La Comisión de Auxilio del Club Andino Bariloche junto a la empresa de alta tecnología INVAP fabricaron un modelo innovador de camilla de rescate resistente a la geografía y al clima patagónico.
Como un gato montés la camilla se adapta a los más diversos terrenos, rapela paredes verticales, se desliza por la nieve, se mantiene a flote en el agua, se cuelga por una tirolesa y puede ser izada por un helicóptero. Este proyecto se propuso concretar un antiguo sueño de la Comisión de Auxilio (CAX) que consistía en que cada refugio tuviera un medio propio para transportar a las víctimas.
La CAX se creó en 1934 cuando dos alpinistas italianos que pretendían coronar la cumbre del Tronador -hasta ese momento intacta- desaparecieron en una tormenta de nieve a 3600 metros de altura. Otto Meiling y Germán Clausen fueron los primeros en explorar la zona de glaciares durante cuatro días. Regresaron convencidos de que fuerzas irresistibles de la naturaleza habían empujado a los alpinistas al abismo oeste del ventisquero Casa Pangue.
Desde entonces un grupo voluntario de montañistas, entrenados para mantener la calma ante el peligro, sostiene una guardia de 24 horas, todos los días del año. Buscan a los que se perdieron, bajan a los que se lesionaron, rescatan a los que fueron arrastrados por una avalancha.
-Me siento bien -dice Gabriel Goin, miembro de guardia de la CAX-. Me voy a dormir más tranquilo cuando ayudé a una persona que estaba en riesgo.
Hasta ahora la CAX usaba camillas importadas -pensadas para otros terrenos y con otros recursos de equipamiento. Después de 6 años de trabajo conjunto entre voluntarios de la CAX e INVAP se logró fabricar una camilla específica para nuestra geografía. INVAP organizó un concurso interno y se presentaron seis proyectos. El diseño ganador consistió en una camilla de plástico con estructura de aluminio y accesorios de metal, que se divide en dos partes para ser cargada en una mochila hasta el lugar del accidente. INVAP colaboró también con el trabajo de ingeniería y puso a disposición un torno robot de seis cabezas para armar el molde de la camilla.
La Huiña fue diseñada para ser trasladada a pulso por estrechos y empinados senderos expuestos al clima patagónico. Se construyeron cuatro camillas muy livianas -14 kilos- para los refugios más visitados de la zona. Cada una fue bautizada con el nombre de un refugiero que hizo historia en el andinismo argentino: Gino Pertile por Laguna Negra, Ian Schwer por Frey, El Chule Lamuniere por Jacob. En pocos días va a subir la cuarta al cerro Tronador.
Esta aventura fue posible gracias a la gente que creyó en el proyecto, a las donaciones de las víctimas rescatadas -que saben muy bien el valor de este instrumento-, a los fondos propios de la CAX y a los diseñadores de INVAP que invirtieron horas de su tiempo para inventar un modelo de camilla eficiente y resistente al terreno, con el solo incentivo de un barril de cerveza artesanal como premio. Pero en especial a la labor incalculable de los pibes y pibas de la CAX.
Los ideadores de la Huiña imaginan que este producto argentino, con certificación de normas ISO, que compite en precio y calidad con otras camillas, pueda fabricarse en masa para centros de salud rurales, para rescate en la prefectura y para equipar otros refugios de la Patagonia.
Por Verónica Battaglia
Cooperativa de Comunicación Popular Al Margen