Con el objetivo de concientizar a la población y así mejorar la calidad de nuestra alimentación, en la Cámara de Senadores de la Nación se le otorgó media sanción a un proyecto de Ley que tiene como fin regular el etiquetado frontal de los alimentos.
Actualmente, el debate debería continuar en la cámara de Diputados, pero el panorama parece indicar una dilatación y posible modificación de esta iniciativa, por la presión ejercida desde el sector industrial.
Los grandes productores de comestibles como por ejemplo, los empresarios azucareros, junto con legisladores y ciertos profesionales de la salud financiados por la industria, están efectuando estrategias nefastas para impedir que este proyecto de ley se concrete, en el afán de continuar ofertando sus productos de baja calidad nutricional sin obstáculos.
¿Cuáles son los motivos para implementar un etiquetado frontal en los productos industrializados?
En Argentina, la comercialización supermercadista de los alimentos junto a la imposibilidad de comprensión del rotulado nutricional vigente, ilegible y engañoso, que figura en los productos envasados, contribuye a optar, en cuestiones de segundos, por alimentos de pésima calidad nutricional.
Estos productos se presentan al alcance de nuestra vista como inofensivos, atractivos, prometedores de salud y bajas calorías, pero no son más que una lista de ingredientes artificiales y desconocidos. Son los llamados ultraprocesados que, en lugar de alimentos, son diseños comestibles con agregados excesivos de sales, azúcares refinados y grasas de mala calidad.
Por eso, su consumo impacta negativamente en nuestra salud, ya que está asociado al desarrollo de enfermedades crónicas no transmisibles como el sobrepeso y la obesidad, las cuales representan el principal problema de malnutrición en niñxs y adultxs.
La industria lo sabe pero su objetivo no es nutrir, sino abaratar los costos y ofrecer “alimentos” palatables y adictivos como mercancías.
El famoso cacao para la leche de lxs niñxs es 80% azúcar refinada, el alfajor light una golosina más y el queso untable, un ultraprocesado.
Por esta razón, la ley integral de etiquetado frontal surge como una herramienta de advertencia nutricional, una vía de información clara, directa y precisa que nos alerta sobre lo que está oculto en ese producto, permitiéndonos optar por un alimento de mejor calidad. Además, regula la promoción, publicidad y el patrocinio de ultraprocesados, prohibiendo su consumo en los entornos escolares.
Es un instrumento de política pública que nos aproxima a la posibilidad de una elección alimentaria, que no es una elección en sí porque para elegir se necesita de mayores libertades y conocimientos, pero es un acercamiento hacia nuestros derechos como consumidores y ciudadanxs plenxs.
La educación nutricional nos permite conectar con el hecho alimentario, que es íntimo y nos define, porque conocer el origen de ese alimento que ingerimos forma parte de nuestra identidad.
Los alimentos naturales no son diseños, ni tienen concentraciones de nutrientes que resultan nocivos, sino que presentan una complejidad nutricional que nutre y no enferma.
Alimentarnos es un derecho soberano.
¡etiquetado claro ya!
Por Malena Raggio (Instagram: @nutri.atr)
Ilustración: Antonela Schettino (instagaram: @arteart._)
Cooperativa de Comunicación Popular Al Margen