La lista DAF Multicolor desplazó a la histórica Azul Arancibia y conducirá el gremio desde diciembre. Laura Ortíz, nueva secretaria general, advierte que el gobierno deberá negociar ahora con una conducción más combativa

La renovación de autoridades en el sindicato docente UnTER trae consigo un giro inesperado: la victoria de la lista DAF Multicolor podría alterar el escenario político a partir de diciembre. El gobierno rionegrino deberá ahora negociar con una conducción de izquierda más intransigente en el gremio más grande entre las organizaciones estatales de la provincia que, ciertamente, condicionará la discusión paritaria del resto.
Docentes Al Frente ganó en 11 de las 18 seccionales de la Unión de Trabajadores de la Educación, entre ellas Bariloche y Roca, dos de las más numerosas. Voto el 57% del padrón, unos 10.600 docentes cuya mayoría puso fin a doce años de gestión de la corriente peronista Azul Arancibia, que sumó este año a la lista Celeste referenciada en la conducción nacional de Cetera, la Confederación de Trabajadores de la Educación liderada por Sonia Alesso de la CTA de los Trabajadores.
La nueva secretaria general se llama Laura Ortíz, tiene 42 años, es maestra de séptimo grado en la Escuela primaria 10 de Choele Choel y profesora de Lengua y Literatura en primero y segundo año de la Escuela secundaria 139 de Pomona. Pertenece a la La Base Decide, una de las agrupaciones que componen la Multicolor junto a la Agrupación Carlos Fuente Alba, la lista 9 de abril, la Violeta y la Fucsia, que revalidó su conducción seccional en Bariloche.

— ¿Les sorprendió la victoria?
— El malestar de los compañeros y compañeras frente a cómo venimos llevando adelante la lucha nos dio el panorama de que era necesario un cambio en nuestro sindicato. También sabemos que hace muchísimos años está esta conducción (Azul Arancibia) y que este tipo de cambios son difíciles. Tengo la sensación de que lo que terminó por definir a los compañeros en su voto es lo que pasa con las auditorías médicas. Es la gota que rebalsó el vaso.
— ¿Qué pasa con las auditorías médicas?
— Antes de la existencia de las auditorías médicas teníamos la figura del controlador médico: era la persona que te visitaba a domicilio, revisaba tu certificado médico y constataba de que estabas cumpliendo con las indicaciones médicas. No cuestionaba el certificado del profesional que te trataba. Ahora las auditorías sí te rechazan o modifican la indicación médica. Por ejemplo, si te dan 10 días de reposo, te lo limitan a tres. El sistema informático que hace esa evaluación es una trampa. Por ejemplo, subís un certificado médico y lo rechazan; subís el mismo certificado sin modificaciones cinco horas después y lo aprueban. Otro ejemplo: a una compañera con un hijo de 21 años en terapia intensiva le negaron la asistencia de familiar enfermo, le respondieron que no correspondía por ser mayor de 18 años, pero el artículo 13 del régimen de licencia habilita a cuidar a tu mamá o a tu papá, entonces no se entiende ese rechazo.
— Te escuchamos decir que la principal diferencia con la conducción actual es cómo se gestionan estos conflictos.
— Entendemos que tenemos un montón de herramientas. En nuestra seccional Valle Medio, por ejemplo, tenemos un abogado particular que nos explicó que hay un montón de decretos que podemos llevar a juicio, como el de las auditorías. El sindicato tiene un equipo de cuatro, cinco, seis abogados y no sabemos por qué no trabajaron con más firmeza para dar de baja esas auditorías. Nos falta información de nuestra conducción central. Lo mismo con la cuestión salarial. Yo creo que hay una separación grande entre la docencia y las familias, porque las familias no apoyan como antes los paros, las definiciones que tomamos. Y la conducción actual dejó que la mayor parte de los medios de comunicación tiendan a priorizar la voz del gobierno, que dice que los rionegrinos somos los docentes mejores pagos del país, que el gobierno invierte en la creación de edificios. El sindicato debería salir a contar la realidad de todo lo que padecemos.
—¿Cómo plantean ustedes la relación con el gobierno?
— Tenemos que vincularnos a partir del diálogo, pero de un diálogo responsable en el que nosotros exigimos y se nos ofrece algo. Es verdad que tenemos varios reclamos (porque la verdad es que durante los últimos años hubo un avance impresionante del gobierno sobre el retroceso de la educación pública): pero si llevamos 30 demandas a una negociación, al menos tenemos que volver con cinco ganadas.
—Hay en general un freno de mano a las medidas de fuerza en los gremios de la educación. ¿Tiene que ver eso con la pérdida de apoyo de las familias?
— Nosotros tenemos un posicionamiento fuerte. Así como criticamos las estrategias que viene llevando nuestra conducción central en Río Negro, venimos reclamando a Cetera más fuerza, porque entendemos que también su conducción dejó de visibilizar la lucha docente, no llamándonos a las calles en momentos en que no tenemos paritarias nacionales que establezcan un piso salarial para todos los docentes argentinos. No somos la única provincia en conflicto, hay siete, ocho provincias que están llevando adelante paros. ¿Quién lo sabe? Sólo unos pocos, los que estamos en tema. Lo único que ofreció Cetera este año fueron jornadas de protesta que no habilitan a la docencia a salir a las calles. Y nuestra conducción central en Río Negro tiene el mismo posicionamiento.
—¿Perdió efectividad la huelga?
—El paro es la única forma legal que tenemos de protesta. Ante el paro lo que tenemos que poder salir a destacar es la cantidad de días de clases perdidas
por problemas de edilicios: de gas, electricidad, goteras, falta de espacio. Este año en algunos lugares estas causas superaron ampliamente los días de clase perdidos por huelga.
—¿De cuánto tiene que ser el salario de un docente?
— En nuestro último congreso establecimos un piso de 1.800.000 pesos. Igualmente, una de las tareas que tenemos que darnos es armar una mesa salarial donde fijemos el costo de vida en cada una de las regiones de la provincia.
—¿De cuánto es hoy el salario mínimo de un docente?
—Alrededor de 1.100.000 pesos por cuatro horas de trabajo, que sabemos que son más horas. Como el salario no alcanza, el docente hace doble turno, que se paga al 60 ciento. La mayoría lo hace en otra escuela, con otro grupo de alumnos, con distintas planificaciones, distintas adecuaciones, que redundan en más trabajo.
Por Redacción
Colectivo de comunicación popular Al Margen

