la peleas que tenían mis papás y nos reíamos de la charlas tontas de las chicas en el vestuario.
Un día la note triste. Le pregunté que le pasaba: “Hoy voy al cementerio a visitar a una amiga, Rita, se llamaba, tenia 17 años.”
_ ¿Qué le pasó?, ¿Estaba enferma?.
_ No, no tenía nada. Se murió porque se quiso sacar el bebé de la panza. Murió desangrada en la casa.
Me quedé paralizada unos segundos, trataba de ordenar mil preguntas en mi cabeza _¡¿ y por qué no pidió ayuda?_¡por qué no lo tuvo?
Me miró con resignación, como si estuviera cansada de explicar algo que en el fondo sabía que no iba a entender. Respiró hondo.
_ No podía tenerlo, tenia cinco hermanos que cuidaba, el más chico de 1 año, la madre esta todo el día limpiando casas, el padre se fue apenas nació el quinto. Y si no tenés plata, nadie te ayuda
_Pero, vos igual tuviste a tu nena.
_Yo siempre me imaginé como mamá, no sé, no me lo pregunté mucho. Mi mamá nos tuvo a todos de chica. Además pensaba en lo que le había pasado a Rita y me daba mucho miedo. Ella no lo quizo tener y se murió, igual que su prima
_No te preocupes, me dijo dulcemente al ver mi cara desencajada, a las chicas como vos no le pasan estas cosas. Ya está, olvídate. Hablemos de otra cosa.
_ No me quiero olvidar, quiero que me cuentes más. Quiero entender. ¿Por qué no había nadie que la ayude? ¡¿Porque lo hizo sola?!
_ En el hospital no te ayudan. Te dicen que lo tenés que tener. A Paula, la prima de Rita, no le venía hacía siete días. Pensó que le podrían dar una pastilla. Dicen que hay una, pero no sirve si pasan tres días. En el hospital le dijeron que si no la habían violado, no podían hacer nada y una enfermera le dijo que si volvía con algún “problema” en útero la iban a denunciar. Salió muy angustiada. Tenerlo no era una opción y no había nadie que entendiera lo que estaba pasando y que la pudiera ayudar. Tampoco quería que su mamá se entere, ya bastantes problemas tenía en la casa. El novio la ayudó a buscar quien lo pudiera hacer, pero había que pagar y ellos no tenían nada de plata. Mientras tanto el tiempo pasaba, la panza crecía y ella cada vez estaba más desesperada.
_¿Y qué hizo?
_ Les dijeron de un lugar en el barrio, de una señora que te lo quita y le dejas la plata que querés. Era la única salida, ya la panza se le estaba notando. Fue, le pusieron algo adentro, después dijeron que era como un veneno. A los pocos días se empezó a sentir mal, vómitos fiebre, tenia miedo de ir al hospital, así que pasó una semana en la casa, hasta que un día estaba tan mal que el novio la llevó al hospital, estuvo un día internada y se murió.
_Pobre chica, dije pasmada, Rita estaba muerta de miedo entonces.
_Sí. Rita sabiendo esto, no quería ir a ese lugar, así que eligió hacerlo ella por sus propios medios. Averiguó en Internet y se puso perejil ahí abajo, pero no dio resultado. No sabía qué hacer. Me comentó que le habían dicho de meterse una aguja de tejer, yo le dije que había escuchado que era malo, que se podía morir. Me dijo que iba a buscar otra manera, pero no, eligió esa, se perforó el útero y la encontró la madre desangrada en el baño.
Mi cabeza y mi estomago daban vueltas como una batidora y apenas podía procesar la información que me había dado.
Llegué pasmada a mi casa, hablé con mi novio por teléfono, hice la tarea. Pero no podía sacarme a esas chicas de la cabeza, el horror que habían tenido que pasar, la desesperación, la soledad y la muerte. No lo puede evitar, le conté a mi mamá, necesitaba una respuesta, una explicación aliviadora, como las que tenía cuando el cuento me daba miedo y el alma volvía a mi cuerpo: el lobo no existe, los monstruos tampoco y al final siempre los buenos ganan. Pero la respuesta aliviadora no llegó y me di cuenta que hay monstruos reales que son peores de los que me imaginaba de niña.
_ “¡¿Con quién te estas juntando?! Me gritó mi mamá cuando terminé el relato.
_Con María la chica del vestuario.
_¡¡Belén, no te das cuanta que esas chicas no tienen educación, que no tienen padres decentes, que no son como vos!!
_ ¡Pero no escuchaste lo que les pasó!
_¡Sí te escuché! Les pasó eso porque no están educadas. Seguro que se quedaron embarazadas a propósito para tener beneficios económicos del Estado y después, no sé, se arrepintieron! Así estamos! .
La liviandad con la que hablaba mi madre contrastaba tanto con el relato de María que se me hizo un nudo en la garganta y apenas con un hilo de vos le dije: Pero es injusto.
_Por favor, hay muchas cosas que son injustas Aparte si no lo querían tener lo hubieran dado en adopción y listo!, claro es más fácil matar al bebé, ¡qué irresponsables!
_ Pero Rita fue rápido al hospital, si la hubieran ayudado en ese momento el bebé no se habría formado.
_ No importa eso, no se puede jugar a Dios. Lo hubiera pensado antes. Mira hija, cada uno tiene lo que se merece y punto! Dejáte de pavadas y andá a estudiar y no te quiero volver a ver con esa chica.!!
