El Estado tiene identificados en Bariloche tres lugares de reclusión ilegal durante la última dictadura. Sin embargo, sólo uno se encuentra señalizado.
La Escuela Militar de Montaña no fue el único eslabón en Bariloche del circuito de represión ilegal en la Argentina. Aunque no estén señalizados con cartelería, la Comisaría 2 del Centro Cívico y el Escuadrón 34 de Gendarmería sobre calle Fagnano están incluidos por la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación en un listado de lugares de reclusión ilegal del terrorismo de Estado.
El secretario de Derechos Humanos de la Provincia, Duilio Mineri, tiene en agenda señalizarlos. Así lo aseguraron a Al Margen desde el Archivo Provincial de la Memoria. Una intención que data -al menos- de 2017 cuando fue señalizada la Escuela Militar de Montaña donde funcionó en su vieja cancha de pelota paleta un depósito de presos políticos torturados, entre marzo de 1976 y marzo de 1977.
Río Negro tiene señalizadas, además, la Comisaría 4 de la Policía provincial en Cipolletti y, en Viedma, la delegación de la Policía Federal, la Comisaría 1 y la Escuela de cadetes de la Policía provincial. En la capital, asimismo, fue creada como Espacio de la Memoria la Casona Eduardo “Bachi” Chironi.
En la Argentina hay 762 lugares identificados como alojamiento clandestino o ilegal de personas privadas de su libertad por razones políticas. La nómina fue confeccionada por el Registro Unificado de Víctimas del Terrorismo de Estado de acuerdo a los testimonios que así lo acreditan. Doce se encuentran en Rio Negro (tres en Bariloche, dos en El Bolsón, uno en Sierra Grande, uno en Cinco Saltos, uno en Roca, uno en Cipolletti y tres en Viedma).
La ley nacional 26.691 declara como Sitios de Memoria del Terrorismo de Estado a esos lugares que funcionaron como centros clandestinos de detención, tortura y exterminio, o puntos de apoyo con detenidos en tránsito, o que alojaron personas detenidas ilegalmente de forma eventual por períodos cortos de tiempo en cumplimiento de tareas propias de su función de policía u otras.
“La clandestinidad del accionar de los grupos de tarea que operaron en y desde cada centro clandestino de detención, el ocultamiento y la destrucción de prueba por parte de los responsables de su instalación y de su funcionamiento, impiden todavía hoy el conocimiento cabal de la real dimensión del plan represivo y de los recursos que el terrorismo de Estado debió habilitar para su concreción”, sostiene el último informe de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación.
“Por lo que los testimonios brindados por las propias víctimas (personas que habiendo estado recluidas en esos centros recuperaron su libertad), siguen siendo la fuente primaria, y principal, para señalarlos e identificarlos”.
Por Pablo Bassi
Cooperativa de Comunicación Popular Al Margen
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