La Asociación de Revistas culturales que nuclea al sector de la comunicación popular y comunitaria impulsa en Buenos Aires la Ley “Cascioli” de fomento a las publicaciones independientes. Entrevistamos a Santiago Khan presidente de ARECIA quien nos describe la transformación del sector en tiempos de macrismo.
AM- ¿Cuáles son los datos más importantes en relación al censo de ARECIA 2016?
SK- Lo más importante de lo que arroja el censo de la Asociación de Revistas Culturales este año es la lenta migración de muchos medios gráficos impresos hacia lo digital, violenta porque no es algo que pasó de un día para el otro, sino que es algo que viene creciendo. Por otro lado se ve la concentración de muchos medios en Buenos Aires y zonas metropolitanas. Se sigue mostrando una tendencia de concentración en los grandes centros urbanos en general, también en Rosario o en Córdoba están casi el 60% de las revistas culturales que participan de la Asociación y que participaron del censo.
Lo que hay cada vez más; es que publicaciones que antes eran sólo en papel tienen dos versiones y también algunas que eran en papel y digital ahora solamente salen de manera digital. Con lo cual también es un llamado de atención porque evidentemente eso está vinculado a las condiciones de producción que tienen nuestros medios que son las dificultades en la distribución, las dificultades para imprimir y la ausencia de una regulación por parte del Estado. Ya sea en las formas de distribución y en los circuitos o en la promoción de revistas. Por eso también surge la necesidad siempre de proyectos de ley de revistas culturales o de ordenanzas municipales como ocurrió en Rosario o en algún momento en la iniciativa que se hizo en Morón y que evidentemente son cosas paliativas, tratar de que el Estado tome un rol activo en la promoción del derecho a la comunicación.
– ¿Cómo es el estado actual de las publicaciones gráficas?
-Muchas de las publicaciones no son solamente una revista impresa o digital, algunas de las publicaciones tienen otras experiencias, como por ejemplo la Revista Güarnin con FM En tránsito que es una radio comunitaria de la zona Oeste de la provincia de Buenos Aires. O lo que pasa también con Asociaciones Civiles vinculadas al trabajo en el territorio y los Movimientos Sociales que tienen sus publicaciones. También lo que ocurre es que muchos emprendimientos además de revistas editan libros. Ninguna de las revistas culturales me parece que se piensa a sí misma solamente como una revista, porque estamos en un momento en el que las comunicaciones se están complejizando. Sus formas entonces también. Hay producciones audiovisuales, hay radio, hay otras cosas que en algunos casos son parte de la misma revista y a veces son proyectos asociados o son los grupos que las impulsan. No solamente está la revista en papel y nada más.
Lucha por la pauta oficial
“Hay una deuda histórica con una ley de pauta oficial. Estamos justo en una época en la que se está discutiendo este tema y la ausencia de leyes de pauta oficial tanto en los distintos municipios o provincias como a nivel nacional genera siempre un manto de discrecionalidad en el uso de la pauta entonces también se ha priorizado la concentración mediática. Nosotros como Asociación trabajamos la idea de una negociación colectiva, de ir todos juntos. En realidad lo ideal sería que haya una Ley, reglas claras y que no tuviera que existir una idea de tironeo grupal o individual, o una Asociación que trate de que sea lo más transparente posible, sino que sea directamente transparente y que todo esté a la vista y que pueda presentarse cualquiera que tenga una revista, un diario, una radio. No solamente los medios culturales, evidentemente nosotros como una cuestión de nuestro sector estamos pensando ahora solo en las revistas culturales, en los proyectos de ley que promovemos como la ley que se presenta este sábado en la Legislatura Porteña. Lo que nosotros tratamos es que un porcentaje de la pauta de la ciudad vaya a las revistas que se producen en la ciudad”.
-Contanos un poco sobre la presentación en la Legislatura porteña del proyecto de la Ley Cascioli…
-Lo de la Ley Cascioli tiene que ver con un homenaje, una reivindicación y también con mantener presente la memoria de Andrés Cascioli que fue un editor de revistas culturales independientes como es la revista Humor que jugaron un rol muy importante como oposición en la dictadura, una lucha por una disputa por el sentido, pero también haciendo comunicación de una manera muy particular y terminando enfrentándose a juicios. Un montón de cuestiones que lo llevaron, por ejemplo, a que el edificio donde se está la Defensoría del Pueblo era la redacción de Humor y se la quedó el Estado. Evidentemente hay una idea de homenaje y a la vez de reparación histórica, de usar la memoria como una herramienta de construcción de un futuro mejor. No pensar solamente como algo que ya pasó, sino hay cosas que hay que corregirlas para que no vuelvan a ocurrir.
La verdad que hay un grado de desprotección del sector que no es tolerable. La ley tiene una parte que tiene que ver con la asignación de pauta oficial de la Ciudad de Buenos Aires, que un porcentaje se destine a revistas culturales. Se crea un registro con lo cual hay una serie de pasos, de formas para presentarse y registrarse como revista cultural. No es que cualquiera agarra y cae un día y dice “Hola, que caiga la pauta en mi casa”. Hay una serie de requisitos que están bastante consensuados en el sector. Después tiene una parte de fomento y promoción de las revistas tanto con la promoción de créditos blandos del Banco de la Ciudad para que las revistas puedan desarrollarse productivamente, como la posibilidad de hacer un premio o un concurso de revistas culturales nuevas y ya existentes para premiar a proyectos nuevos que quieren empezar a producir.
– ¿Cuál es el objetivo de la ley?
Promover la producción cultural, a los que ya existen y también ponerlo en diálogo con el resto de lo que tenga que ver con la cultura en la ciudad, con la promoción de compra de ejemplares para que se distribuyan gratuitamente en bibliotecas, centros culturales. Para nosotros es muy importante porque es una manera de seguir dialogando con el territorio. Muchas de las publicaciones tienen un anclaje en el barrio, en la ciudad, en los temas que tratan que no aparecen en otros lados entonces está bueno que tengan una promoción y que esos materiales, por ejemplo, el Estado pueda comprar y redistribuirlo por distintos lugares de la ciudad…
Por Mariela Martínez y Julia Biagioli.
Equipo de Comunicación Popular Colectivo al Margen