Los días posteriores, no podía mirar a mi mamá a la cara, me daba mucha impotencia. Trataba de estar lo menos posible en mi casa, así que me iba del colegio al club, charlaba con María y me iba a lo de Martín, mi novio. Cada vez estábamos más juntos. Hacía un año que estábamos de novios y tres meses que habíamos empezado a tener relaciones. Nos cuidábamos con forros. Una tarde lo padres no estaban, empezamos a besarnos y él a sacarme la ropa.
_¿Tenés? Le pregunté.
_No, me dijo muy aliviado.
_ Entonces pará!! _ No importa me decía _Dale pará, volvía a repetirle. No me escuchaba! _Pará!! le dije firmemente. No tenés , no lo hacemos.
_ Sabés cual fue tu último día? Me preguntó
_ Sí, le dije.
_Bueno contá y por ahí no estas en fecha, aparte termino afuera y listo, vos no te preocupes, me decía mientas me besaba. Cedí, mentalmente las cuentas me daban bien, no estaba ovulando. Me relajé.
Las cosas con mi madre seguían igual, traté de no pensar en el tema de María y Rita. Por ahí tenía un poco de razón, había que cuidarse un poco más y eso depende de cada uno.
Unas semanas después en el club me empecé a sentir un poco mareada, con ganas de vomitar. Fui al vestuario a ver si María me podía dar algo.
_ ¿Vos no estarás embarazada? me dijo. Un escalofrío recorrió mi cuerpo.
_No!!!
_ ¿Cuándo te tiene que venir?
_ No sé, en estos días creo… o hace cinco.
_ Se quedó mirándome y me dijo: cómprate esos test en la farmacia. Yo te espero, lo hacemos juntas.
Cuando vi las dos rayitas el mundo se detuvo, me estaba pasando a mí. No lo podía creer, a mí. La chica educada, la que la madre le contó exactamente cómo vienen los bebés al mundo y me llevó a la ginecóloga para que me explique todos lo métodos anticonceptivos. Sí, me estaba pasando a mí, al igual que como le pasa a muchas.
Le conté a mi madre, no tenía otra salida. Estaba aterrada. Pero lejos de gritarme me miró y me dijo:
_“No te preocupes, no le vamos a contar a papá. Voy a llamar a mi amiga Susana, a ella, su ginecóloga le pasó el teléfono de un doctor muy bueno en una clínica del centro que ayuda en casos como estos.”
Me quedé perpleja. -” ¿pero cómo? ¿ Susana?,” le pregunté.
_“Bueno, fue hace mucho y viste cómo es ella con su carrera, que es lo principal. Sacamos turno y se acaba.” Me respondió.
Entré en pánico,_ ¿¡“cómo que se acaba, como la vida de Rita, la de Paula?!”
_ ¡No hija por favor!, esto es una clínica privada con un doctor serio. No es nada.
_¿ No es nada?
_Es bastante dinero, pero lo podemos pagar, no te preocupes. Ya está, despreocupate.
Mi estómago estaba revuelto, entre la reacción inesperada de mi madre y el miedo que tenía no podía pensar. Traté de tranquilizarme y los días posteriores antes de la intervención se tiñeron de incertidumbre, cuestionamientos y preguntas que hasta ese momento no existían en mi vida.
Cuando entré a la clínica y al consultorio esterilizado, con el médico serio y pulcro, al cual mi madre saludó muy afectuosamente, no podía dejar de pensar en Rita y en su prima.
Un miedo arrollador e imágenes horribles de bebés y sangre vinieron a mi mente. El médico me tranquilizó, me dijo: “Es algo que hago seguido, no te preocupes, te voy a explicar el procedimiento: estas de cinco semanas, en tu útero tenés un embrión de 1mm, que es el tamaño de una semillita de sésamo. Con una pastilla que se coloca en tu vagina, se removerá del útero”.
Me quedé tranquila, cuando salí de allí lo único que pensaba era en la consigna de literatura, qué equivocada estaba, la libertad es poder decidir, elegir. Salvo que sólo los que tenemos dinero y no somos pobres podemos hacerlo. Elegir entre la espada y la pared, no es elegir, es una trampa. Yo elegí porque entre las opciones no estaba morirme desangrada, envenenada o con una infección en mi cuerpo. Elegí por mi vida, por traer una vida al mundo de una manera responsable y planificada, cuando tenga la edad correspondiente y no por un mal cálculo de fechas e imposición de creencias que no son las mías. Y ahora elijo las vidas de esas chicas desprotegidas, desamparadas. En nombre de Rita y de Paula y en el de las tantas mujeres pobres que mueren por abortos clandestinos en el país, ayudo brindando asesoramiento sobre anticoncepción y con un grupo de contención a realizar abortos con pastillas con asesoramiento y sin riesgo. Hasta que la vida de esas chicas valga más que la hipocresía y la imposición de creencias religiosas. Hasta que elegir sea una opción para TODAS.
Por: Irene Rassetto – Ilustración: Andreina Poli
Equipo de Comunicacion Colectivo Al Margen
* 60% de los embarazos no es buscado. 4 de cada 10 mujeres desearon su embarazo (datos de Ministerio de Salud de la Nación).
*Se practican entre 360.000 y 500.000 abortos por año (metodología Pantélides y Mario – 2007).
* 70.000 mujeres fueron internadas por complicaciones en abortos inseguros en 2012.
* Cada hora, 9 mujeres egresan de un hospital público después de haber sido internadas por complicaciones derivadas de un aborto.
*Más de 100 mujeres mueren por año debido a abortos inseguros.
*Hace 35 años que las complicaciones durante abortos inseguros son la principal causa de muerte materna.