La transformación radical de muchos de los aspectos de nuestras vidas que está ocurriendo a velocidades inimaginables, hace que reine la desorientación. Sin embargo tenemos las herramientas para organizar la resistencia en nuestras manos.
Son días oscuros los que vivimos, donde la miseria planificada y la anemia de resistencia popular se profundizan. Es difícil ser optimista, pero es más necesario que nunca serlo. Y aunque en río revuelto ganancia de los pescadores (o “piratas de siempre”), lo cierto es que estos climas de incertidumbre atentan contra la propia profundización de las estrategias de saqueo. Muchos inversionistas que apostarían por actividades netamente extractivas, hoy se lo piensan dos veces. Hasta un mega proyecto que agregaba valor a la industria petrolera, como la planta de licuefacción de YPF-Petronas quedó en el filo de la duda. Cierto es que estamos en un pleno periodo de pérdida de capacidades soberanas, que van a llevar décadas recuperar o que no recuperaremos nunca. Ya hemos leído sobre la importancia estratégica de proyectos que se están abandonando como el Reactor Carem o el RA-10, el lanzador Tronador, IMPSA y muchas líneas de investigación y tecnología que se pierden por la renovada fuga de cerebros. Se están dando ventas de tierras públicas, de recursos estratégicos, se están abandonando funciones tan básicas del Estado como el control de la salubridad de los medicamentos y alimentos que consumimos, la educación, la salud, reparar rutas, apagar incendios. Y sí, la mayoría de la gente votó a un señor que decía en campaña que quería destruir al Estado desde adentro y a una vice amiga de Videla. Los votaron por diversas razones, por fracasos de los gobiernos previos, por antiperonismo renovado, por una crisis continuada de muchos años, y no duden que algunos también votan con estupidez. Pero lo esencial es que desde hace mucho tiempo gran parte de la clase trabajadora y sus familias, los pequeños y medianos comerciantes y productores y los jubilados no encontraban soluciones en un Estado que funcionaba para algunas cosas bien, para otras a medias y para otras no estaba. Estamos pasando por un periodo doloroso donde mucha gente está descubriendo todas las cosas en las que el Estado interviene para que la vida cotidiana medianamente funcione. Por ejemplo, que fueras a cargar nafta y te cargaran lo que pedías, que el agua de la canilla fuera potable, que el remedio que compras sea realmente el remedio que compras, que los choferes del bondi que te tomas tengan los descansos correspondientes para estar atentos para manejar, y miles de etc. Cosas que podían funcionar bien o mal, pero que naturalizamos que ante un problema, alguien lo va solucionar más temprano que tarde. Pero ya está pasando cosas como que alguien tiene cáncer y no puede seguir su tratamiento porque los remedios que necesita no se venden en una farmacia, porque los laboratorios solo lo venden a los Estados, y el organismo que se encargaba de esas compras lo vaciaron de recursos y de gente. O que estés en edad de jubilarse y descubras que tus empleadores te descontaron los aportes jubilatorios, pero nunca los pagaron a la Anses, no podés jubilarte y al que te robó esa parte del sueldo no le cobran ni una multa gracias a la Ley bases.
El problema es que estas historias van a surgir como hongos después de la lluvia y podemos quedarnos en el lamento. Más temprano que tarde los dirigentes y empresarios que acompañan a esta ola de destrucción nacional, se van a estrellar. Ya les está pasando, hay obras que no pueden hacer, hay sueldos que no van a poder pagar, hay negocios y puertos que no se van a hacer. Pero en los momentos de crisis, es donde nuestro pueblo siempre saca su cuota rica en solidaridad y organización desde abajo.
Desde abajo
Nunca se va lograr cubrir todo lo que el Estado no hace. Pero si hay oportunidad de crear soluciones y esperanzas. Si no hay semillas del proHuerta, organicémonos los productores para intercambiar semillas propias. Si los supermercados se deliran con los precios, fortalezcamos los nodos de consumo y compras colectivas que acortan la distancia entre productores y consumidores, que fortalecen la economía y el laburo local, que nos permiten abaratar algunos costos. Si va quedando gente en el camino, multipliquemos las manos para levantar a los caídos. Si hay dirigentes que se venden, que no conducen o que se ocupan sólo de la suya, tendrán que nacer otros dirigentes, otras melodías y formas de conducir. Pero lo esencial es construir la salida de este pozo, es pensar las soluciones para cuando este tsunami libertarado pase. No es cierto que no podemos, no es cierto que no sabemos, no es cierto que estamos condenados para siempre. Hemos resurgido muchas veces. Tenemos mentes brillantes, artistas espectaculares, deportistas descollantes, tecnologías envidiables, programadores internacionales, laburantes todo terreno, empresarios y productores campeones en inventiva y supervivencia, tenemos una tierra hermosa con mucha energía de vida y bienes naturales, tenemos mucha gente hermosa, diversa y solidaria, tenemos sangre de esta tierra, tenemos Abuelas y Madres, tenemos militantes y dirigentes que saben gestionar y que no se equivocan de qué lado de la mecha están, tenemos clubes, cooperativas, sindicatos, organizaciones sociales y políticas, mutuales y huertas comunitarias que cultivan soluciones colectivas. Tenemos Memoria, tenemos Pueblo, vamos a resistir el vendaval, vamos a mejorar para volver a reconstruirnos, el futuro es nuestro.
Por Manuel De Paz
Cooperativa de Comunicación Popular Al Margen
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