Ultimátum de Aranguren y la estrategia de los trabajadores.
Tiempo. Todo se resume a ganar tiempo. ¿Pero cuánto? El conflicto de los trabajadores y trabajadoras de YCRT será prolongado. Habrá momentos de avances y retrocesos. Esta semana fue relevante ya que desde la Cuenca Carbonífera, como desde las distintas localidades de la provincia de Santa Cruz, se le dijo al Gobierno nacional que la Gendarmería no tenía nada que hacer en YCRT.
Según publicó Agencia Cadena del Sur, la GNA tenía la orden de llegar a Río Turbio para “prever alteraciones al orden público” (ver nota). El funcionario que presionó para que se enviaran casi 200 efectivos fue el Ministro de Energía, Juan José Aranguren, quien elevó el pedido a Patricia Bullrich a partir de la insistencia del senador Eduardo Costa. Por lo tanto, el instigador de la militarización de la Cuenca fue Costa, junto al interventor de YCRT, Omar Zeidán.
En la asamblea realizada el miércoles por la noche, las trabajadoras y trabajadores esbozaron la posibilidad de constituir una comisión para prepararse ante posibles incursiones de las fuerzas federales. Por ahora no será el caso. La Provincia de Santa Cruz logró el repliegue de las fuerzas federales. Se ganó tiempo.
Durante la misma asamblea que finalizó a la 1 de la madrugada del jueves, las trabajadoras y trabajadores decidieron continuar apostados al pie del cerro, en el ingreso a boca de Mina 5, y planificar una movilización en Río Gallegos para el 15 de marzo, como así también medidas de fuerza en Puerto de Punta Loyola.
Aranguren le puso a la mesa intersindical un ultimátum. Si para el 1 de abril el conflicto no se soluciona, YCRT entrará en el procedimiento preventivo de crisis. De suceder, los 2023 (hay 500 que ya quedaron afuera de la empresa, ya sea por los retiros no tan voluntarios o telegramas de despidos) trabajadores que quedan en la compañía empezarán a cobrar menos y se abrirá una nueva etapa de despidos. “Si quieren seguir teniendo una planta de 2023 trabajadores, tienen que modificar los convenios colectivos”. Esa fue la extorsión de Aranguren. Y como toda extorsión, hace que los tiempos del conflicto se aceleren.
El lunes por la noche, cuando la Gendarmería pretendía ingresar a la ciudad de Río Turbio, uno de los dirigentes presentes era Matías Mazú. El ex intendente y actual legislador provincial fue una de las personas que logró articular políticamente con la Mesa Intersindical. El otro actor clave en esa articulación fue Atanasio Pérez Osuna, actual intendente, detenido esta semana por una causa penal construida a la medida de Cambiemos. No por nada el Gobierno nacional apuntó a la cabeza de los dos dirigentes, que con sus pros y contras dentro de la comunidad, supieron llevar adelante, desde la política, el conflicto vinculado a YCRT.
La intersindical no cerró la posibilidad del diálogo, a pesar de la propuesta extorsiva de Aranguren. Por lo bajo, los trabajadores cuentan que Zeidán les dice a los gremios que acepten la propuesta del Ministro y que luego él podría ir incorporando trabajadores despedidos de a poco. Visto y considerando el descrédito que posee Zeidán –tanto el interventor como el concejal-, ¿quién puede tomar como válida su propuesta?
Entonces, surgen algunas preguntas: ¿cuánto tiempo aguantarán las bases el manoseo de la empresa y el Gobierno nacional?; ¿cuánto tiempo aguantará Río Turbio sin su intendente, una persona que lograba consenso entre los trabajadores?; ¿a quién le conviene un conflicto prolongado? Si el punto límite fijado por Aranguren es el 1 de abril, quedan poco más de 20 días para empezar a tener algunas respuestas. En el interín, todo se tratará de ganar algo más de tiempo.
Por Sebastián Premici – cadenas del sur