A partir de la necesidad de participar en alguna de las marchas que veían por las redes, un grupo de jóvenes de entre 16 y 30 años se preguntó: ¿Por qué hay que irse para celebrar el orgullo? ¿Por qué no hacer una acá? Es así que empezaron a organizarse en mayo de este año con la idea de preparar la 1ra Marcha del Orgullo LGBTTIQ+ de la Región Sur.
De este modo, en el espacio del programa preventivo promocional ECOS dependiente de la SENAF Río Negro, empezaron a programarse encuentros y reuniones que en un principio convocaban charlar sobre las cosas que les pasaban y a darle contenido a la idea de la marcha. “Se reflexionó mucho sobre la expulsión social que sufren las identidades y cuerpos disidentes, sobre la necesidad de reclamar por una ESI que no sea heteronormativa, por el acceso a la salud mental, se pusieron en común aspectos sobre la discriminación, la diversidad en la zona rural y también sobre el rol de la familia en el proceso de salida del clóset”, cuentan desde el espacio La Grupa Wawel Niyeo.
En función de todas esas puntas quedaron proyectos comunicacionales abiertos a futuro y la intención de seguir activando desde la Grupa, más allá de la marcha.
Ya más cerca de la fecha de la marcha el trabajo fue de difusión en algunos medios y también en el armado de cartelería, ornamentación, gestión de permisos y recursos junto a la Coordinación de Género y Diversidad, oficina municipal que tiene apenas un año de existencia bajo ese nombre (anteriormente durante el gobierno de Mario Del Carpio existió una secretaría de género) y cuya continuidad aún no se confirma.
Con este largo recorrido de fondo, el sábado 2 de diciembre se llevó a cabo el cronograma del evento: A las 10 hs se pintaron 4 sendas peatonales con los colores del arco iris en la AV. San Martín, a las 16 hs inició una feria transfeminista y la concentración para el inicio de la marcha que fue a las 18hs.
Finalmente, alrededor de 40 personas marcharon, celebraron y acompañaron el evento que continuó con la presentación de artistas locales y se extendió hasta cerca de las 22, dando lugar a la 1ra Marcha del Orgullo LGBTTIQ+ de la Región Sur.
Texto y Fotos Carolina Blumenkran
¿Por qué hay que irse?
La pregunta rebotó días enteros en mi cabeza. Hace algunos meses, tomando mates en la plaza, le conté a mi hermana Efra que tenía unas ganas locas de viajar a Buenos Aires a la Marcha del Orgullo de este año. ¿Por qué hay que irse? -respondió ella- ¿Por qué no hacemos una acá? Será la costumbre instalada en nuestros cuerpos como un software malicioso: cuando nace un profundo deseo asociado a nuestras identidades, sexualidades y afectividades, el primer impulso es irse. Irse a transicionar, irse creyendo que une va a vivir en paz si se camufla entre la muchedumbre y las casas apiladas y los micros estallados. Irse para amar, irse a dejarse amar. Irse a marchar, irse para sentir orgullo en una avenida no propia. Irse y apagar los interruptores hasta de las memorias: cortar, sanar lejos. Morir allá donde nadie conoce el nombre impuesto y al desconocerlo no pueden lanzarlo sobre la identidad conquistada como escombros de una estructura que se niega del todo a caer. ¿Por qué hay que irse? Hace algún tiempo tuve amigues que si estábamos en mi casa eran lo más pero en la calle o en la escuela me hacían bullying o me desconocían. Voy a marchar pensando en elles. Voy a marchar con el corazón emocionado y puesto en la figura de mi mamá, una orgullosa madre para mí. En mi papá que no ha dudado en defenderme frente al acoso callejero, a la sexualización que sufrimos las personas de la comunidad aún cuando somos niñes. Voy a marchar con estos objetos en mis bolsillos, los que me fueron salvando del maldito clóset y del boleto que compraron muches para escapar del odio, de la falta de acceso a derechos, del desempleo. En este pueblo hay muchos lugares en ruinas. Espacios derruidos tiran piedras que ya no nos lastiman. Voy a marchar feliz pero no voy a olvidar ni un segundo el nombre Tehuel. Voy a llevar el orgullo como bandera pero también como pliego de demandas. No voy a irme esta vez. Voy a ser un Fran que marcha con las violencias estampadas en la cuerpa pero con la alegría de saber que el lugar donde une se queda es, en realidad, lo colectivo. De los territorios podemos irnos siempre que el deseo nos guíe. No por miedo, por vergüenza, por desamor o por la fuerza. Al clóset no volvemos nunca más.
Por :“La Grupa Wawel Niyeo”
Cooperativa de Comunicación Popular Al Margen
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