Por décimo año consecutivo distintas organizaciones confluirán mañana en la marcha más grande de la Ciudad de Córdoba: La Marcha de la Gorra. Nació para denunciar las arbitrariedades policiales avaladas por el Código de Convivencia y hoy plantea discutir de quién es el espacio público. El aumento en el presupuesto de Seguridad, los datos que marcan el abuso policial y la previa del Besazo frente a una comisaría.
“En los últimos seis años hubo un aumento en el presupuesto de Seguridad del 700 por ciento. Para eso, Córdoba está recortando el presupuesto en políticas vinculadas a la alimentación, en los comedores, los barrios, las escuelas. Y en ese contexto se da una cosa increíble: hay un policía cada 145 personas”. Así describe el panorama Lucrecia, una de las integrantes del Colectivo de Jóvenes por Nuestros Derechos, organizador de la multitudinaria Marcha de la Gorra que este viernes cumplirá diez años de marchas que disputan en la calle el sentido del espacio público cordobés frente al denunciado Código de Convivencia, ex Código de Faltas.
Hace diez años que una confluencia de organizaciones y movimientos sociales, partidos políticos y espacios artísticos y escénicos marchan en repudio al Código de Faltas, que institucionalizó bajo un marco legal las arbitrariedades de la Policía provincial, allanando un camino para un raid de abusos, golpizas, encierros y violaciones de los derechos de jóvenes de barrios pobres, pero también carreros, prostitutas y vendedores ambulantes. Es decir, una regulación discrecional del espacio público a manos de las propias fuerzas policiales.
Algunos datos:
- Según una investigación de la Universidad Nacional de Córdoba, el 67 por ciento de los jóvenes de barrios de bajos ingresos fue detenido alguna vez por la aplicación del Código de Faltas. El 95 por ciento no tuvo acceso a un abogado.
- El 75 por ciento de los detenidos tiene entre 18 y 25 años.
- En 2011 hubo un promedio de 200 detenciones diarias. Año a año la cifra aumentó, calculan, aunque no existen registros oficiales públicos.
Las organizaciones denuncian la inexistencia de datos oficiales por parte del Estado. Sin embargo, esas vulneraciones son moneda corriente en Córdoba: este miércoles, dos días antes de la movilización, la policía detuvo a un amigo de Lautaro Torres, joven de 16 años asesinado el 13 de abril de 2014 de cuatros balazos policiales, que caminaba por la calle con su rostro estampado. “Lo verduguearon, obligaron a sacársela y con una trincheta se la rompieron frente a él y la dejaron tirada en la calle”, posteó en Facebook la cuenta de La Marcha de la Gorra, replicando la denuncia de la abuela de Lautaro, Teresa Soria, en su muro. “Estamos hartas de la violencia del Estado Policial, el hostigamiento y la persecución”.
Por eso, estos diez años llegan con una consigna lacónica, que dice:
“¡Basta! ¿Cuánto más? El Estado es responsable”.
Diez años
“Si bien hay un recrudecimiento de la pobreza, se da la situación que Córdoba no es ajena a la lista de ajustes y recortes que se hicieron como política general de Nación”, describe Lucrecia el contexto en el que llega esta décima marcha, que genera una nueva situación. “Llegamos con muchas organizaciones y espacios políticos que el año pasado decidieron no marchar porque era el balotaje y pusieron fuerza en las elecciones. La realidad es que hoy estamos todos del mismo lado. Volvimos a reencontrarnos”.
La organización implicó una confluencia de unas 70 organizaciones, movimientos y espacios. “Son diez años de organización y de lucha que nos encuentran en la calle”, dice Julieta, del Colectivo. “Estamos con mucha fuerza, pero también son diez años de estar hartas, cansadas, furiosas, porque no queremos saber más nada con estas políticas de seguridad que siguen muy fuerte. Hay una continuidad que vemos todos los días en la calle y los pibes que nos faltan”.
El Colectivo Jóvenes por Nuestros Derechos produjo hace un año el llamado “Kit de la Resistencia”, una caja de herramientas jurídicas que sirve como sostén legal ante el Código de Convivencia provincial. Una de las tipificaciones más cuestionadas del Código de Faltas era la figura de “merodeo” que, a priori, fue eliminada dentro del nuevo Código de Convivencia. Pero las organizaciones muestran sus dudas, y subrayan que el nuevo marco incorpora o mantiene figuras que pueden ser utilizadas en el mismo sentido. Por ejemplo, el artículo 70 alcanza a aquellas personas que “evidenciaren una conducta sospechosa por encontrarse en inmediaciones de edificios o vehículos”. Para las organizaciones, la figura de “conducta sospechosa” constituye una abstracción que “viene a significar lo mismo” que el merodeo en zona urbana. Si bien especifica algunos límites, el Kit evalúa que el término continúa siendo “tan amplio y vago que sigue dando lugar al exceso y abuso de poder” por parte de la policía.
