“En diciembre alguien dijo ´Vamos a hacer un evento cultural por mes´ Yo pensé…estos están todos locos, no vamos a poder. Y desde entonces lo hemos logrado. Eso es una apertura y un sentirse reconocidos y queridos”
Las anteriores son palabras de María Benavides, voluntaria del Hogar Emaús desde hace seis años. Ella estuvo un año en el Dinara y cinco años en el actual edificio ubicado en la calle Otto Goedecke 1170. En esta oportunidad, da la casualidad, que el aniversario número nueve del Hogar cae el tercer jueves del mes, día en el que el Programa Usinas Culturales Río Negro realiza hace 17 meses consecutivos sus Encuentros Culturales con entrada libre y gratuita.
Para quien todavía no se enteró, el Hogar Emaús es un espacio donde se brinda ayuda y refugio a más de 40 varones en situación de calle. En su Boletín Informativo “El diario de la casita” Edición aniversario, algunos de los muchachos relatan qué significa para ellos Emaús; Lo definen como un rescate, una puerta a otras oportunidades como conseguir un laburo, ir a la escuela, conversar con una psicóloga. Un espacio donde tener asistencia médica, un plato de comida, ropa limpia y acceso a talleres culturales.
En este jueves cultural las actividades son múltiples y las ganas de festejar brotan por todos lados. Alrededor de 70 personas ocupan la casita; las personas que lo habitan en lo cotidiano (los muchachos, voluntarios, enfermeras, cocineras) familiares y artistas.
El primer espectáculo lo da, alrededor de las 19hs. la Murga “La Negra Murguera”. Luego viene el momento de Usinas Culturales, Mónica Vega, tallerista de Danza Urbana y movimiento nos comenta cómo organizaron el show “En este caso voy a estar con un compañero, Diego, con el cual estamos incursionando en el candombe, para trabajar un ritmo que ellos quieran conocer. La idea es desde ahí vincularlo a de dónde viene todo eso, desde la música africana. Vamos a pasar distintos temas y ver la historia, como esos ritmos viajaron, fueron a España y se convirtieron en flamenco. El objetivo es ver como los ritmos viajan por todo el mundo y siempre en algún lado consigue quien lo quiera ejecutar.”
Prontamente se presenta “El ballet del Emaús”. Seis parejas conformadas por los muchachos y las voluntarias bailan un gato, una chacarera, una samba, un chamamé y un número de zapateo. No lo hacen solos, sino que enganchan en el baile al público presente.
Siguiendo con las celebraciones, viene un momento de pensar y recapitular todas las historias que han vivido como espacio en estos años. María nos cuenta; “Estamos festejando los nueve años del Hogar que empezó en los talleres del Dinara y que al principio era nada más que voluntarios, un grupo de hombres que se quedaban toda la noche y se ocupaban de todo. El Padre Pepe se llevaba la ropa a lavar a su casa, se abría nada más que dos o tres meses en el invierno. Después se pudo extender a todo el año pero nada más que a partir de las 19hs. hasta las 8 de la mañana. Hoy estamos el día completo con personal municipal que nos acompaña.”
María, muy emocionada, relata el gran crecimiento que han tenido, sobre todo en el último tiempo. “Para mí el 2016 fue como el florecer de un montón de cosas. Empezaron los talleres de Usinas, las salidas… empezamos a conseguir lugares a donde fueran a pasear y convivir con el resto de la sociedad, no aparte. Eso para mí abrió un montón de lamparitas.”
Y si de lamparitas y esperanzas hablamos, se presenta en la jornada un momento de reconocimiento a los muchachos. El Padre Pepe, uno de los fundadores del espacio, comenta; “Bien vale que podamos estar acá reunidos celebrando el noveno año y comenzando el décimo. Uno de los proyectos es que el año que viene, podamos hacer una fiesta que sea motivo de alegría no sólo para el Hogar, sino también para todo Bariloche.” Luego agrega; “Este reconocimiento tiene la idea de valorar lo que cada uno de los muchachos ha logrado. Descubrir algo valioso en ellos. Cada uno, si quiere, puede mejorar, avanzar en ese camino de crecimiento del cuerpo y del alma”
Uno a uno van pasando los muchachos para buscar una medalla de reconocimiento, a algunos de los entregan las y los voluntarios y a otros su familia. Se destacan el humor, los buenos mates que ceban, la participación en los talleres, las sonrisas, la sencillez, los que lograron volver con su familia y siguen ayudando en el Hogar, el compañerismo…También se recuerda a compañeros que ya no están. Para finalizar la jornada de festejo se presenta la banda “Bajo presión” y luego, entre todos los presentes se comparten unas pizzas caseras.
El próximo jueves cultural, el Emáus va a estar transitando su décimo año. Los talleres del programa Usinas Culturales en el espacio están abiertos a quien se quiera sumar, teniendo como objetivo la inclusión cultural de los muchachos y su integración con el resto de la sociedad.
Por Sebastián Carapezza
Equipo de Comunicación Popular Colectivo al Margen