Es una bomba por estallar: los dueños de viviendas subieron los precios de alquiler por encima de la evolución de la inflación y el aumento de salarios. Otros, directamente, prefieren ofrecer su casa a turistas. Más de 300 inquilinos barilochenses se organizaron por WhatsApp y reclaman la intervención urgente del Estado municipal.
El 24 de noviembre, a días de vencer el contrato de alquiler de la casa donde vive, Nahuel Camilletti posteó en Facebook: “Cambio mi búsqueda. Busco algo de una habitación donde se puedan quedar mi mujer y mi hija. Yo me voy a armar una carpa en el centro cívico y hasta no tener una respuesta de parte del intendente no me voy a mover. Tengo trabajo en blanco, garante y no puedo conseguir nada digno. Si no es por el perro es por mi hija y si no porque piden $80 mil (más de lo que gano)”.
Una semana después, Camilletti nos cuenta que está desesperado. Aún no consiguió nada.
El posteo tenía horas atrás 373 likes, 69 compartidos y decenas de comentarios. Está en el grupo “Solo alquileres PERMANENTES Bariloche”: una página con 14 mil usuarios que funciona como vidriera de oferta y demanda, pero también de debate.
Allí, en otro posteo, Leandro se dirige a alguien: “Yo soy de acá y alquilo hace casi 15 años. Siempre jodieron con los chicos y las mascotas, pero veías un par de opciones y elegías. Hoy no es así. No entiendo en qué suma tu opinión, si ante una problemática social sólo mirás tu ombligo”.
También está quien dice que en Bariloche alquilar siempre fue difícil, que los inquilinos destrozan departamentos y casas y dejan servicios impagos.
Yo también busqué alquiler durante cincuenta días en los que sentí algo parecido a la frustración. Tengo archivadas en el teléfono 87 conversaciones con trabajadores de inmobiliarias, dueños de inmobiliarias, cuentapropistas, amigos, contactos, personas que pudieran acercarme a una vivienda en alquiler. Les escribí cada diez días mientras leía los clasificados de cada viernes en la revista ABC en los que, a veces, había cero oferta de dos habitaciones.
En otro grupo de Facebook, Mariana Mannelli posteó una foto ajena de bolsas de residuos amontonadas, una bici de chicos, lavarropa, un banquito. “Ayer por la tarde me desalojaron sin previo aviso de la casa donde alquilaba junto con mis tres hijos busco alquiler urgente se agradece difusión”, dice la imagen.
Mannelli es inquilina e integra un grupo de WhatsApp con 257 contactos (el número máximo que permite la red social), que asimismo tiene un grupo gemelo con otros 59 contactos de personas con problemas para alquilar. Ambos se organizaron en menos de 24 horas y decidieron como primera medida convocar a una reunión en el Centro Cívico el lunes pasado.
Allí se circularon ideas más y menos extremas: constituir una cooperativa de vivienda, tomar tierras, solicitar al Ejército la cesión de terrenos, que el Estado parcele. También se comentó la experiencia del municipio de Villa La Angostura, que subarrienda casas a precios acordes al salario de trabajadores.
Roberto Díaz, referente en Rio Negro de Inquilinos Agrupados, la organización que impulsó la nueva ley de alquileres, comenta que tiene planeado enviar una carta al Consejo Deliberante y al intendente Gustavo Gennuso, para que Bariloche adopte una medida similar a la que adoptó Villa La Angostura.
Díaz comenta que no existe control de la municipalidad sobre la oferta clandestina de viviendas (no aptas para el turismo), concentrada en sitios como Trivago, Airbnb o Booking. “El Estado podría fijar una multa para todas estas ofertas”, dijo Díaz. “El que no quiera pagarla, debería volcar su vivienda al alquiler permanente” .
Por Pablo Bassi
Cooperativa de Comunicación Popular Al Margen
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