Para quienes gustan del humor ácido y satírico, Revista Barcelona es y ha sido una compañía necesaria a lo largo de sus 18 años de historia. Con la excusa de que recientemente celebraron su revista impresa Nro. 500, conversamos con Fernando Sánchez, uno de sus fundadores.
-¿Cómo se hace para existir luego de 500 números, cuál es la receta?
Si tuviese una receta sería genial, la verdad es que podría decirte que es un milagro pero en un punto también sería injusto definirlo así. La revista se sostiene por dos razones: porque somos unos obstinados que queremos seguir haciéndola y, por otro lado, tenemos una todavía gente que la compra y que la banca, tanto en la versión de papel como la digital.
Agnósticos como somos, no pensamos que los milagros existen, esta revista es producto del esfuerzo y las ganas de los lectores y lectoras de seguirla comprando y consumiendo. Nosotros seguimos como cabezas duras insistiendo en hacerla.
-¿Cómo se fueron acomodando? ¿En qué momento pasaron a lo digital?
Viste que Facebook recuerda cada tanto algunas cosas que vos ni siquiera recordabas… Es una memoria un poco rara esa que te ofrece pero bueno, me hizo acordar de que hace 9 años lanzamos la primera web, nuestra primera versión digital. Hoy la revista mutó en una plataforma que es un lugar donde alojamos no solamente la revista de papel, sino otras publicaciones semanales que estamos haciendo; la Revista Dominical que sale los domingos que es una especie de Barcelona pero más chiquita y la Revista Todo Posta que es un dixit donde ponemos las cosas que van saliendo en los diarios y en las redes que podrían haber sido publicadas por Barcelona originalmente por el nivel de absurdo y que, sin embargo, fueron publicadas realmente por medios supuestamente “serios”. Es una plataforma en la que la gente se suscribe y nos banca, como hacen muchos otros medios alternativos que se están sosteniendo con el apoyo de suscripciones, la verdad es que no es fácil sobrevivir en estos momentos. El papel a esta altura es casi un producto vintage, no sé cuánto tiempo más lo podremos sostener y la verdad es que el apoyo de los suscriptores es fundamental.
-¿Se divierten haciendo Barcelona?
Nos divertimos, nos divertíamos mucho más antes cuando éramos más y estábamos todos juntos en una redacción. Nos achicamos un poco y además, estos últimos años de pandemia nos obligaron a trabajar de manera remota. Esa dinámica que extraño mucho, que es la del grupo, de generar ideas y cosas todos juntos está dejada de lado por fuerza mayor.
Aun así, nos seguimos divirtiendo porque si no, no la seguiríamos haciendo. La verdad es que para quienes hacemos la revista, nunca fue un negocio en sí mismo. Nosotros tenemos que trabajar de otra cosa para poder hacer Barcelona. La razón por la cual la hacemos es la militancia, la resistencia y reírnos un poco de nosotros mismos y de nuestros colegas.
-Sus lectores y lectoras tienen la suerte de poder consumir periodismo satírico, que es tan difícil a veces de conseguir…
Si, la verdad es que no hay mucho. En las redes aparecen y desaparecen algunos intentos pero de manera sostenida y más o menos profesional como creemos que lo hacemos nosotros no hay. Ya vamos 18 años y me parece que es una experiencia curiosa y no hay muchas en el país, en el continente hay algunas igual de chiquitas que nosotros, independientes. Hacemos lo que podemos y las redes nos ayudan a difundir los contenidos.
-¿Sigue firme la convicción de ser “una solución europea a los problemas argentinos”?
Si, en realidad eso obedece al origen de la Revista. Barcelona como grupo que intentaba ser una revista empezó en el 2001, que era un año bastante tremendo en el que muchos de nuestra generación, sobre todo periodistas y artistas o diseñadores gráficos teníamos como la meca en Barcelona, el lugar en el que nuestro talento iba a ser reconocido.
En aquel momento, los que no podíamos irnos dijimos “hagamos nuestra propia Barcelona acá” y así fue. La bajada del diario Clarín nos llevó a esa parodia, ya es como medio absurdo, son esos nombres que quedan y se hacen marca.
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Por Mariela Martínez y Julia Biagioli
Cooperativa de Comunicación Popular Al Margen