Como en todo el país, este sábado también se llevará adelante en Bariloche el festival Elijo Crecer, un evento que se realizará de manera simultánea en casi 60 localidades desde Jujuy a Tierra del Fuego en defensa de la ciencia argentina, con actividades gratuitas y abiertas al público de todas las edades. En nuestra ciudad, desde las 9 horas y hasta las 18 habrá charlas en la sala Chonek del Centro Cívico y stands con experimentos, juegos y música en el Puerto San Carlos.
“Queremos contar el trabajo que hacemos en ciencias y tecnologías, los temas que investigamos, defender nuestros satélites, centrales nucleares, vacunas, el patrimonio natural y cultural”, anticipan desde la organización en un marco donde la difusión se hace más que necesaria frente a la feroz campaña de desprestigio que ha lanzado el Gobierno de Milei para justificar el ajuste que lleva adelante en todas las áreas del Estado.
Para acompañar esto, los discursos que vapulean la actividad son viralizados por medios al servicio del poder concentrado y penetran en una sociedad que muchas veces desconoce lo que sucede puertas adentro de cada espacio de investigación, sin conseguir vincular el hacer del sector con la vida cotidiana. Saldar esa brecha es, en parte, una deuda pendiente para comprender realmente lo que está en juego y abismo al que vamos siendo empujados.
“El gobierno actual critica el desempeño de los científicos del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). En las redes circulan términos como el de ñoquis, cuestionando nuestro trabajo a pesar de que ésta es la institución mejor rankeada de toda América Latina”, desanda Fernando Ballejo, doctor en Ciencias Naturales, biólogo e Investigador del Inibioma-CONICET Patagonia Norte en Bariloche y señala al evento como una respuesta a esa situación de desprestigio, pero también como una respuesta a los despidos que están empezando a ocurrir, en principio en el sector administrativo.
“Estamos preocupados, no solamente porque eso pueda repercutir en despidos hacia nosotros en el futuro, sino porque se va desestructurando el entramado del CONICET”, dice y remarca que en el CONICET no sobra gente, más bien falta personal para que funcione correctamente. “Frente a esa situación, una forma de protesta es mostrar en lo que trabajamos y hacer este evento que tiene como particular que es federal y que a nivel local nos pusimos de acuerdo entre los distintos institutos de ciencia de Bariloche”.
¿Qué se hace?
Adentrarse en la labor que llevan adelante investigadores y científicos, y revalorizar desde la comprensión este hacer, es quizás una de las tareas más importantes del momento para entender que eso que parece tan ajeno tiene absolutamente que ver con nuestro cotidiano.
Consultado sobre su trayecto en el ámbito de la investigación, Fernando narra que trabaja en biología de la conservación, generando conocimiento que ayude a solventar problemas que tienen que ver con la fauna y la relación con los humanos. “Estoy asociado con un trabajo que tiene que ver con las aves carroñeras, particularmente el cóndor, una especie emblemática que está en una situación muy vulnerable. Y lo que hago es tratar de conocer la relación que tienen las aves carroñeras con los humanos: una pata que tiene mucho que ver con las ciencias sociales (entender por qué hay gente que considera que estas aves son dañinas) y buscar una forma de que ese conflicto que hay entre los humanos y estas aves se mitigue”, explica.
¿Y eso para que sirve? Fernando explica cómo, a través de la labor científica, se demuestra -y se pone en valor- que estas aves realmente son limpiadoras de los ambientes y brindan ese servicio que tiene que ver con la remoción de cadáveres y enfermedades asociadas. “Estoy tratando de medir eso, incluso la idea es transformar esa información en los valores monetarios que implica”, dice, por si hace falta pasar a números concretos, algo propio de estos tiempos.
“Uno sabe que las especies tiene un valor intrínseco, que están ahí por el valor mismo la especie, pero hay personas a las que ese argumento no les convence, entonces necesitamos tener otros argumentos”, continúa y por si hace falta sintetizar en lo productivos, señala que también en los números hay resultados: “La idea es mostrar que el sistema, funcionando correctamente, genera ambientes saludables que nos ahorran plata porque nos evitan gastar para reemplazar los servicios que nos brinda la naturaleza. Son millones de dólares que se ahorran, a nivel más global”, detalla y lo pone en estos términos que se gusta escuchar.
En su caso, va a participar con un reconocido personaje que ya ha cobrado vida propia: Evaristo el Cóndor: “Va a estar en la entrada del festival indicando las cosas que van a encontrar y un poco hablando de las cosas que puedo hacer yo. Lo uso mucho para divulgar las problemáticas de la conservación y ahora también para para divulgar otras cuestiones que tienen que ver con los ambientes y las especies”.