El kit puede descargarse aquí: http://marchadelagorra.org/kit-de-resistencia/.
Los colectivos organizadores de la Marcha, además, destacan la jornada como un “fenómeno social antirrepresivo” que excede los límites de la provincia y se replica en otros lugares.
Algunas de ellas:
- Marcha de la Gorra – Río Cuarto– 18/11
- 2da Marcha de la Gorra en Mina Clavero– 17/11
- Marcha de la Gorra Sierras Chicas– 18/11
- Marcha de la Gorra San Francisco– 18/11
- Marcha de la Gorra Villa María – 18/11
- Catamarca: Taller 17/11
- 2da Marcha de la Gorra – Mar del Plata– 21/11
- Marcha de la Gorra – La Plata– 23/11
- Marcha De La Gorra Tandil– 26/11
- GBA Zona Oeste – Informe de la Situación Represiva– 18/11
- Jornada Cultural Antirrepresiva en Llavallol
- Festival Contra las Detenciones Arbitrarias en Isla Maciel
Del Besazo a la Marcha
Una acción concreta a fines de octubre fue la previa perfecta a semanas de los diez años de la Marcha de la Gorra: cientos de personas se convocaron frente a la Central de Policía cordobesa para un besazo masivo que duró un minuto. El desencadenante fue otro de los ejemplos que ilustran la arbitrariedad del Código provincial: tres móviles policiales detuvieron a dos chicas que se estaban besando en la Plaza Colón. “Tocamientos indecorosos”, fue la figura del Código de Convivencia que permitió a la Policía demorarlas por varias.
Lucrecia: “Fue muy interesante esa acción. En sus inicios el reclamo de las Marchas era bastante focal, en visibilizar la inconstitucionalidad del Código de Faltas y pedir su derogación. También denunciar que la institución que lo sostiene y lo ejecuta es la Policía. Con el tiempo, el reclamo nos quedó pequeño en función de que nos empezamos a encontrar con otros sectores que trabajaban otras temáticas, como las violencias machistas, el colectivo LGTB y la violencia sobre los cuerpos trans, también vulneradas por la policía”.
Julieta: “Eso forma parte de un contexto social. Se están juzgando femicidios como si fueran simples asesinatos, se están cerrando causas y otras no están siendo investigadas correctamente. Pero los femicidios siguen aumentando. También se dio el cierre de la causa de Facundo Rivera Alegre, que investigaba un homicidio pero no una desaparición forzada. Es decir, el contexto social va a quedar muy claro este viernes por la rabia que tiene la gente, donde las políticas públicas nos siguen excluyendo. Ya no hablamos sólo de jóvenes de barrios urbanos marginales, sino de un conflicto social mucho más amplio, donde hay mujeres que también están siendo perseguidas y asesinadas”.
Lucrecia: “Estamos hablando de un estado policial que reprime y persigue a muchas subjetividades, y el brazo ejecutor es la policía y las instituciones que lo sostienen”.
Ganar la calle
¿Qué significa discutir el espacio público?
Lucrecia: “Es el territorio en disputa, y viene siendo nuestro espacio para estas expresiones porque también es el espacio negado. Cuando hablamos de situaciones de consumo problemático de drogas, a los pibes se los llevan de la esquina porque están fumando un porro. El problema también es que, dentro de sus casas, hay familias que los demandan. Es decir: no existen políticas públicas que den una respuesta a eso, y esas situaciones no abordadas son reprimidas cuando los pibes salen a la calle”.
También ponen el eje en la sociedad patriarcal. “Todo lo que no responde a una lógica de heteronorma, que siga siendo blanca, se criminaliza en las calles. La policía avanza de maneras descomunales y de maneras ilegales. A los pibes los paran y los tienen hasta 40 minutos parados sobre el capot del móvil o contra la pared. ¿Qué significa eso? Es una espectacularización de esa supuesta seguridad para que haya una sociedad que observe eso en el espacio público y cree un discurso de que hay más seguridad porque esas cosas pasan”.
Por esa razón, el espacio de discusión será la calle.
Y así lo sintetizan los colectivos en el comunicado de convocatoria de la jornada.
“El silencio corporativo de los medios hegemónicos, el asesinato de nuestrxs pibxs queridxs, las desapariciones, la persecución a carreros y trabajadoras sexuales, el allanamiento sin orden judicial de cualquier casa villera, el accionar corrupto de la policía, la impunidad del poder judicial y el arresto de cada persona que ose enfrentarlos, son algunos de los hechos que nos obligan a repetir esta forma de expresión colectiva
Estamos hartas y ante el maldito Código de faltas y convivencia; nos organizamos. Nos hacemos cargo de nuestro presente, interpelados ante las injusticias que sentimos y la violencia que nos imponen.
Después de haber caminado libremente por las calles de nuestra ciudad un día por año, durante los últimos diez años, decimos:
¡¿Cuánto más?!”.
La pregunta la responderán miles de personas marchando.
por la vaca.org