El Estado argentino tendrá la oportunidad de redimirse e investigar qué ocurrió durante los meses de 1920 y 1921 en Santa Cruz, donde el Ejército fusiló a 1500 obreros rurales
La gobernadora Alicia Kirchner ordenó a la Secretaría de Derechos Humanos de la Provincia a presentarse como querellante en una causa que tramita la Justicia Federal en Caleta Oliva y a solicitar que los crímenes del Estado contra 1500 obreros rurales sean declarados delitos de lesa humanidad. Ergo, imprescriptibles.
El anuncio fue realizado en un acto en Casa Rosada, donde la gobernadora repasó las actividades que conmemoraron en 2021 el centenario de las huelgas patagónicas, como el certamen binacional de literatura “Osvaldo Bayer” organizado desde hace algunos años por la Asociación Trabajadores del Estado.
Estuvieron presentes familiares de las víctimas; Esteban Bayer, hijo de Osvaldo Bayer, investigador de los hechos; Rubén Mosquera, el autor de “Las putas de San Julián”, la obra que relata cómo las prostitutas santacruceñas se negaron a acostarse con soldados y oligarcas en solidaridad con los obreros.
Esteban Bayer encabezó también un acto frente a la Estancia Anita, a 40 kilómetros de El Calafate, donde fueron fusilados más de 120 obreros que antes de morir cavaron su propia fosa. Cantaron allí “Arbolito” y el “Quinteto Negro La Boca”.
En 1920 los obreros rurales trabajaban 16 horas por día con un franco por semana. Arreaban ovejas a 20 grados bajo cero lejos de sus familias y dormían sobre cueros, cobraban con vales que canjeaban en los negocios de ramos generales propiedad de los estancieros, la mayoría de nacionalidad inglesa, que a lo largo de una extensión posible de 100.000 hectáreas exportaban lana a Londres.
La Sociedad Obrera de Río Gallegos reclamó una pieza que no fuera ocupada por más de tres hombres, desinfectada una vez a la semana, luz a cargo de los patrones (con entrega de velas), una estufa por pieza, tres platos en cada comida, colchón y cama por cuenta del patrón, no trabajar a la intemperie en caso de nieve, botiquín con instrucciones en castellano. Algunos propietarios accedieron a las peticiones, otros no y eso disparó la huelga.
Durante meses, los obreros fueron perseguidos: desalojados de los comedores y dormitorios, asediados por militantes de la Liga Patriótica, detenidos por los más de 260 soldados enviados desde Buenos Aires. Los más radicalizados se enfrentaron en armas tomando de rehenes a patrones, sin lograr revertir el destino de una batalla heroica.
Cooperativa de comunicación Al Margen