El pueblo mapuche está conmemorando el inicio de un nuevo ciclo de la tierra y la naturaleza. En relación a este tema dialogamos con Vanesa Gallardo Llancaqueo, integrante del Equipo de comunicación Pulafkenche.
– ¿Qué significa we tripantu?
–We significa nuevo y tripantu significa ciclo o año… we tripantu es el comienzo del nuevo ciclo de la naturaleza. Nosotros desde el pueblo mapuche por esta semana estamos celebrando el comienzo del nuevo ciclo del año.
En esta época la naturaleza se empieza a renovar y ocurren distintos fenómenos que dan cuenta de este nuevo comienzo y uno de ellos es el llamado solsticio. El sol llega a su punto culmine y empieza a volver para este lugar del mundo. Celebramos eso, que el sol y la luz están volviendo a este lugar.
– ¿Qué representa para el pueblo mapuche esta fecha?
-Es un momento muy importante a nivel espiritual porque es un momento de renovación, de juntarnos en familia, en comunidad para conversar y celebrar. Nosotros ayer estuvimos celebrando en la noche más larga y hoy estuvimos a orillas del lago Nahuel Huapi.
Para nosotros es algo muy importante. Por ahí se habla del año nuevo mapuche… y no es que sea de nosotros sino que el pueblo mapuche así como otros pueblos originarios que viven en esta parte del mundo han observado y han entendido que en este momento la naturaleza comienza un nuevo ciclo.
En el otoño la savia se va a las raíces y ahora de a poquito empieza a volver porque también empieza a volver el sol entonces es un tiempo donde comienza a nacer todo desde un lugar que no se ve pero que está ocurriendo.
– ¿Cambiaron las formas de celebración y conmemoración?
-Las personas mapuches que vivimos en las ciudades estamos recuperando esa ceremonia y mucho tiene que ver con volver a escuchar a nuestros mayores porque nuestra gente ha celebrado siempre esta fecha. Aquí en las ciudades y en comunidades no urbanas se celebra el weñoy tripantu. Generalmente hay juntadas, se arma un fogón que representa estar esperando el calor del sol que vuelve.
Nos juntamos, cenamos, cantamos… es un momento de encuentro, un momento muy lindo. Se conversa mucho durante la noche y a la mañana temprano se hace lo que habitualmente han hecho nuestros mayores que es hacer rogativas, lavarse la cara, bañarse en alguna fuente de agua cercana.
Nosotros acá tenemos en Nahuel Huapi pero en algunos lugares de la Línea Sur lo hacen en algún arroyo o aguadita. Hay que buscar el agua para renovarse. Esa práctica es ancestral. Después hay otras prácticas que son hacia afuera, quizás hacer una celebración más pública, de un carácter político-mediático pero la celebración importante para nosotros es la íntima.
– Entendemos que no existe pueblo Mapuche sin tierra. Con respecto a las acciones políticas del Gobierno provincial frente a la ley de tierras ¿Ha habido algún avance luego de la entrega del documento el 3 de mayo?
-En ese sentido me gusta decir que somos un pueblo diverso, que hay distintas manifestaciones. No se ha avanzado mucho más después de eso y luego de la participación en la marcha contra el código de tierras. Ha habido distintas expresiones y acciones quizás un poco aisladas, no tan organizadas.
-Escuchamos a otra compañera Mapuche, Moira Millán, que nos mandaba un saludo diciendo “Que este weñoy tripantu nos traiga el calor de la solidaridad, la luz de la sabiduría y renueve nuestras fuerzas para luchar y para que nazcan la verdad y la justicia” Es un pedido que nos une a todos…
-Claro que si, en general el pueblo mapuche tiene un deseo y un pedido muy grande de justicia. Nosotros como pueblo hemos sido víctima de un genocidio y en un genocidio que goza de impunidad.
Hacia adentro de nuestro pueblo para nosotros es muy importante que empiece a volver el mapudungun. Que nuestra lengua vuelva a hablarse, que más gente mapuche y no mapuche comience a aprender el idioma, a hablarlo.
Es importante mantener viva una lengua que en sí misma encierra tanta sabiduría y tanto entendimiento con respecto a la cosmovisión del pueblo Mapuche. Esa también es una de nuestras rogativas para que logremos ese kimun y lo hagamos vida.
Por Fabián Agosta y Julia Biagioli.
Equipo de Comunicación Popular Colectivo al Margen