Otro punto que se pone de relieve en estos días es entender que detrás de un científico que ha logrado grandes descubrimientos, hay una trayectoria completa de partes. “La gente puede llegar a esperar que las inversiones vayan en esas personas, pero a las ciencias hay que pensarlas como un gran sistema donde los individuos son elementos de ese sistema. Una frase que se adjudica a Newton dice algo así como vi más lejos porque me paré sobre hombros de gigantes. Nosotros cuando publicamos o tratamos de llegar a una conclusión siempre tenemos que ver lo que se hizo antes”.
Lo cierto es que basta preguntar por el recorrido andado a lo largo de la carrera, para derribar cualquier discurso de los que andan rondando. Y es que el esfuerzo es mucho, volviendo a medir como se gusta en estas horas: todos alcanzaron sus puestos por concurso y la evaluación de sus pares. El recorrido de Fernando es uno de ellos: hizo la Licenciatura en La Plata y después el Doctorado en la misma ciudad, y esos largos años de estudio y practica eran solo el principio.
“En el marco de mi carrera científica seguí todos los pasitos que uno tiene que seguir para llegar acá, que no es fácil. La Carrera del Investigador es una carrera realmente meritocrática. Para entrar al CONICET tenés que tener una licenciatura, después el doctorado, para el cual hay que competir. Y eso no alcanza: tenés que hacer posdoctorales y hay otra etapa de filtro donde hay que volver a competir. Si vos pasas esa etapa podés llegar a generar antecedentes científicos suficientes que implican muchas publicaciones científicas como para poder volver a competir y tratar de entrar en el CONICET. Los que llegan realmente tuvieron que pasar por situaciones de mucho esfuerzo. Para mí uno de los logros más importantes en mi vida fue haber entrado a la carrera de investigador y de lo que más orgulloso me siento, ahora vapuleado por todas estas políticas”.
Ataque al engranaje
“Creemos que el sector científico es fundamental para el crecimiento del país y nuestros trabajos de investigación los hacemos con pura pasión. Ninguno es científico porque quiere hacer dinero sino porque realmente le gusta lo que hace”, dice por su parte Lucas Mongiat, investigador adjunto del CONICET, quien se desempeña en el departamento de Física Médica del Centro Atómico Bariloche. Biólogo de formación, actualmente se dedica a las investigaciones biomédicas, en particular neurociencias, estudiando un fenómeno denominado neurogénesis adulta, que es la formación de neuronas nuevas en el cerebro de los adultos.
Pero, por estas horas, lamentablemente la noticia no es el entramado apasionante que se desprende de este hacer, sino que impera la defensa frente a los ataques al sector científico, que va desde campañas de desinformación al desfinanciamiento de las instituciones. Se suma, además, la decisión de eliminar contratos del sector público, personal contratado que desde hace cinco, diez, 20 o 30 años viene trabajando de esta manera: contratados años a año por lo que se llama el artículo 9 de Servicio Nacional de Contratación Pública. “En el ámbito de ciencia son alrededor de 1.300 personas que están contratadas de esta manera y que son fundamentales para que el CONICET funcione”, detalla.
Por otro lado, explica, la ciencia se financia a través de subsidios de investigación: uno escribe su proyecto de investigación, lo manda a evaluar, y los organismos que financian esto son organismos internacionales que -a través de lo que es el Fondo Nacional para las Ciencias y la Tecnología- lo que hacen es que tiene compromisos con estos organismos internacionales, que son el barco Interamericano de Desarrollo, la Confederación Andina de Fomento, etcétera, que financian los proyectos de investigación. “Nosotros todos los años presentamos proyectos de investigación y ya están adjudicados, sin embargo, en lo que va del año no depositaron un solo peso de esa plata, con lo cual las instituciones no tienen para pagar los servicios, los investigadores no tienen plata para investigar, porque, aunque está la plata hay una decisión política de no asignarla”, completa y agrega otra problemática muy grave que es el recorte en el número de becas otorgadas, una instancia, que, como señalábamos más arriba, requiere de una largo recorrido de esfuerzo y formación, además de evaluación constante, para acceder.
“Esa idea que se está instalando que está lleno de ñoquis es totalmente falsa: las personas están poniendo el lomo para que las instituciones funcionen”, completa Lucas y retoma el corazón de las jornadas de estos días: “La idea es que mediante distintas actividades de divulgación podamos llegar a la gente a transmitir un mensaje claro de cuál es nuestro rol en la sociedad y visibilizar estas problemáticas que estamos sufriendo como sector”.
Por Violeta Moraga
Cooperativa de Comunicación Popular Al Margen
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