Con más de 70 films en las 11 categorías de competencia, el próximo lunes 19 de septiembre arranca la sexta edición del Festival Audiovisual Bariloche (FAB). Al Margen dialogó con Diego Carriqueo, organizador de estas jornadas, para trazar un mapa de lo que se viene.
“Nosotros también, con tantas películas, queremos contar algo”, dice Diego Carriqueo, de cara a esta sexta edición de un festival que ya tiene peso propio. Porque no en vano a lo largo de estos años ha sabido construir una identidad que le ha permitido sostenerse en el tiempo, abrazado por una comunidad que también lo ha hecho parte de su rito cultural y que vive estos días como una fiesta.
Y en ese contar, el mosaico que se viene construyendo logra en estas fechas el tinte federal que se propone desde sus orígenes. Historias de Tucumán, Chaco, Mendoza, tratan de descentralizar y seguir aportando a la interculturalidad de la muestra. “Desde el primer festival siempre tuvimos la idea de que sea federal, distribuimos así los cupos y porcentajes, porque por una cuestión lógica el mayor porcentaje suele ser de Ciudad de Buenos Aires (CABA). También sumamos la competencia patagónica de largos y se agregan producciones del sur de Chile. Tenemos 14 largos, 14 historias súper genuinas”, describe Carriqueo.
Así, si bien esta intención surge desde el mismo nacimiento del FAB, es ahora que empieza a verse reflejada. “El festival realmente se conoce en el país, está instalado en el ambiente, en Bariloche y la Patagonia. Y eso también tiene que ver con nuestro perfil de programación. Siempre tratamos de generar varios espacios para que sea un verdadero encuentro. Esa es la idea, sobre todo en estos momentos donde hay que aunarse y pensar bien cómo se continúa”, agrega. Justamente, uno de los momentos del FAB será el Encuentro Federal de Realizadores.
La cita ya ganó lugar en las agendas: los números hablan por sí solos. Este año hubo 90 producciones preseleccionadas de un total de 600. “No es un festival de alfombra roja, que podríamos haber hecho. Pero elegimos traer personas que nos dejan algo -se aguarda la llegada de 100 invitados- y el perfil que le hemos dado, justamente, ha hecho que trascienda y que tenga vida propia”.
El encuentro
La programación es sumamente completa y para desplegar el mapa de opciones –todas con entrada libre y gratuita- basta con ingresar en la página del FAB (www.festivalfab.com.ar) y elegir la propia aventura. Sin embargo, vale la pena destacar algunas de las actividades que se dan por fuera de la sala convencional, como el autocine. “Es un atractivo vintage”, dice Carriqueo, quien asegura que como público es uno de los momentos a los que seguro asistiría. “Hoy todo lo que es material audiovisual de consumo industrial va por internet, Netflix, redes sociales. Estamos cómodos en casa pagando un servicio, cuando en realidad el cine en sus orígenes y principios siempre fue un momento de encuentro cultural y social. Con el autocine tenemos ese atractivo de revivir un momento de compartir con la gente, con la particularidad que tiene esa proyección”, describe. Pájaros volando y No llores por mí Inglaterra, son las películas que podrán apreciarse en este ambiente.
Otro atractivo es la sección de “Video, arte e instalaciones” donde participan 4 obras que manejan diferentes modos del lenguaje audiovisual y donde confluyen desde cuestiones plásticas a sonoras. Asimismo, destacan funciones especiales de Cine científico, como las que habrá en La Baita con tres proyecciones, Cocachauca, de Julieta Gutiérrez y Analucia Roeder; Glaciares, agua del futuro, de Pablo Kuhnert y El volcán adorado, de Fernando Krapp. Este año se incorpora además la sección competitiva “Laboratorio de guiones”
En definitiva, el recorrido es amplio y nutrido y deben destacarse también los seis talleres abiertos al público que se estarán dando a lo largo de la semana: Cine documental, transmedia, video comunitario, animación, captura de audios, pixelation, son algunos de ellos. “Estamos recibiendo cantidad de inscriptos y muchas consultas son de pibes de primero y segundo de las carreras de cine. Para nosotros eso es un acierto, que también empezamos a ver en esta sexta edición: la juventud que esta atraída por este festival. En los primeros años me parecía que siempre se miraba hacia otros festivales, pero creo que ahora se logró una valorización del FAB de parte de todos los productores, los realizadores y los estudiantes de la zona. Hay material preparado especialmente para este festival”.
Cabe destacar que este año se seleccionaron 12 producciones de estudiantes y docentes de la Licenciatura en Diseño Artístico Audiovisual, que se dicta en la sede de El Bolsón de la Universidad Nacional de Río Negro (UNRN).
Así, una vez, más los motores ya se precalientan para los días por venir y Carriqueo no deja pasar por alto la decisión política que hay de apoyar al Festival, que cuenta con la organización de la Secretaria de Cultura de Río Negro. “En estos momentos donde la cultura está siendo atacada me parece sumamente importante que tengamos estas actividades, accesibles para todos. Es una decisión política que se siga haciendo y creemos que es un gran acierto y eso destacamos. No nos quedamos con la idea del cine para cineastas”, señala en torno a todo lo que se mueve alrededor del FAB: “El cine también puede ser una herramienta de trasformación social”.
Por Violeta Moraga
Equipo de Comunicación Popular Colectivo al Margen