El viernes pasado, el grupo de mujeres Urdimbre, convocó a la comunidad de Bariloche a un video-debate en La Llave. El documental que proyectaron fue PARIR, y el objetivo del encuentro fue que se visibilice la violencia obstétrica que vivimos las mujeres en las salas de partos y construir juntas soluciones para esta problemática. Al Margen participó de la proyección y conversó con Florencia Mujica, la directora del documental. Apaguen los celulares que empieza la función.
PARIR
Luego de una presentación de parte de las mujeres de Urdimbre, se apagó la luz de la sala. El documental cuenta la historia de tres mujeres embarazadas: indaga sobre sus experiencias previas, sus imaginarios, sus expectativas para el parto y el nacimiento, y la cámara las acompaña efectivamente durante el proceso del parto y las reflexiones posteriores.
Muchas de las presentes lloramos durante la proyección. Recordando nuestros propios partos, visualizando el trato para con los bebes y las bebas nacidos/as en instituciones, pensando en amigas o familiares que están hoy embarazadas. Piernas todavía atadas, soledad, palabras impacientes, episiotomías de rutina, cesáreas programadas o con argumentos por lo menos dudosos, separaciones de madres e hijos/as recién nacidos/as. De a ratos era demasiado para mirar de frente a la pantalla, nos tapábamos la boca, suspirábamos.
¿Por qué? ¿En dónde se fundan estos malos tratos? ¿Hace cuánto que las mujeres nos estamos aguantando esta violencia? En el documental se ensayan dos respuestas. La primera de ellas aparece ni bien arranca el largometraje. Sobre un fondo negro la directora nos recuerda un párrafo de la biblia que reza: “En gran manera multiplicaré tu dolor en el parto, con dolor darás a luz los hijos; y con todo, tu deseo será para tu marido, y él tendrá dominio sobre ti” (Génesis 3:16).
La segunda respuesta va sobre el modelo médico hegemónico. En el documental vemos a un obstetra que dice cosas como: “la palabra natural me preocupa un poco. Para mi los partos son vaginales o abdominales”. Y sigue hablando sobre los partos “quiero que salga bien y ojalá que se cumplan las expectativas de las mujeres” “la cesárea no sólo esta para quedarse, sino que va a crecer”. Para refirmarse sin cuestionamientos concluye “es una deformación profesional, pero así hemos sido formados”.
La institución iglesia y el modelo médico hegemónico. Dos amigos íntimos que trabajan incansablemente para que las mujeres, las personas trans, las personas con discapacidad y las personas mayores seamos endemoniados/as o patologizados/as, según de donde venga el tiro. Echale un poco del modelo educativo hegemónico y un pizca de los medios comerciales a la olla y boom: tenemos la base sobre la que se para, bien parado, el sistema machista patriarcal.
Frente a esto, las mujeres, sus panzas, y nuestras ganas de vivir los partos de otra manera. Por que se puede. Una partera de la Maternidad de Moreno Estela de Carloto narra otra manera de acompañar a las mujeres. Y no es sólo un cuento de hadas. Allí a las mujeres, para empezar, las esperan. Gran parte del intervencionismo esta sostenido sobre la impaciencia médica. La partera dice “te hacen el parto y se va, como si fuera un trabajo en serie”, “te despersonaliza”, “el sistema hegemónico deja afuera el acompañamiento”. Y una médica de la misma institución le pone números al asunto y dice que la tasa de cesáreas en instituciones privadas es del 85%. Esto es: 9 de cada 10 nacimientos son por cesárea.
VIOLENCIA OBSTÉTRICA
Al Margen conversó con Florencia Mujica, directora del largometraje. Al ser consultada sobre sus motivaciones para realizar el documental nos comentó que:
“Surgió a partir de una indagación personal, a partir de mi embarazo. Empecé a investigar un poco cómo era esto de parir y qué iba a hacer y demás porque yo venía como la mayoría de las mujeres desinformada. Y básicamente lo que tenía era una imagen medio terrorífica del parto. Entonces empecé a investigar y encontré un montón de bibliografía, videos en Internet, y me di cuenta que todo ese miedo que tenemos las mujeres en torno al parto tiene que ver con que la escena del parto esta absolutamente violentada. Empecé a buscar opciones, y yo ya en esa época ya hacía documentales y por supuesto lo primero que dije fue: hay que hacer un documental sobre este tema.
¿Estuviste trabajando cerca del Observatorio de Violencia Obstétrica de Las Casildas? ¿Qué tipo de observaciones han hecho sobre este tema?
Sí, hace varios años que estoy trabajando con ellas, colaborando desde lo audiovisual, y cuando era un hecho hacer el documental ahí se sumaron las chicas de Las Casildas, sobre todo Julieta Saulo que es la coordinadora. En el observatorio, durante un año se hicieron alrededor de 2000 encuestas en donde se les preguntaban las intervenciones que se les habían hecho durante el pre-parto y el parto como para hacer un primero diagnóstico. Las estadísticas son devastadoras. La mayor parte de las mujeres encuestadas habían sido intervenidas con episiotomías, rupturas de bolsas. La mitad de las mujeres manifestaron que sus hijos nacieron a través de cesáreas. Básicamente el resultado de la investigación es que los índices de violencia obstétrica son altísimos porque los partos están absolutamente patologizados. Hay intervenciones que están recomendadas y son necesarias, pero el tema es que estamos en un momento en donde se realizan de manera rutinaria por una cuestión de tiempo, de hacer que esto suceda más rápido de lo que tiene que suceder. Eso lleva a otras complicaciones y a una vivencia muy nefasta para las mujeres, que la pasan mal. En los debates manifiestan haber sufrido y haberlo pasado mal en los partos y haber sido separadas de sus bebes en el momento de nacimiento, que es algo que esta absolutamente desaconsejado.
El Observatorio de Violencia Obstétrica de Las Casildas difundió las siguientes estadísticas durante el último Encuentro Nacional de las Mujeres, en octubre del 2016:
– 90% de las mujeres encuestadas manifestaron haber sufrido algún tipo de violencia obstétrica. Esto son: malos tratos en la escena del nacimiento, intervenciones innecesarias, vulneraciones a su autonomía.
– 8 de cada 10 mujeres no se les informó que sucedía ni dieron su consentimiento a las intervenciones.
– 6.6 de cada 10 mujeres manifestaron que les injectaron oxitocina sintética durante el proceso. El estándar de la Organización Mundial de la Salud (OMS) dice que esa intervención tiene que estar reservada para un 0,5 a 1 de cada 10 nacimientos.
– A 5 de cada 10 mujeres se les realizaron cesáreas. La OMS dice que esta intervención tiene que utilizarse en un máximo de 1.5 de 10 nacimientos.
– 5 de 10 mujeres no se sintieron contenidas emocionalmente, ni con la posibilidad de plantear sus miedos y dudas.
– 7 de 10 mujeres manifestaron no saber que estaba pasando en su trabajo de parto. No sabían si estaban bien ella, sus bebes/as, si estaba evolucionando bien el proceso de parto.
¿Qué hacemos frente a esta deshumanización? ¿Cómo recuperamos el control de nuestros partos y de los nacimientos de nuestros hijos e hijas? La documentalista nos acerca sus opiniones y lo que buscan lograr con la proyección del documental y los debates posteriores:
“En principio visibilizar lo que sucede adentro de las salas de partos, que es algo que se viene hablando: la violencia obstétrica. Lo que es un gran logro, porque antes ni siquiera se nombraba. Y lo que no se nombra no existe. Empezar a nombrar esta violencia, identificarla, empezar a ver qué es la violencia obstétrica, porque muchas veces se confunde con mala praxis y son cosas distintas. La violencia obstétrica es violentar un proceso fisiológico por los mal tratos que se realizan a las mujeres, a las familias y a los bebes. Queremos visibilizar que esto es una violencia colectiva que estamos viviendo, y no una mera experiencia personal que muchas veces nos quedamos con la sensación de “a mi me pasó esto, que bajón, porque justo el médico”, y sentimos que es una anécdota personal, pero cuando empezas a investigar el tema te das cuenta que estamos ante una problemática social”.
SILLAS EN RONDA
La Argentina es un país pionero en el marco legal. Tenemos tipificada la violencia obstétrica en la ley 26485 de la siguiente manera: “violencia obstétrica: aquella que ejerce el personal de salud sobre el cuerpo y los proceso reproductivos de las mujeres, expresada en un trato deshumanizado, un abuso de medicalización y patologización de los procesos naturales”. Y la ley 25.929 habla sobre el Parto Humanizado y dicta los derechos de las mujeres al parir, los/as niños/as al nacer y de las familias.
La realidad en las salas de partos, tal como lo muestra el documental, y los debates posteriores a la proyección, dista en mucho de ser un reflejo de dichas leyes. Es necesario seguir trabajando en la sensibilización para que las mujeres reconozcan la violencia obstétrica y abrir bocas de denuncias para que estas violencias no sigan escondidas e impunes. Un problema que no se ve, es un problema que no se puede resolver.
Habrá que seguir juntándonos, poner las sillas en rondas, para escucharnos y abrazarnos, para reconocer que nuestras experiencias como mujeres no son personales, sino sociales y políticas. Y seguir tomando las calles, las plazas, las camas, las oficinas públicas, los sindicatos, las escuelas, hasta re-parirnos en una sociedad en donde ser mujer no sea peligroso.
por Florencia Taylor
Equipo de Comunicación Popular Colectivo al Margen.